Vivir con un cuerpo fuera de la media

Pese a que existen leyes sobre talles en las provincias, la falta de una norma a nivel nacional dificulta la cohesión de las medidas. En el país la carencia de una Ley de Talles impacta en una población cautiva sin que pueda responder a sus necesidades de vestirse según sus medidas. Tras varios proyectos legislativos sobre el tema, nada parece que cambiará en los próximos meses.

Unos centímetros en el cuerpo marcan la diferencia entre sentirse en la media o fuera de ella. Sí, basta unas pulgadas más en la cintura para que el jean que se probara no le entre. Basta un poco más para que la camisa no se pueda abrochar por contar con una espalda muy grande o que los pies, por una medida fuera de lo convencional, no encuentre un zapato donde entrar cómodamente. También sucede lo contrario cuando la fisonomía es muy pequeña y lo único que se encuentra está en la sección niños.

La mayoría de los argentinos sabe lo que es comprar ropa y encontrar algo que le quede bien. Pero para un segmento de la población el ir a buscar un talle adecuado para su cuerpo es una terrible experiencia donde muchas veces no se encuentra nada y la autoestima queda por el suelo. 
Para revertir esta situación varias provincias sancionaron leyes sobre el tema. Así, el territorio bonaerense cuenta con la ley de talles más antigua, es la Ley número 12.665, y fue aprobada en 2001 para luego ser reglamentada en 2005.

En el ámbito porteño, existe una norma, la 3.330, que fue aprobada por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En 2006 las provincias de Entre Ríos y Santa Cruz sancionaron su ley de talles. La Primera fue la 9.703 y en la segunda fue 2.922. Al año siguiente le siguió el turno la provincia de Santa Fe con el número 12.841 y, un año después, la Legislatura de la provincia de Corrientes sancionó la Ley 6.003. En 2012, Río Negro aprobó la Ley 4.806 y en la provincia de San Juan comenzó a regir la Ley 8.323. En 2013 fue sancionada la Ley 8.579 en la provincia de Mendoza y en el Chaco se aprobó la número 7.273.

Más reciente, en el 2014, la Ley 2.793 entró en vigencia en la provincia de La Pampa. Y en 2015, Córdoba fue la última provincia en sumarse con la Ley 10.302.

A nivel nacional, en los últimos años varios proyectos estuvieron circulando en el Congreso pero sin el suficiente peso político para ser discutidos y sancionados. La diputada Victoria Donda fue una de los autores de dichos textos. Consultada sobre la dificultad existente para obtener una norma nacional sobre talles, la legisladora fue contundente.

"Es difícil lograr el consenso para sancionar una Ley Nacional de talles porque no lo ven como un problema pero es real y afecta a una importante sector de la gente. Solo los que sufren este problema, y que afecta su salud como es la bulimia o la anorexia cuando ven que no tienen ropa para ellos porque se responde a un estereotipo que la industria de la moda difunde. No se ve como un problema. Solo lo que pasan se dan cuenta", recalcó la legisladora.

Luego agregó que "esto tuvo estado parlamentario y se perdió por falta de apoyo. Una ley de estas características no genera un prejuicio a la industria porque el problema de este sector productivo proviene de no contar con un proyecto político y económico para que la industria no desaparezca. La cuestión es que no piensan que es un tema para que la gente esté mejor y no pasa por hacer pantalones de distintos talles".

TALLES REALES

Pero por más ley que se sancionará en las distintas regiones, la realidad continuó siendo casi la misma. Encontrar un talle de ropa a partir del 48 es una odisea en la Argentina pero, lo más alarmante, es que ya a partir del talle 42 comienzan a escasear. Sólo en casas de ropa especializadas es que se da un respiro para quienes tienen un cuerpo con curvas.

"Siempre sufrí no encontrar ropa para mi cuerpo. Es una situación que me tiene harta. Es cansador porque es un tema que me afecta todo el tiempo y me desgasta", explicó a La Prensa Brenda Mato activista del movimiento XL en la Argentina.

Luego agregó que "Para ir a comprar tengo que planificar con tiempo, no es fácil. No me pasa como a otros que salen y pueden entrar en cualquier lugar a comprar. Yo tengo que recorrer varios locales para ver si hay algo que me entre y generalmente no encuentro nada. Y, además, no hay ropa para alguien joven y que se quiera vestir con la moda actual. La industria pareciera que no ve lo que nos afecta o no les interesa".

Hace poco una joven youtuber, Emi Minvielle, difundía su frustración ante no poder encontrar ropa en el talle adecuado para ella.

"Ese video que hice fue respondiendo a un día en que salí a comprar y no encontré algo que me fuera. Hay marcas que tienen una variedad de talles grande pero no me calzan. No sé si los talles que muestran la etiqueta son reales o lo que se piensa que acá es un XXL en realidad no lo es. Estoy cansada de esta situación, de lidiar siempre con mi sobrepeso como si fuera algo malo pero es mi cuerpo, mi realidad. Para mi sorpresa me llegaron mensajes a partir de este video tanto de gente que conocía como de desconocidos. Todos se sentía identificados", destacó la joven estudiante de 21 años que recientemente tuvo que pedirle a un familiar que viajaba al exterior que le comprara un jean de su talle.

"En Argentina si bien no lo notamos, hay una gran falencia. Vemos desde afuera ese estereotipo de cuerpo que hay acá y que en otros países también existe pero allá se da una solución a quienes no cumplen con esos parámetros. No está tan marcados allá los estereotipos. Pareciera que el mensaje que te dan es dejar de comer para que algo te entre y no me parece eso saludable", se lamentó Emi.

FABRICAR

Producir y vender ropa XXl tiene un costo distinto a si se tuviera un S,M,L. En el país, unos centímetros más de telas hace una diferencia abismal en el valor de la prenda. Además, la falta de ofertas para mujeres de talles grandes en el interior suma otro contratiempo a quienes buscan vestirse "a la moda".

"Tengo la suerte de haberme hecho conocida en varias marcas, que a pedido, me confeccionan algunos de sus diseños en los talles que les pido. Pero es un arduo trabajo, hay mucha discriminación en los talles y muchas veces el tamaño que dicen ser no lo son o te cobran 3 veces más caro por usar más telas que los talles menores, o directamente no hay", subrayó a La Prensa

Gladis Contreras que, junto a su hija Agustina, desde hace 5 años vende ropa XL desde su local "Dueña de Soñarla Así" en Armstrong, provincia de Santa Fe. La propuesta logró un fuerte impacto ya que hoy cuenta con clientas de hasta 7 ciudades aledañas.

Consultada sobre la diferencia de precios y cómo esto puede limitar la oferta en los locales, Gladis se demostró indignada.

"Puede ser que tengan un poco de razón, los talles más grandes necesitan más tela, más moldes, pero no creemos que esto lo justifique. En mi local tengo prendas económicas y prendas de un costo altísimo, sobre todo en determinadas marcas, la variedad debe estar, y será el consumidor quién elija qué prenda comprar", enfatizó Contreras.

CALZADO

Si ya la ropa que siga el estilo de temporada es difícil de encontrar, los zapatos de gran tamaño también representa un desafío para quienes calzan más de 40. "Digamos que nunca voy a poder representar a la Cenicienta pero no importa. Sí es muy difícil encontrar algo que me quedé cómodo con mi talle 43. Mis hermanos calzan lo mismo y un poco más pero ellos pueden trabajar con zapatillas. Yo no puedo ir a tribunales o hablar con mis clientes así", se lamentó  la abogada Mirta Rodríguez.

Con un metro ochenta desde los 14 años, la joven de Liniers parecía estar predestinada a jugar al basquet pero cambió las zapatillas por los pasillos de tribunales. Sin embargo, más desafiante que defender un caso es estar vestida para ello. "Los pantalones por lo general me quedan cortos y sólo conozco dos casas de zapatos con mi talle y no necesariamente con modelos lindos. Pero sí tienen los clásicos que me sirven", recalcó ya resignada la letrada.

Consultada sobre la necesidad de una Ley Nacional de talles, la joven de 34 años fue reflexiva. "Entiendo que es todo más costoso pero nosotros existimos y somos ciudadanos como cualquier otra persona. Me indigna que el Estado no nos apoye, que los legisladores propongan proyectos y no prosperen porque nos impacta de lleno. En un país donde se habla de una población con creciente tendencia al sobrepeso parece que no se está preparado para vestirla y menos para combatirlo", concluyó Rodríguez.