Crímenes en la ciudad eterna

La hora pico

Por Nora Venturini
Edhasa. 299 páginas

De cuando en cuando, como si fuera un efecto cíclico, la literatura se ve urgida de lanzar un nuevo detective a las calles. El crimen, el misterio, la incertidumbre, las técnicas deductivas y la intuición son instrumentos que están allí, en la caja de herramientas de todo escritor que haga el lance de incursionar en el género policial.

Tal vez la principal, o la única, diferencia que pueda presentar La hora pico, la primera novela de la escritora italiana Nora Venturini, es que en este caso el detective es mujer. La producción literaria del género negro está repleta de investigadores hombres. A saber: Jules Maigret, Sherlock Holmes, Hércules Poirot, Philip Marlowe, Sam Spade, el padre Brown y el español Pepe Carvalho. Seguramente algunos habrán quedado afuera de esta lista.

Lo cierto es que la autora, experimentada directora teatral y guionista, debuta en estas arenas con una inspectora mujer llamada Débora Camilli. Se trata de una joven taxista que por motivos económicos vio frustrada su carrera policial, pero que igualmente la ejerce de oficio en las atestadas calles de Roma.

A bordo del Siena 23, su vehículo, se topará con su primer caso: el asesinato de una mujer rica en circunstancias dudosas. Colaborará entonces con el comisario Fabrizio Comin para dilucidar el asesinato, en medio de su vida cotidiana algo gris, rutinaria, por momentos desolada.

La historia incurre en todos los lugares comunes del género y en ningún momento sorprende por su vuelo literario. Es este el primer libro de una saga que en Italia ya ha visto la edición de un segundo título y la producción de una serie de TV. Habrá más aventuras de Débora Camilli, tal vez mejores.