Petiscos, la versión brasilera de las tapas

La tradicional costumbre de recorrer bares degustando bocadillos elaborados con diferentes productos, que identifica a los españoles, tiene su versión carioca: la comida de boteco, donde las similitudes con la península difiere solamente en los componentes.

"En Brasil llamamos "petiscos" o "comida de boteco" -así se denominan a esos bares-, a aquellos platos que los amigos comparten durante una buena conversación en el bar. Son como las tapas españolas, si bien cada región brasileña tiene un tipo característico de petisco", dijo Walter Vasconcelos, director de Marketing y Relaciones Públicas de Embratur, Ente Brasileño de Turismo.

"En Bahía, por ejemplo, es posible comer deliciosos y frescos frutos del mar como camarón frito y cangrejo, pero en cada región es diferente porque se utilizan los ingredientes típicos de cada lugar", agregó.

Durante el verano, cuando la gente aprovecha un clima caluroso apto para salir, o al regresar de un día de playa, los brasileros y turistas se dirigen a los bares de boteco para disfrutar, acompañados de una cerveza, de los distintos bocados que por lo general están divididos en bolinhos, similares a las croquetas españolas, y pasteis, una especie de empanadas fritas.

A diferencia de las croquetas españolas, rellenas con jamón crudo o serrano, los bolinhos pueden ser de camarón, que son los más tradicionales, y de bacalao con cebollita de verdeo, mientras que los pasteis suelen ser de carne o queso, o de carne seca deshidratada.

Pero también hay bolinhos rellenos con los tres ingredientes de la feijoada: pedacitos de cerdo, poroto y "couve", un yuyo tradicional de Brasil, además de los que se preparan de feijoa blanco pisado, que es como la base de la croqueta.

Caldinho de feijão ; Bolinho de aipim, de feijoada o de polenta; Coxinha de frango, o de frango con catupiry; Empanada de camarão; Queijo coalho na chapa o na brasa; Tapioca rellena; Milho verde cozido; y Acarajé, son algunas de las delicias que se sirven en en los botecos.

"No se va a ver a nadie que llega a un boteco que vaya a pedir un bife o pollo frito, porque va a degustar este tipo de comiditas más parecidos a las picadas, pero sin jamón, ni queso, ni aceitunas", precisaron desde el Embratur.

"En Brasil, comer petiscos es una pasión nacional, relacionada con lo social, con el encuentro y la distensión. Amigos y familia; en casa, bares o en la naturaleza, la comida en pequeñas porciones forma parte de la tradición en todo el país", agregaron