El viaje como itinerario artístico

Revisa el museo Pueyrredón el paso de viajeros y cronistas que exploraron nuestro territorio. La muestra exhibe testimonios desde los tiempos virreinales y las campañas de la Independencia hasta los grandes sucesos que conmovieron al país en el siglo XIX. También evoca al periodista Ignacio Ezcurra, muerto en Vietnam en 1968.

Distintos fueron los viajeros que dieron testimonio del paisaje y los habitantes del Río de la Plata. Viajeros como Alvar Nuñez Cabeza de Vaca que creyó ver sirenas de "doradas crines" en sus ríos y que Manuel Mujica Láinez, otro viajero pero del siglo XX, ubicó en la época de Pedro de Mendoza, equivocadamente enamoradas de un mascarón de proa (Misteriosa Buenos Aires). Tierra de abundancia a la que llegó otro viajero, científico prestigioso, Aimé Bonpland, que relevó suelo y fauna y que seguramente hizo conocer cientos de sus plantas al llevar al Jardín Botánico francés más de 60 mil especies de su viaje por América, seis mil de ellas desconocidas hasta entonces.

Tiempos lejanos en que Buenos Aires era conocida como "Wonniez Eirresz", a través de otro soldado y cronista viajero. Ulric Schmidl, autor de Verídica descripción, la denominaba así. Había acompañado a Pedro de Mendoza y elaborado una de las primeras crónicas de los territorios y la gente de Argentina y Paraguay. Colono de la zona que hoy es Entre Ríos, vivió veinte años en el territorio y regresó a Alemania en 1554.

De viajeros como éstos, pero que dieron su testimonio estético en imágenes y libros o en crónicas periodísticas, se ocupa la muestra del Museo Pueyrredón de San Isidro, Viajeros en el tiempo, curada por Eleonora Jaureguiberry (Subsecretaria de Cultura de San Isidro), la investigadora Cecilia Lebrero, a cargo de la documentación y registro del Museo, y Patricio López Méndez, diseñador del montaje de la institución.

Así se podrá acceder a un itinerario artístico, que iniciado en el Virreinato del Río de la Plata y continuado en las Guerras de la Independencia, cubre también el testimonio de otro viajero, en este caso, sanisidrense, Ignacio Ezcurra, con su mirada de escritor y periodista del siglo XX sobre otra fisonomía geográfica, Vietnam, lugar en que murió como corresponsal de guerra, a los 28 años.

En la muestra, con el respeto a la tradición museística actual, se confrontan obras de distintos momentos, estableciendo puentes identitarios entre pasado y presente. Es el caso de un viajero anónimo en la primera de las salas, que muestra una serie de acuarelas de fines del XVIII, en las que se observan costumbres rurales de la época del virreinato y se presenta junto a conocidas obras de Prilidiano Pueyrredón que dan cuenta de la pesca costera, así como una escena de enlazamientos en rodeo. Se completa con una obra, The Pampa Indians, de Emeric Essex Vidal, marino inglés que pasó por Buenos Aires entre 1816 y 1820 y que con uno solo de sus grabados, mantuvo en el recuerdo para siempre la desaparecida Plaza de Toros que alguna vez tuvo Buenos Aires. Tiempo después Essex Vidal sería considerado uno de los precursores de la pintura argentina.

TIEMPO DE RETRATOS

Los habitantes del Nuevo Mundo al tomar su lugar en la Independencia del país se acomodan con otro posicionamiento frente al exterior. Así los retratos, como forma de representación modélica de la sociedad, pasan de la iconografía religiosa, las figuras de la realeza o la nobleza, a los rostros de los héroes de las contiendas o a sus esposas e hijos. Retratos trabajados por José Gil de Castro, pintor y cartógrafo peruano, acompañante de San Martín en parte de su epopeya, están presente en esta muestra con obras que retratan a un militar venezolano como Federico Bermúdez o a la esposa del secretario militar de San Martín, Raquel Zaldívar de Lynch. Sus cuadros emplean a veces textos (cartelas). Entre los retratos de militares Gil de Castro inmortalizó a San Martín en una pintura muy reproducida especialmente en libros de texto de escolaridad primaria.

También hay sucesos que conmocionaron la opinión pública y del que la pintura dio su testimonio. Viajeros en el tiempo los expone a través de un óleo en tela sobre el fusilamiento de Camila O" Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez, quienes protagonizaron un romance prohibido en la Buenos Aires de 1848. Inspirada en la litografía del argentino de origen alemán Rodolfo Kratzenstein, el italiano Francesco Augero, de paso por Buenos Aires, pintó Fusilamiento de Camila O" Gorman.

Respondiendo a la larga tradición que vincula formatos como diarios personales, memorias y correspondencia epistolar en su calidad de fuente histórica válida, se exhibe una carta que Juan Martín de Pueyrredón envió al Primer Triunvirato, donde se extiende sobre detalles de la expedición al Paraguay, mientras que el tema de la contienda es presentado en el mismo espacio a través de un álbum de estampas del suizo Adolfo Methfessen, que como dibujante, siguió al Ejército y testimonió la campaña incluso con mapas y croquis, siendo considerado un "cronista de guerra" que extendió posteriormente su actividad a distintas provincias de Argentina, antes de volver a su ciudad natal. 

Ya que se habló de diarios personales, memorias y cartas, recordemos que las famosas recetas de la salteña Juana Manuela Gorriti, una de nuestras primeras escritoras, reposan en forma de libro desde 1870 bajo el nombre de La Cocina Ecléctica y tiene su lugar en el museo en un espacio que remeda la cocina de la época con la presentación de formulas de chupe limeño, helado de canela o la popular chicha.

EL CASO EZCURRA

Viajero, cronista como alguno de los personajes presentados y el más joven en el recuerdo (28 años), Ignacio Ezcurra, periodista del diario La Nación, con su lugar en la historia del periodismo, también dio su testimonio sobre el Otro Mundo deshaciéndose con la metralla. Allí, como corresponsal en Vietnam, escribió crónicas estremecedoras y sacó fotos que testimoniaron la inutilidad de la guerra. El mismo decía -como cita su hija Encarnación recordando un video, de exhibición en la muestra- "que iba a cubrir la historia más grande de ese momento" (1968).

Varias fueron las crónicas que escribió para su diario y la primera de ellas, premonitoriamente, apareció el día en que murió, un 8 de mayo de 1968. A partir de ese momento, más allá de su muerte, sus textos entraron en la historia del periodismo. Seguiría siendo un muchacho joven, un poco mayor que alguno de sus varios nietos a los que no conoció. Se había ido a Saigón dejando una señora de 24 y una beba de casi un año; Juan Ignacio nacería seis meses después. 

La muestra que se exhibe en el Museo Pueyrredón fue una iniciativa de la Municipalidad de San Isidro y de otro periodista, Carlos Reymundo Roberts. Allí se pueden ver la Lettera en la que Ezcurra escribió tantas crónicas, el carnet de periodista, su cámara fotográfica, esas hojas mecanografiadas ante las que su hija Encarnación se emociona. También hay un video de Vietnam donde aparece.

Muchas fotos aparecen testimoniando viajes que dan cuenta de la agudeza y la emoción de su mirada (las de los habitantes de Vietnam emocionan) y también el último artículo escrito el día de su muerte. Allí sus palabras kármicas lastiman: "Correrá mucha sangre en mayo". Sus restos no regresaron y según su hija Encarnación: "Su muerte se probó con una foto. No sabemos cómo murió".

Cincuenta años después se lo recuerda entre los viajeros famosos que convoca un Museo. Luego de compartir el ritual de la memoria, Encarnación, también periodista, reflexiona a propósito de la muestra: "Es un gran homenaje a la curiosidad, desde los cronistas virreinales a Ignacio".

Viajeros en el tiempo puede visitarse hasta el 9 de diciembre en el Museo Pueyrredón (Rivera Indarte 48, San Isidro, Provincia de Buenos Aires) los días martes y jueves de 10 a 18 horas y los fines de semana de 15 a 19, con entrada gratuita.