Trump, islam y cristianismo

La crítica al mundialismo, a la Unión Europea, a la OTAN y al avance del islam, por un lado, pero también la defensa de Donald Trump y el llamado a "recuperar" el cristianismo en Francia como antídoto contra el avance musulmán.

Esas son algunas de las últimas tomas de posición de Michel Houellebecq que los medios (franceses y extranjeros) han tachado de "polémicas" o "controvertidas". Etiquetas que no deberían sorprender en un entorno cada vez más asfixiado por el pensamiento único que engloba a liberales y progresistas.

Uno de los rasgos más llamativos de los pronunciamientos del autor de Sumisión es la inquietud religiosa que trasuntan. La expresó a fines de octubre cuando recibió en Bélgica el Premio Oswald Spengler (el ahora olvidado autor de La decadencia de Occidente, libro decisivo en su tiempo). Allí se valió del estado actual de islam para demostrar el poder de transformación que conservan las religiones. De la marginación en la que estaba a fines del siglo XIX y comienzos del XX, el islam tiene hoy un protagonismo indudable en el mundo, especialmente en Francia. Y a juicio de Houellebecq, lo mismo podría suceder con la religión católica.

"He tenido la ocasión de comprobar en mi vida privada que la religión podía modificar el comportamiento del ser humano, y que era la única cosa que podía hacerlo, aparte del amor", señaló. Por lo tanto, "¿quién puede sostener seriamente que lo que ha producido el islam de ningún modo lo puede producir el cristianismo?"

Houellebecq ve un "problema" en la visibilidad de los musulmanes en Francia. "Todo estaba bien cuando el islam estaba oculto", ironizó. Ahora se precisa abordar esa dificultad, y la propuesta del escritor es que la religión católica "recupere" la primacía que supo tener. La vuelta a ese predominio enraizado en la tradición francesa y europea, alegó, sería mejor comprendida por el islam que esta "visibilidad" que favorecen los modernos estados seculares.

Las otras declaraciones "polémicas" aparecieron en un artículo publicado a comienzos de diciembre en la revista estadounidense Harper"s. Allí aplaudió a Trump porque se está retirando del mundo ("los norteamericanos nos están dejando existir") y por su repudio al libre comercio. "El presidente Trump fue elegido para proteger los intereses de los trabajadores estadounidenses, y está protegiendo los intereses de los trabajadores estadounidenses", apuntó.

EL NACIONALISMO

También valoró al magnate por su repulsa de la Unión Europea y de la OTAN (que también Francia "debería abandonar"), su respaldo al Brexit, su capacidad para "domar" al tirano "loco" norcoreano Kim Jong-un y porque no cree que Vladimir Putin sea un "socio negociador indigno".

También lo alabó por haberse declarado "nacionalista". "Yo también lo soy, justamente -precisó-. Los nacionalistas pueden hablarse; con los internacionalistas, el diálogo no funciona muy bien".

Por todo eso, para Houellebecq, Trump es "uno de los mejores presidentes norteamericanos que he visto", contando incluso con sus defectos en el plano personal, que juzga "repulsivos". "Un auténtico cristiano conservador, es decir, una persona moral y honorable, habría sido mejor para Estados Unidos", admitió. Su impresión es que esa figura aparecerá en la próxima elección, o en la siguiente, si Trump es reelegido.