"Ninguno de los terceros crece como se dice que crecen"

Jorge Daniel Giacobbe habla del año electoral y esboza números que reflejan un empate técnico entre Macri y Cristina

­Uno de los rasgos esenciales de la forma republicana de gobierno, es la elección de los poderes que la integran. La emisión del voto es, según expresan los constitucionalistas, el acto cívico por el cual los ciudadanos exteriorizan la voluntad de designar a sus autoridades. Hay libertad para elegir y ser elegido. Y del pluralismo democrático o alternancia en el poder, abrevan -entre otras- las exigencias de credibilidad y transparencia.

Desde esa mirada, que no rehúye aspectos de la historia institucional de nuestro país, La Prensa dialogó con Jorge Daniel Giacobbe, prestigioso analista político y consultor en opinión pública sobre los desafíos en un año electoral.


- ¿Cómo se presenta el panorama electoral para 2019?
- Los números que tenemos difieren un tanto de los que poseen otros colegas. En nuestras mediciones, Cristina y Macri cuentan, en intención de voto, con más del 30%, cada uno de ellos. Miden 35 y 33, respectivamente. De modo tal que dejan afuera no un 40%, sino 30. Es cierto que la sociedad o la opinión pública está dividida en tres grandes grupos de necesidades diferentes. Ahora bien: el sistema político no tiene un producto para cada una de esas necesidades, sino que para dos necesidades tiene un producto, y para la tercera tiene varios productos.

- En términos de medición, ese tercer grupo, ¿cómo se integra?
- Dentro de ese 30% que tiene la necesidad genérica llamémosla "no me gusta Cristina ni me gusta Macri", ¿cuántas cañas van a estar pescando en esa laguna? La izquierda, Margarita Stolbizer, el Peronismo Federal. A ese 30% hay que sacarle los 5 puntos que se lleva la izquierda. Además, no van 3 candidatos, sino 9. Si 2 -Cristina y Macri- se reparten el 70%, los otros 7 candidatos se reparten lo que queda, y eso achica las posibilidades de todos. El escenario va a ser que la tercera fuerza política pueda aspirar como mucho a 12, 15 o 20 puntos, pero no a 30 para ver quién entra en el ballotage.


- ¿Qué otros datos arroja el seguimiento efectuado durante el mes de enero último?
- Ninguno de los terceros crece como se dice que crecen. Y en esto afirmo que Massa no mide, Urtubey no mide, Lavagna no mide, Espert no mide. Nadie mide más de 8 puntos. El día que tengamos clara la oferta, ese que mide 8 puntos va a ser el refugio de toda la gente que no quiere a Macri, porque Cristina, va a medir 10, 12 o 15, pero nunca va a tener 30. En primera vuelta los datos que tenemos son Cristina 35 y Macri 33. Esa es la medición efectuada durante enero. Dos puntos de diferencia para uno o para otro, está dentro del margen de error, es un empate técnico. La verdad que poner el acento en que uno le lleva ventaja a otro sería por lo menos una imprudencia. Lo cierto es que están así, muy empatados. Claro está, que a ninguna de las dos fuerzas que dominan el escenario político electoral, y concitan la atención generalizada, le da el cuero como para imponerse sobre la otra. Las dos tienen un buen caudal, y cierto nivel de desgaste. Las dos reúnen el odio de una porción muy importante de la sociedad. En ese clinch (que tal como sucede en el boxeo limita la libertad de movimientos), se van a obligar a ir a una segunda vuelta.

BALOTAJE

- ¿Qué es lo que pasa en una segunda vuelta con la opinión pública?
- El 30% que no quiere votar ni por Macri, ni por Cristina, ni en la general ni en las PASO, se va a ver forzado a sufragar por alguien en la segunda vuelta. Tiene que decidir entre Frankenstein y El Hombre Lobo. No le gusta ninguno de los dos, pero tiene que decidir. En las encuestas, de ese 30%, el 10 define y vuelve a dejar la elección empatada: 42 a 40. Pero insisto: dos puntos es muy poco. Queda afuera el 18% del electorado que no quiere a Cambiemos, no quiere a Cristina, no quiere que vuelva el kirchnerismo, y tampoco valora la gestión de Macri. Es un 18% del electorado que está muy asqueado de todo lo que ve, pero que sin embargo va definir la elección. No van a decidir la votación ni los de Cambiemos ni los del kirchnerismo. La va a definir el público que está asqueado. Que es pequeño, pero es suficientemente potente como para hacer el vuelco final. Los síntomas tibios que nosotros vemos en ese 18% indican que valoran a algunas personas con imagen positiva.

- ¿Cuál es la complejidad del Gobierno?
- María Eugenia Vidal no va a estar en la boleta de segunda vuelta. Entonces tendrán que hacer algún invento comunicacional para usarla en términos simbólicos, pero no reales, porque en la boleta no va a estar. Patricia Bullrich es uno de los nombres que suenan para la vicepresidencia y tiene una llavecita para ese 18%.

ANIMOS EXALTADOS


- ¿Qué experiencias vamos a vivir con estos números durante 2019?
- Todo el sistema que conforma el poder político -el oficialismo, la oposición, el periodismo, los empresarios- van a vivir un año de mucho nervio. La oposición se va a exaltar. Tratará de aprovechar esa incerteza para morder algo. El sindicalismo también se va a exaltar. El sistema financiero se va a volver paranoico. Y vamos a ir hacia una elección muy parecida a la del 2015, donde en una de esas el kirchnerismo gana en la general por algunos puntos y después se da vuelta. Por último, hay una pregunta que hay que hacerse y es: ¿Quién quiere ganar la elección que viene? Y por ende, ¿quien está jugando a ganar y quien está jugando a perder? Los próximos cuatro años en la Argentina serán durísimos: hay que seguir pidiendo plata afuera, seguir achicando el Estado y aumentar las tarifas produciendo dolor social. La lluvia de inversiones no va a venir, y Papá Noel no está a la vuelta de la esquina. Si uno sabe que al meter los dedos en el enchufe queda electrocutado, ¿quién va a querer hacerlo? El Gobierno está obligado. Tiene que continuar la tarea, aunque no quiera. Pero me parece que la oposición puede estar jugando a perder. A perder la presidencial, pero no la general. Es muy probable que jueguen a hacer la mejor elección posible en la general, y quedarse con todas las provincias que puedan, así como municipios, Cámaras de Senadores y Diputados (nacionales y provinciales), y Concejos Deliberantes. O sea, morder la cuota de poder más grande posible, pero quedarse en la posición del que se queja, no del que gobierna. Los próximos cuatro años van a ser muy duros, porque a los quince días de que suba el nuevo mandatario, hay un vencimiento de la deuda. Hay que ir a pedir la plata para pagar. Y me parece que nadie se está haciendo esta pregunta: ¿Quién quiere de verdad ganar las elecciones? Hacen la mímica de querer ganarla, cuando en realidad lo que buscan es tener una cuota de poder. Y porque la manija es un fierro caliente.

- ¿Cuáles son los aspectos positivos del gobierno de Macri?
- El Gobierno está castigando a todo el mundo. Y todos están tratando de ponerse en el lugar de quién es más víctima. Fíjese que los progresistas y quienes tienen una mirada volcada más hacia la izquierda lo ven como un gobierno de derecha. Y los que están a la derecha, o los liberales, en particular, se quejan de que este es un gobierno muy populista con buenos modos.

- El oficialismo recibe fuego cruzado...
- Está "entre dos fuegos" y en un lugar muy híbrido. Luego de reírse tanto del concepto de "Corea del medio", el Gobierno es "Corea del medio". Voy a discriminar al fanático del no fanático. Así como Cristina tiene un 35% de gente absolutamente fanática de ella (creen que no robó nada, que es víctima de una persecución, y que hay un complot internacional en su contra), existe un sector de seguidores de Macri que es tan ciego y tan cínico como el que tiene el kirchnerismo. Aunque es menor. Es un 15%. Con gente que califica la gestión con notas altas de 8, 9 y 10. Y eso es una exageración. Pero después hay un cúmulo de gente que valora algunos aspectos de la gestión de Macri. O algún rol de la gestión de Macri, que a ellos les sirvió.

- ¿Podría mencionar, en términos de gestión, algunos logros concretos?
- Uno es el combate contra el narcotráfico. Por eso Patricia Bullrich es la ministra con mejor imagen dentro del Gabinete. De las tres promesas iniciales de la campaña de Macri: vamos a unir a los argentinos, vamos a erradicar la pobreza, y vamos a combatir el narcotráfico, la única respecto de la cual la gente cree que sí se hizo algo, es esta última. Después, en términos de lo que significa Macri para el electorado, hay gente que todavía lo valora porque es la herramienta contra Cristina. Ese segmento señala: `Prefiero tener un dolor económico, antes de que venga alguien y me choree'.


- ¿En qué medida incidirán en las preferencias de los votantes, la causa de los cuadernos y las otras investigaciones judiciales que se sustancian en Comodoro Py?
- Los argentinos nos enojamos y hablamos de la corrupción de un gobierno, cuando las cosas, en términos psicológicos, nos van mal. El enojo por la corrupción en realidad es un síntoma, no es la enfermedad. Y lo pudimos comprobar durante el período de Cristina. Cuando los argentinos la votaban con el 54% y creían que ella nos llevaba hacia un lugar mejor, todo estaba bien. En un principio, Sueños Compartidos fue una causa a la que nadie hizo mención. La corrupción jugó un rol, pero ya no lo juega más. No importa lo que diga la Justicia. La opinión pública ya juzgó. Y lo hizo con sus preconceptos. Con sus creencias. Una parte de la población cree que Cristina es culpable. No importa si la Justicia la absuelve o no. Y otra parte de la población cree que Cristina es inocente. No importa si la Justicia la condena o no. Las posiciones ya están tomadas.