Pequeño ­gigante­

Con la conquista del domingo, Marcelo Gallardo se convirtió en el DT más ganador en River a nivel internacional. El Muñeco sigue en deuda en el plano local, pero los hinchas millonarios lo tienen en el pedestal.­

Marcelo Gallardo es el mejor entrenador que River tuvo en su historia, apenas por encima de Angel Labruna y Ramón Díaz, los otros grandes próceres que vistieron el buzo rojo y blanco. En su historia gigante, rica, millonaria, llena de títulos y salpicada por alguna gran pena también, es el mejor. Marcelo Gallardo es gigante pese a su envase pequeño porque hizo más ganador aún, a uno de los clubes más ganadores del continente. Y lo es, Marcelo Gallardo, porque tiene una virtud, entre muchas, que lo caracteriza como un súper DT: su intenso trabajo potencia las calidades de sus dirigidos. Y eso hace que River gane títulos, uno tras otro. En definitiva, el Muñeco logra que, muchas veces, sus futbolistas jueguen por encima de sus posibilidades y los resultados son campeonatos.

Acaso esta última virtud lo asemeje a Carlos Bianchi, en las épocas dulces del viejo técnico en su paso arrollador por Boca. El ejemplo cae a la perfección. ¿Por qué los hinchas xeneizes no lo pueden ni ver a Gallardo? Porque lo hace más ganador a su archirrival. Lo mismo que sucedía a la inversa otrora: los seguidores millonarios no querían ni que les mencionaran el apellido del Virrey en aquellos años dorados de los de la Ribera. Hoy es Marcelo Gallardo para los hinchas ese héroe que habita Núñez y que llevó, por segunda vez en su exitoso ciclo, a ganar la final de Copa Libertadores de América y esta vez nada menos que frente a Boca.

Es cierto, se podrá decir que, en el debe, Marcelo Gallardo tiene una cuenta pendiente y esa es, sin dudas, la conquista de, por lo menos, un título local. Uno al menos. Y es verdad, ahí falló hasta ahora. No obstante, el DT decidió enfocarse en los certámenes internacionales, acaso, la gran deuda externa que padecía el club rojo y blanco, a sabiendas de que continúa siendo el que más torneos locales -sin Gallardo como DT, claro- ganó en la historia del fútbol argentino. Y, también, consciente de que, hoy por hoy, todos, todos, desde River y Boca hasta Banfield y Defensa y Justicia, privilegian las competencias en plano internacional por sobre las domésticas. El prestigio y el dinero están allí.

La búsqueda en el fútbol, en todos los tiempos, siempre fue en por de los resultados. Y si a eso se le puede agregar la estética, mejor. Mucho mejor. Marcelo Gallardo consiguió muchos de los primeros y algunos de los segundo objetivos. Pero más allá de las formas, el Gran DT luce una coherencia que lo sostuvo en su cargo desde 2014. Con todo ese bagaje de aciertos y también errores (por ejemplo, apuestas por algunos refuerzos que terminaron siendo un fiasco), consiguió darle a River ese lugar que había perdido o que, incluso, nunca había tenido, salvo por las Copas Libertadores ganadas en el 86 (con el Bambino Veira) y en el 96 (con Ramón).

Hoy River suele aparecer arriba en los ránkings en los que alguien mide resultados planetarios. Y eso es mérito del trabajo que encabeza Marcelo Gallardo, incluso la aseveración caprichosa corre a riesgo de opacar a los verdaderos hacedores de los triunfos, que son los jugadores, como siempre. Suena injusto. Quizá muy injusto para con Leo Ponzio o Jony Maidana, sólo por citar a los sobrevivientes de tanto plantel que fue reinventando el técnico, a lo largo de estos cinco años en la conducción.

Marcelo Gallardo es, a esta altura, el DT vivo sin estatua y un hombre que se lo recordará con el tiempo como el mejor de todos los entrenadores que pasaron por el banco de River. Pero lo mejor para sus hinchas es que todavía está ahí sentado, potenciando a los suyos y trabajando en el próximo objetivo, que es el Mundial de Clubes, nada menos.­