Qué significa la rosca­

Mirador político­ - Frente a las cruciales elecciones de 2019 el elogio de la rosca tiene una sola interpretación: el Presidente debe elegir. Ya probó que con el apaciguamiento y el gradualismo la transformación es imposible, pero sabe también que si enfrenta a los muchachos del Congreso (opositores u oficialistas) pone en riesgo la gobernabilidad.

En ocasión de ser reelecto presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó reivindicó la `rosca' política, es decir, el toma y daca entre dirigentes. Insólitamente esta reivindicación fue reivindicada por el periodismo progre. Insólitamente, porque la transa entre dirigentes tuvo siempre mala prensa. Estuvo sospechada y no sin razón de arreglo a puertas cerradas del que sus participantes obtenían beneficios antes personales o para su grupo que en favor del bienestar general.­

De todas maneras lo que resulta mas insólito aún es que el lugarteniente de Monzó en la Cámara, Nicolás Massot, haya justificado pocas horas después los acuerdos de cúpula con el peronismo como una herramienta indispensable para que Mauricio Macri pueda cumplir sus promesas de transformación.­

Es decir que hay que acordar con peronistas como Sergio Massa (entre otros protagonistas de la década ganada) para hacer lo que ellos no hicieron, ni pensaban hacer cuando obedecían a Cristina Kirchner. Como el PRO no tiene mayoría parlamentaria habría que repetir pactos como el de Olivos, sólo útiles para resolver las disputas de poder entre políticos y empeorar los problemas del resto. El tobogán de pobreza, desempleo y desigualdad por el que no ha dejado de descender la sociedad se convirtió en una montaña rusa en las últimas décadas, mientras los políticos aumentaban sus privilegios y despilfarraban los recursos estatales.­

En pocas palabras ¿qué proyecto transformador se puede esperar de un sector de la dirigencia cuyo principal objetivo es perpetuar el `statu quo'? Aquello a lo que aspira cualquiera que esté en el poder es conservarlo por eso ve los cambios como una amenaza.­

La misma dirigencia política, la `casta' como la llaman los italianos, cuya estructura Macri usó para llegar al poder es la que ahora lo presiona por los medios cuando comprueba que sus servicios ya no son requeridos. Eso puede decirse también de una ex radical que le tiene alergia al peronismo como Elisa Carrió, que es incapaz de armar un aparato electoral duradero. La diputada ahora descubrió que es zaffaronista y contraria a que la policía combata con las armas que le da el Estado a los delincuentes peligrosos cuando Macri dejó de atenderle el teléfono y empezó a atendérselo a Patricia Bullrich. Carrió amenazó absurdamente por algún diario con jubilarse si no se le concede la importancia que ella generosamente se autoasigna.­

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BUROCRACIA POLITICA­

En suma, frente a las cruciales elecciones de 2019 el elogio de la rosca tiene una sola interpretación. Es la queja de la burocracia política que le dice a Mauricio Macri que no podrá gobernar sin su apoyo, pero que ese apoyo es al mismo tiempo enemigo de cualquier cambio. El Presidente debe elegir. Ya probó que con el apaciguamiento y el gradualismo la transformación es imposible, pero sabe también que si enfrenta a los muchachos del Congreso (opositores u oficialistas) pone en riesgo la gobernabilidad. De encrucijadas como ésta está hecha la política y en ellas se prueba la capacidad de liderazgo de los dirigentes.­