"La guerra comercial ha quedado de lado"

Donald Trump y Xi Jinping acordarán en Buenos Aires los lineamientos para ponerle fin al conflicto bilateral. Era el principal factor de riesgo para la economía global, sostiene el analista Jorge Castro. Estados Unidos y China protagonizan una nueva revolución industrial de alta tecnología.

Los reclamos vienen de lejos en el tiempo y se fueron incrementando hasta tensar relaciones en un punto de ruptura. Estados Unidos y China ingresaron entonces en un período de precario equilibrio desde el punto de vista del intercambio comercial, irradiando una línea de políticas proteccionistas que poco favor le hicieron al intercambio global.

Las barreras arancelarias y técnicas que se erigieron para contener el flujo de las exportaciones chinas y estadounidenses pusieron en jaque al libre comercio. La situación se tornó casi insostenible, al punto que el presidente norteamericano, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, decidieron agendar una reunión en Buenos Aires en la cual acordarán las líneas generales de una agenda más laxa.

De alguna manera los líderes de las dos superpotencias mundiales fumarán la pipa de la paz en estas pampas, convencidos de que ninguno de los dos bandos saldría airoso con la profundización del conflicto. El analista internacional Jorge Castro, presidente del Instituto de Pensamiento Estratégico, describe el calibre de los contendientes y deja en claro que en este contexto no hay lugar para terceros actores en discordia.

-¿Pueden Washington y Pekín convivir generando un equilibrio global?

-Todo indica que hay un acuerdo entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, los dos líderes de las superpotencias de la época, para ponerle fin al menos en forma temporaria al conflicto denominado guerra comercial, del cual ambos son protagonistas.

EL PACTO

-¿Por qué han llegado a este acuerdo?

-Esto ocurre porque tanto la reunión del G20 y los encuentros privados se dan en un contexto en el cual la economía mundial ha vuelto a crecer un 5% anual en los dos últimos años. El principal factor de riesgo que enfrentaba la economía mundial era el conflicto comercial entre China y los Estados Unidos. Pero eso, al menos por ahora, ha quedado de lado.

-¿El pacto es resultado de advertir que no habría ganadores en un conflicto comercial a gran escala?

-Se puede decir eso, que se perjudicaban ambos con un conflicto comercial donde se erigían barreras para el intercambio y se establecías diversos aranceles a las importaciones. Las dos superpotencias mundiales de la época son conscientes del rol que juegan y el vínculo que tienen entre las dos es esencialmente estratégico.

-¿Cuál será el alcance del acuerdo?

-Este acuerdo, que era previsible de ser sellado entre los dos países, tiene como premisa el hecho de que los Estados Unidos en los últimos dos años han retomado, gracias a la presidencia de Donald Trump y sus políticas, el liderazgo mundial que habían perdido durante el 2008, cuando se produjo la crisis financiera internacional con epicentro en Wall Street.

-Si tomamos a cada uno en particular, ¿cuál es el objetivo de China a escala global? ¿Intentan dominar el mundo desde lo comercial?

-El objetivo de China fue siempre llegar a un acuerdo y evitar el enfrentamiento comercial. Habiéndose transformado durante los últimos cinco años en una verdadera superpotencia, la puja con los Estados Unidos está dada en la competencia por el control de las tecnologías de avanzada. Ambos son protagonistas de esta nueva revolución industrial donde prima la inteligencia artificial.

-¿El resto del mundo entiende esto?

-El mundo lo va a tener que entender, esto es lo que vendrá luego del acuerdo entre las dos mayores superpotencias de la época.

-Pero en algún punto se produce una competencia por la colocación de productos a escala internacional.

-Hay que comprender que estamos frente a dos superpotencias globales. El acuerdo se da en el momento en que la economía global volvió a crecer, y luego de que en los últimos años se haya desplegado una nueva revolución industrial basada en la alta tecnología de avanzada.

LIDERAZGOS

-¿Cómo describiría a Xi Jinping como líder?

-Es el líder del sistema gobernante de China, dotado de una mayúscula legitimidad nacional y social.

-¿Y a Donald Trump?

-Lo que Trump hizo en dos años fue desatar un boom económico. Esta es la base de la recuperación económica de los Estados Unidos en los últimos dos años.

-Basado en su estrategia de apuntalar la demanda interna y la recuperación del empleo.

-Exacto. Estados Unidos ha experimentado desde que gobierna Donald Trump un aumento extraordinario de las inversiones provenientes del mundo entero. Es una economía que se ha puesto de pie y tiene números muy saludables.

-¿Qué destacaría del sistema chino, que es comunista en lo político pero con una fuerte pata capitalista en parte de su economía?

-Se trata de un sistema político absolutamente legítimo, desde el punto de vista nacional y social. A tal punto que tiene un extraordinario respaldo en el pueblo chino. El factor dominante es el del Partido Comunista, que fue fundado en 1921.

-¿Hay una competencia en la esfera militar?

-No hay competencia alguna, no puede haberla contra el sistema de defensa de los Estados Unidos, que es el primero y más sofisticado del mundo.

-¿Y en la carrera espacial?

-Estados Unidos tiene una larga trayectoria en este terreno, pero no sabría decir si pueden entrar en competencia directa.

-¿Hay un tercero en discordia en este equilibrio de poder global?

-No hay terceros frente al acuerdo de las dos superpotencias mundiales.

-¿Qué rol le cabe a Rusia?

-El protagonismo internacional de Rusia no se debe a su poderío material, que es escaso en términos comparativos, sino que su poder está en relación directa con la extraordinaria visión geopolítica de su presidente, Vladimir Putin.