BuenaData en "La Prensa"

Igualdad de género, uno de los pilares de las políticas globales

 

Por Myriam Mitrece y Carlos Ialorenzi

La palabra es un signo. Como todo signo remite a un significado. Claramente la palabra elefante no es el elefante mismo. Puedo escribir la palabra elefante en un ascensor, pero no viajar en ascensor con un elefante. aunque puedo imaginarlo.
Por lo visto, entre el significante (signo) y el significado ("la cosa") hay algo que los une, y también una distancia.

A veces sucede que una misma palabra nos lleva a imaginar cosas distintas. Por ejemplo. Si hace 40 años decíamos la palabra "teléfono" imaginábamos un aparato negro apoyado en una mesita, con un cable espiralado unido a un tubo auricular y con un disco para marcar los números. Si decimos la misma palabra hoy pensamos en un objeto pequeño portátil rectangular con una pantalla táctil. Una misma palabra y dos formas de entenderlo.
¿A qué viene esto? En los últimos años se popularizó el concepto de género, sustituyendo al de sexo y usado, por ejemplo en "igualdad de género".

Con este término, la mayoría entiende que hay que permitir que la mujer progrese en su trabajo, que hay que promover su capacitación laboral y académica, que no hay que maltratarla ni dañarla, que hay que pagarle lo mismo si hace el mismo trabajo que un varón, que no tiene por qué estar relegada a lavar los platos y cuidar hijos si así no lo quiere. ¿pero hoy significa esto? 

GENERO: LA PALABRA CLICHE
El sexo es la diferencia biológica entre varones y mujeres. El género, en cambio, es un término específico de las ciencias sociales. Tiene que ver con el papel que los hombres y las mujeres desempeñan en la sociedad, por lo tanto no es natural, es construido por la cultura.

El sentido común nos muestra que hay dos sexos complementarios. Las modernas neurociencias, sostienen que las características físicas (genéticas, hormonales, anatómicas y fisiológicas) hacen que los cerebros de unas y otros funcionen de manera diferente (ni mejor, ni peor) e influyan en el comportamiento de mujeres y varones. Sexo y género irían naturalmente de la mano.

Otras teorías (especialmente feministas) marcan un quiebre entre sexo y género y lo distancian. Y son aún más audaces. Descartan el binarismo sexual (mujer o varón) y dicen que el sexo es un continuo que va desde un polo hasta el otro pasando por múltiples posibilidades no identificadas con esos extremos. Para estos enfoques lo biológico también sería una construcción cultural porque según explican, al médico le han enseñado que sólo las puntas de los extremos del continuo son normales: varón o mujer, y por lo tanto lo ha naturalizado.

En consonancia con organismos internacionales, la publicación "Diversidad, géneros y derechos humanos" del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Presidencia de la Nación adscribe a esta teoría y muestra gráficamente qué se entiende hoy por género: identidades fluidas (femenina, queer, masculina), expresiones (femenina, masculina o andrógina), orientaciones (lesbiana, gay, bisexual, pansexual o heterosexual) y sexos (hembra, macho, intersexual), con todas sus posibles combinaciones. La perspectiva de género reconoce la equiparación de las distintas diversidades sexuales.

Ahora podemos hacer una relectura del término: la "igualdad de género", ya no se limita a dar oportunidades de acceso al bienestar material a varones y mujeres, sino que supone "cambios profundos en la configuración sociocultural de las relaciones de poder para eliminar la discriminación y la opresión por razones de género", entendiéndolo como un amplio espectro de posibilidades de orientaciones e identidades sexuales no binarias.

¿COMO SE BUSCA EL CAMBIO?
El documento oficial citado se cierra con las siguientes afirmaciones: "No solo el tiempo cambia nuestra realidad. Nosotros cambiamos la realidad de nuestro tiempo".
Según "Diversidad sexual y derechos humanos", una de las publicaciones del Instituto Nacional contra la discriminación, Xenofobia y racismo (INADI): "...la presencia de las diversas identidades en los contenidos curriculares y materiales didácticos contribuirá a ver la propia identidad representada y visibilizada.

Si entendemos a la sexualidad como un derecho, como dimensión de la subjetividad y aspecto central del ejercicio de la ciudadanía, es fundamental que la escuela promueva el respeto hacia las diversas formas de vivirla. El cambio hacia una escuela inclusiva en reemplazo de la escuela integradora implica que todos y todas somos diferentes, y plantea a la institución el desafío de poner en marcha objetivos, contenidos, sistemas de enseñanza y de evaluación, asumiendo esa diversidad".

La libertad de pensamiento y expresión está resguardada por nuestra Constitución. No adherir a este enfoque del género, que imponen las políticas globales, no implica ser un troglodita-machista-abusador. Estamos convencidos que es necesario reconocer la igual dignidad de varones y mujeres, erradicar la violencia de todo tipo, especialmente hacia los más vulnerables, ofrecer equidad de oportunidades a todos sin importar su sexo, respetar al art. 14 bis. de la Constitución Nacional y tratar bien a cada persona, siempre, independientemente de sus características particulares. Consideramos que estos son pasos reales hacia la paz y la convivencia.

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