SUPLEMENTO ANIVERSARIO. EL ENCANTO DE LA CLASE MEDIA

Consumir cultura es una de las aspiraciones más importantes

El teatro porteño tiene de todo. "Sugar", "Toc Toc" o "Qué hacemos con Walter" son las obras que va a ver cierta clase media. Las más comerciales, las más famosas. Sin embargo, también hay otro segmento que elige las propuestas arriesgadas del "under" o del prestigioso teatro oficial. A veces los públicos se mezclan. Lo concreto es que sería impensable que el enorme sistema teatral de la Ciudad -conformado por casi doscientas salas- existiera si no fuera por este grupo social que, sin dudas, lo motoriza.

Así lo sostiene el maestro de teatro Augusto Fernandes, quien señaló que "lo que pasa con el teatro es un fenómeno de la clase media argentina, que tiene un apetito de información y de cultura". En efecto, el teatro en la Ciudad -y también en las provincias, aunque en menor medida- constituye una señal de identidad. Consumir cultura es sin dudas una de las aspiraciones más importantes para ciertos sectores medios.

CRISIS

Sin embargo, la feroz crisis económica de este tiempo está diezmando tanto la cantidad de salas como el número de espectadores. En mayo de este año hubo una caída del 16,2% en la venta de entradas, si se lo compara con el mismo periodo de 2017, según estadísticas de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET).

En tanto, Liliana Weimer, presidenta de la Asociación Argentina de Teatro Independiente, que agrupa a 90 salas de la Ciudad, destacó que la caída en la venta de entradas es del 32,5%. ""Lo peor es que el 40% de los teatros independientes está al borde de la quiebra. No saben si van a poder llegar a fin de año", advirtió.

Ante este panorama oscuro, el empresario teatral Carlos Rottemberg publicó en una carta abierta un diagnóstico desesperado sobre la actual crisis que está teniendo el sector.

"La caída de espectadores de 2016 no se pudo recuperar en 2017, con una de las carteleras más brillantes y de nombres propios que la Avenida Corrientes recuerde. Con ese dato, no hay dudas de que el número total en la ciudad de Buenos Aires a diciembre de este año 2018 será en baja contra el último. Cada día cuesta más desempolvar los cartelitos de "No hay más localidades". Así y todo es maravilloso el empeño, pasión y convicción del colectivo teatral", expresó el productor.

Rottemberg pidió ayuda oficial ya que, en general, -según advirtió- ni la gente muy rica ni la muy pobre acude al teatro comercial. "Va la clase media y hay que apoyarla para que pueda seguir viniendo", señaló.

ESPERANZA

Diana Theocharidis, directora artística del estatal Teatro de la Ribera, advirtió en diálogo con La Prensa que es necesario realizar un enorme esfuerzo para fidelizar al esquivo público. Theocharidis usa técnicas y tiene una filosofía propia para escaparle a la crisis.

Ubicada en La Boca, lejos del nudo teatral porteño, su sala forma parte del Complejo Teatral de Buenos Aires. En este caso, el desafío es mútliple: "Este teatro está dedicado al musical y a la danza. Ofrecemos música contemporánea y ópera. El público que viene es gente de clase media, sí, pero muy particular dentro de los que es el teatro. No tenemos público espontáneo, por ejemplo. Vienen especialmente aquí".

Para lograr audiencias, una de las claves es hacer confluir lo popular con la alta calidad. "Hasta hace poco tuvimos al director Alfredo Arias con Divino Amore (la obra pasó al Teatro San Martin). El ya estuvo con "Cinelanadia" hace dos años en nuestra sala con un enorme éxito. Arias tiene la virtud de conjugar una altísima calidad con gran repercusión de público. Apuntamos hacia ello", explicó la directora.

A pesar de la merma de público, Theocharidis señaló que la gente está siempre interesada en ver teatro. "Como país estamos atravesados en una crisis que también influye, claro. Sin embargo, nosotros tenemos entradas muy accesibles y ofrecemos programas institucionales. Si se la tienta con propuestas de calidad, la gente viene".

Lo concreto es que ante el mal tiempo reinante, los hacedores resisten y multiplican el esfuerzo. Quieren, en definitiva, que el teatro porteño siga siendo ese lugar donde reconocerse, entretenerse y poder acceder a instancias poéticas. Siempre según el hacedor y el sector de nuestra "bendita" clase media que se tome, claro está.