SUPLEMENTO ANIVERSARIO. EL ENCANTO DE LA CLASE MEDIA

Un estrato sin ideología propia

Agustín Salvia, director del Programa del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, remarca que "no hay una ideología de la clase media".

La heterogeneidad de la clase media argentina dificulta la posibilidad de encasillarla, de fijar de manera inalterable por un tiempo prolongado bandas de flotación de sus ingresos, de saber cuál es el nivel de educación de todo su universo o su ideología, como para poder predecir a quiénes votarán sus integrantes en la próxima elección. No hay una ideología de la clase media, resuelve el sociólogo Agustín Salvia, director del Programa del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. No obstante, el investigador advierte que en décadas anteriores existía una relativa homogeneidad.

-¿Cómo era esa ideología?

-Después de las décadas del 60 y 70 se perdió esa relativa homogeneidad por diferentes procesos de segmentación. Se relacionaba con la posibilidad de acceder a un buen trabajo, de tener una buena educación para transmitirla a los hijos y que puedan superar a sus padres.

-¿Cuándo y por qué se perdió?

-Esa ideología se fue frustrando. El segmento que logró acercarse más a los patrones de consumo de las clases más pudientes fue creando una ideología donde vale todo: la especulación, la corrupción, asumir riesgos para obtener beneficios extraordinarios. La especulación es parte de una ideología de la clase media en ascenso.

-¿En la actualidad se relaciona entonces con una pérdida de valores?

-El trabajo sigue siendo un valor pero lo más importante es estar ubicado en el momento y el lugar correcto y saber cómo aprovechar una oportunidad. Ya no es la constancia, la regularidad, el sacrificio diario. La identidad de las clases medias en ascenso consiste en aprovechar las oportunidades y de socializar los momentos de mayor riesgo. Es decir, desplazar los costos de la crisis y aprovechar los beneficios de una expansión.

-Y en qué se diferencia este segmento de clase media en ascenso con los de menos recursos.

-En esta nueva etapa, de modernización y globalización, la clase media en ascenso busca estar informada, tener acceso a otras partes del mundo y otras culturas como símbolo de estatus. Por el contrario, las clases medias en descenso, que se acercan más a los sectores populares, tienen un fuerte descreimiento y desesperanza de las oportunidades. La expectativa en estos segmentos pasar por ser protegidos ante la inseguridad ciudadana, la inflación, la crisis y el desempleo. Pero se impone más el temor a caer que la esperanza a ascender.

PREMIOS Y CASTIGOS

-¿La situación económica, la corrupción o la esperanza son temas que repercuten en la decisión del voto y, por ende, en la ideología de la clase media?

-Ni la situación económica ni la corrupción se constituyen en un factor moral que afecte la identidad o el comportamiento político. Ese comportamiento está predeterminado en función de esas identidades que se consideran hoy por hoy en términos políticos: o sos de Cambiemos o peronista o kirchnerista. Estos segmentos pueden estar identificados con algún partido político, por ejemplo con Cristina Kirchner, pero pudieron haber votado en la última elección a Cambiemos.

-Entonces, un amplio segmento deja de lado su ideología a la hora de votar.

-Estas reacciones muestran una falta de identidad política y lo que aparece es una aplicación de premios y castigos según la coyuntura. Las clases medias en descenso, en cambio, tienen identidades morales más marcadas. No obstante, la corrupción y la crisis económica afectan sus esperanzas. Cuando se ven frustradas sus expectativas apuestan eventualmente a algún nuevo apóstol del cambio, pregonador o líder que les muestre un camino alternativo. Se comprometen con ellos, pero sabiendo, en algún lugar de su conciencia social, que no necesariamente las promesas se cumplirán. Su defensa frente a estos ciclos y relatos políticos ideológicos es saber que va a depender de cuánto logren resistir y protegerse.

-En estos casos, ¿cuál es el comportamiento?

-Frente a la crisis es también la clase media la que compra dólares con la expectativa de saber que es lo poquito que van a ahorrar o la que busca acceder a algún crédito para lograr tener su propiedad. Es también la clase media la que va a intentar pagar en cuotas algún beneficio, consumir lo que ganan para cuando haya un momento de expansión o la que ahorra para consumos de recreación, viajes, divertimento o una cena en un restaurante. Y en caso de crisis, dejará de contactar servicios domésticos o el gimnasio, todo lo que pueda ajustar en función de defenderse de la crisis.

-¿En qué se diferencia la ideología de la clase media con las de las clases baja y alta? ¿Hay alguna que sea más firme que otra?

-Los sectores populares tienen un patrón cultural de expectativa de movilidad social mayor que el que tiene la clase media en caída. Ven en los estratos superiores un ideario posible, aunque no necesariamente alcanzable. Hay una expectativa y un valor y mantienen ciertos patrones que hacen a la identidad como la religión, el patriarcado, los roles sexuales dentro de la familia... Todo en función de potenciar las capacidades de ascenso social y de progreso.

-¿Los sectores bajos conservan entonces la motivación del ascenso social?

-Tienen mayor convicción o fortaleza en términos de pensar en un futuro económico o social fundado en su propio trabajo, donde la movilidad social resulta un fin posible, una estrategia necesaria para transmitirle a sus hijos. Es ahí donde diría que se mantiene la vieja cultura de la clase media de las décadas del 50 y 60. Son tal vez los mejores herederos de esa cultura que pretende y busca progresar a través del trabajo o la educación. Lamentablemente, las expectativas se ven frustradas de generación en generación. Pero son los segmentos que tienen más por ganar que aquellas clases medias que están en descenso, que en realidad están perdiendo, y el riesgo es a perder cada vez más.

EXPECTATIVAS VS. REALIDAD

-El Gobierno sostiene que en la última elección fueron apoyados por la clase baja por confiar en que combatirían el consumo de drogas. ¿Pudo haberse modificado el voto por otra variable que no sea la situación económica?

-El actual gobierno, tanto en 2015 como en 2017, logró atraer sectores populares, aunque no de los más marginales, y de las clases medias bajas, por crear la imagen de un posible país donde podían ejercerse aspiraciones de movilidad social ascendente. Generó la expectativa a través del trabajo, la educación y un sistema político que atacara la drogadicción, la inseguridad o el narcotráfico.

-¿Cómo se encuentra esa expectativa en la actualidad?

-Esa promesa, ese ideario, económico y social, era francamente una estafa según se puede ver ahora a la luz de los resultados. Pero una estafa en términos de que eso fuera posible en un corto plazo, sin que mediaran políticas de crecimiento y desarrollo económico de mayor capacidad de empleo y mejores trabajos para los sectores más pobres. Sin embargo, muchas personas de este segmento se apoyaron en esa necesidad aspiracional. La estafa estuvo en estos eslóganes políticos de pobreza cero, de igualdad de los argentinos, o de una lucha por crear condiciones para que los sectores más bajos lograran mejorar su posición social. Francamente, eso no se logró, incluso estamos en presencia de situaciones regresivas.

-¿Esas ilusiones se renuevan en cada elección?

-Ese ideario no está perdido. Y esa población, con ese ideario, buscará reencontrarse con Macri o buscará a otro personaje en tanto le dé perspectiva que efectivamente pueda ocurrir. 

-¿Ese ideario de los sectores bajos no caerá en la desesperanza de la clase media?

-Es parte del desafío de la política, de cómo reconstruir confianza en las clases medias y en los sectores populares, haciendo que sus campañas no sean solo promesas sino parte de una plataforma a desarrollar. En ese momento habrá una reconciliación entre la política y la sociedad. Hoy por hoy, la política es el campo de la especulación de las clases medias en ascenso, de las clases medias profesionales, con poder económico y social, que encuentran en la ella un recurso, una herramienta para mejorar sus chances.

-La política estará atenta a captar ese ideario.

-Una clase política que entienda la realidad, no solo puede ganar una elección sino que efectivamente puede transformar una sociedad y hacerla un poco mejor para que los sectores populares encuentren un ideario político y de nación que hoy en día está cada vez más desdibujado. La política para los sectores sociales pobres es vista permanentemente con desconfianza y en tanto crean en alguna propuesta, adherirán a ella con mucha más fe y con menos oportunismo pero con más expectativa en que se cumplan las promesas.