Revolución gramsciana en Brasil

Olavo de Carvalho, filoso ensayista conservador, el ideólogo de la gestión Bolsonaro

En la vasta producción de Saúl Bellow, hay una gema que no merece el olvido. Ravelstein evoca, de manera novelada, la amistad espiritual del Premio Nobel de Literatura con el filósofo Allan Bloom. Además de sus sólidos méritos artísticos, el libro desarrolla un dato de la política siempre mal estudiado: detrás de cada liderazgo suele haber un ideólogo. 

Si Bloom fue el gurú de influyentes funcionarios de Reagan y los Bush; y Cristina Fernández se inspiró (o justificó) en el neopopulista Ernesto Laclau, a quién lee o escucha Mauricio Macri, uno no puede dejar de preguntarse en estos tiempos deprimentes. ¿A Duran Barba y Rozitchner? Pero eso es tema de otra nota, aquí venimos a presentarle al titiritero de la revolución gramsciana -en el sentido profundo de ocupación de espacios y transformación cultural- que ha comenzado a perfilarse en el querido Brasil. 

En efecto, detrás de Jair Bolsonaro hay un pensador filoso, controvertido, aunque genial en sus interpretaciones de la decadencia populista. Lector, usted no puede dejar de conocer al señor Olavo Luiz Pimentel de Carvalho (Campinas, 1947), la bestia negra del resentido lulapetismo.

EL GURU

Olavo de Carvalho es periodista, filósofo, ensayista, radicado en Estados Unidos desde 2005 con su esposa y sus ocho hijos. Así como Bloom atrapó la imaginación de millones de conservadores de la anglósfera con The Closing of the American Mind (1987), el escritor paulista vendió más de trescientos mil ejemplares de O mínimo que voce precisa saber para nao ser um idiota, que recopila casi doscientos artículos escritos hasta 2013, y es uno de los libros de cabecera del presidente electo de Brasil.

Otro de sus libros fundamentales es O imbecil coletivo: atualidades inculturais brasileras, entregado por primera vez a la imprenta en 1996 en la que presenta batalla a la oligarquía roja que domina hoy el discurso de los grandes medios, la educación y la cultura contemporánea en Occidente. Contra esa "elite pseudointelectual que cree que sabe de todo" se ha revelado Olavo.
El Foro de Sao Paulo (que permitió la supervivencia del comunismo latinoamericano después de la caída del Muro de Berlín, como han reconocido las FARC) es otro de sus blancos predilectos. Sus enemigos han respondido en las redes sacando a la palestra uno de los amores de juventud del escritor: la astrología.

Por desgracia, las obras citadas no han llegado al español, pero el lector podrá encontrar decenas de inspiradores textos de Olavo de Carvalho en internet, que incluso calzan como anillo al dedo a las desdichas argentinas. Al parecer, los grupos de intereses popucomunistoides que maman de la teta del Estado y prosperan con la decadencia nacional son iguales en todas las partes. Este blog es realmente muy interesante: http://www.olavodecarvalho.org/

LOS TRES PILARES

Por estos días, ha trascendido que Bolsonaro eligió dos piezas clave de su inminente administración por consejo de Olavo de Carvalho: el canciller Ernesto Fraga Araújo y el ministro de Educación, Ricardo Vélez Rodríguez.

"Usted lector, ¿quiere acabar con la ideología (marxista) en la política externa de Brasil?. Yo también quiero y esa fue la principal misión que el presidente me confió", escribió Araújo en un artículo publicado el martes pasado por el diario Gazeta do Povo. 

El futuro canciller avanzó que su meta primordial no será fortalecer Mercosur sino extirpar la ideología del PT de las relaciones externas y que eso incluye ponerle fin a la "transferencia brutal de poder económico en favor de países no democráticos y marxistas", en referencia al apoyo financiero de Brasil a Cuba y Venezuela; así como abandonar "el tercermundismo automático, la adhesión a las discusiones abortistas y anticristianas en los foros multilaterales, y la destrucción de la identidad de los pueblos mediante la inmigración ilimitada".

Suena la hora pues de los discípulos de Olavo. En un reportaje publicado la semana pasada en Folha de Sao Paulo, el consejero de Bolsonaro definió los tres pilares de una política conservadora:

1) Economía de libre mercado. 

2) Una moral judeocristiana que acepta a las minorías, pero no acepta que ellas dicten las normas para la mayoría.

3) Ley y orden. La ley existe para ser cumplido, el lugar del bandido es la cárcel. Punto final.
También definió cuál debería ser la prioridad de gestión: ""Tenemos que garantizar que los brasileños que salen a la calle para trabajar puedan volver vivos a sus casas. El resto puede quedar para después. Si usted hiciese un gobierno de mierda de principio a fin, pero resuelve este problema, acaba con los 70 mil homicidios por año, usted será un héroe nacional"".

Siempre polémico, Olavo tachó de criminales a los medios de comunicación por reproducir la hegemonía cultural de la izquierda ("una tiranía, un sistema de manipulación para suprimir toda oposición ideológica posible") y por tratar de fundamentalista u obscurantista a cualquier persona pública que habla de Dios.

Esto se acabó, advierte Olave. Ahora el pueblo de Brasil -"que sigue siendo tenazmente conservador, odiando con todas sus fuerzas las políticas abortistas y la ideología de genero"- contará con alguien que realmente lo oiga. 

"Una revuelta sorda, inaudible en las altas esferas que incluyen tanto al proletario intelectual de las universidades con el poder económico transnacional, ha eclosionado", explica. Es la revolución conservadora. ¿Llegarán esas olas a bañar nuestra pauperizadas playas?