DE QUE SE HABLA HOY

La final de la Libertadores es una tragedia

Qué River y Boca hayan quedado finalistas de la Copa Libertadores, el torneo de fútbol más importante del continente, debió ser una fiesta para los argentinos, pero en lugar de celebrarlo lo dramatizamos y casi casi convertimos un partido en una cuestión de Estado.

Somos incorregibles (y para ampliar la definición del genial Borges digo todos, los peronistas y los otros) porque no es razonable que ante una gran noticia para el deporte más importante del país, nos pongamos a la defensiva y todos quieran aprovechar todo.

Empezó el propio Presidente cuando "sugirió" que ambos partidos se jugaran con la presencia de la hinchada visitante en un claro guiño demagógico que le tiró por la cabeza a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que primero dijo que se podía pero luego cuando los presidentes de los clubes, Rodolfo D´Onofrio y Daniel Angelici pusieran el grito en el cielo, dio marcha atrás y hasta Macri dijo que sólo había sido una idea.

Empezó muy rápido la disputa entre qué días y a qué hora se debía jugar, incluso hasta aparecieron representantes de la comunidad judía diciendo que el sábado no era bueno para ellos por su religión.

Finalmente hubo acuerdo, el primer partido el sábado 10 a las cinco de la tarde en la cancha de Boca y la vuelta en el estadio de River el Sábado 24 también a  las 17.

El país entero ya vive un clima de preguerra deportiva, ya aparecieron las viejas glorias de siempre con chicanas al estilo de "poner huevos", "gana el más guapo". Ya hubo pintadas en el Monumental que ayer amaneció con pintadas provocadoras: "Tu gente no quiso visitantes, Boca sí. Ribercagon", escribieron en uno de los portones de acceso a la tribuna Centenario, acompañando las pintadas con una letra B recordando el paso de la institución por la segunda categoría en el 2011.

La estupidez llega a límites que las autoridades de Boca no permitieron que River decorara su vestuario de visitante, solo usado por sus jugadores, con elementos motivacionales, algo que es de uso corriente. River respondió que en el Monumental Boca no podía llevar al vestuario que le corresponde ni un banderín. El jefe de Estado no paró y sumó un "chiste más" que a cómo están los ánimos no lo festejó nadie, incluso el titular del los Millonarios no le dejó pasar la broma a Macri quien durante una visita a un laboratorio habló con un grupo de empleados hinchas de Boca de la superfinal de la Libertadores y dijo sin saber que lo estaban grabando: "Esta vez se nos tiene que dar, este culón de Gallardo".

Rodolfo D'Onofrio no se calló y le respondió: "Con todo respeto al señor presidente, creo que los dirigentes tenemos el deber y la obligación, en este momento, de no hacer chicanas ni bromas ni nada por el estilo. Eso dejalo para otro momento, dejalo para tus amigos... Pero quienes estamos al frente tenemos que plantear que esto es un juego, es una diversión".

Los técnicos decidieron silencios absolutos y el del Boca, Guillermo Barros Schelotto se indignó con dos dirigentes de su propio club.  "Si Boca llega a la final de la Copa Libertadores, no le gana ni la Francia campeona del mundo", dijo Royco Ferrari, vicepresidente de Boca, en la previa del duelo de vuelta ante Palmeiras. "Te doy mi palabra que esta Copa Libertadores la ganamos", agregó el directivo Marcelo London en las últimas horas.

Pablo Pérez, el mediocampista xeneise reconoció que no le gusta jugar estas finales pero horas después dijo "a mí nadie me gana de guapo".

Marcelo Gallardo no podrá entrar a la Bombonera por la sanción de la Conmebol y ya son tantas las especulaciones que parece una película del Inspector Gadget. Hermetismo, secretos, todo gira en torno al misterio y la angustia y de la fiesta ni una palabra.

Incluso sabiendo cómo están las cosas en la sociedad, habilitaron el Obelisco para los festejos  el día en que haya un campeón. Y ya sabemos que habrá banderas del club ganador pero también capuchas, palos, molotov y piedras, porque esta los muchachos no se la pierden. Somos incorregibles, ya pensamos más en cómo vamos a castigar al perdedor que como vamos a disfrutar haber ganado. Lástima, en otro país habría clima de fiesta, alegría y esperanza.

V. CORDERO