Se le olvidaron algunos detalles
No puede hacerla completa. Cuando diagramó un esquema que superó a River desde el arranque, Guillermo falló en las decisiones durante el juego. Aunque la gran diferencia haya radicado en la expulsión de Barrios.
Por primera vez, Guillermo Barros Schelotto diagramó un planteo que incomodó a River. Vale ser aún más tajante. Que maniató a River. Que lo obnubiló. Que, pese a sus intenciones, lo hizo fracasar. La estrategia consistió en parar libre a Barrios delante de la defensa y, ante cada rival, colocar otra línea de cuatro, con Pavón y Villa retrocediendo por las bandas. La presión, entonces, era ejercida por Pérez o Nández, según correspondiera, mientras Benedetto se limitaba a pasar la línea de la pelota y aprovechar algún contragolpe. Así Boca se puso en ventaja. Así ganaba. Así no sufría. Así salía campeón. Hasta que aparecieron los benditos detalles.
Detalle 1. No había fallas. Pero esta vez, cuando no se equivocaron los de adentro, fueron erróneas las señales desde el banco. Guillermo falló en la lectura del partido (con el más sincero de los respetos). Sacó a Benedetto cuando aún faltaba media hora, supuestamente para que Abila aguantara un poquito más cada pelotazo defensivo porque River se venía.
El problema fue cuando llegó el empate. No porque haya habido errores específicos allí. Era imposible parar esa maravillosa jugada millonaria, compuesta de tres toques de primera, incluida una pared (más allá de que Magallán llega a rozar el balón). El problema comenzó con el empate. Porque Boca sintió el mazazo anímico. Y si la cabeza juega, los músculos lo sienten. Pablo Pérez aguantó todo lo que pudo, pero debió dejar la cancha sobre el final del reglamentario. Y he aquí la segunda cuestión.
El gol de Quintero fue una consecuencia lógica. El inmediato ingreso de Tevez por el lastimado Buffarini, también. Y Boca fue a todo o nada. Izquierdoz al área rival y a llenarla de pelotazos. Una vez, dos, tres. Y se expuso a las contras. Una vez, dos, tres. Hasta que...
Fueron detalles. Algunos podrán atribuírsele a la fortuna, como esa de Jara en el cierre. Algunos serán considerados errores, como varias decisiones del entrenador. Ambos definieron la final. Como se esperaba. Porque así lo dice el axioma.