SUPLEMENTO ANIVERSARIO. EL ENCANTO DE LA CLASE MEDIA

Su vínculo con el sindicalismo

Usted bien sabe, estimado lector, que en un país como la Argentina, uno levanta una piedra y allí aparece un sindicato. La historia nos conmovió con las luchas de clases que hubo hasta 1930, con un claro ideal libertario en la mayoría de la población, enmarcada ésta en sólo dos estamentos sociales bien definidos: los ricos, por un lado y los obreros pobres y los excluidos, por el otro.

Cuando en 1930 nace la CGT -declarada fuera de todo partidismo político como así también de ideologías- se planteó que en su gran mayoría los obreros y sus organizaciones sindicales eran de clase baja. Entonces, nos hacemos las siguientes preguntas. ¿Con el paso de las décadas, el sindicalismo en la Argentina fue de clase media? ¿Lo es? ¿Nunca lo fue? ¿Alguna vez lo será? ¿O seguirá siendo fiel representante del proletariado pobre y explotado como a principios del siglo XX? Docentes, bancarios, aeronavegantes, estatales, empleados de comercio o camioneros, por citar algunos ejemplos, ¿son de clase media o llegan a serlo por los ingresos que cobran esos trabajadores?

"Con la llegada de Perón al poder, se tendieron fuertes lazos con el sindicalismo y la CGT se volvió claramente partidista, centralizando su acción en el fortalecimiento de un Estado benefactor que elevó la condición de vida de los humildes y desposeídos. Así, se creó una conciencia nueva en la clase trabajadora que los ubicó y dio origen a una nueva clase media formada por obreros, artesanos y pequeños empresarios, instaurándose un nuevo sistema de movilidad social", desgrana Victorio Pirillo, secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López.

"Había todo un mundo antes postergado que pudo acceder a los beneficios de la seguridad social, la educación, las vacaciones pagas, la salud pública y gratuita, a la vivienda, al cobro de aguinaldo, de indemnizaciones", agregó Pirillo.

Aunque el diputado Fernando Iglesias, de Cambiemos, haya derribado innumerables veces el mito peronista de las conquistas sociales. "El descanso dominical es de 1905, gobierno de Roca; las vacaciones pagas son de 1933 (Uriburu); la jornada de 8 horas es de Yrigoyen (1929) y la primera ley de jubilaciones fue sancionada en la gestión de Alvear (1924)", refuta lapidario el legislador.

Según Pirillo, "los obreros tomaron conciencia de la fuerza de producción como así también de su poder de organización. Con el tiempo, la sociedad fue mutando y las luchas dejaron de ser de clases para convertirse en luchas de grupos y ejercer presión con el objetivo de obtener beneficios para su sector.

Así, han variado sus pareceres, como por ejemplo la lucha por la libertad sexual, el movimiento hippie, el matrimonio igualitario, la ley del aborto -horizontal y que atraviesa toda la sociedad sin distinguir rangos sociales-. Hoy se unen, detrás de un mismo candidato presidencial, pobres, ricos y clase media. Así obreros, camioneros, empresarios o piqueteros, tranquilamente pueden dividir lo político y lo social, aunque se crean actores distintos de una misma realidad".

"Las penurias, carencias, dificultades y estrechez económica son afines a todos los trabajadores, independientemente de la remuneración que perciban, porque siguen perteneciendo -mal que les pese- al mundo de los asalariados", dice el municipal Pirillo.

TENSION

Por su parte, el consultor en Comunicación Sindical, Diego Serrano, sostiene que "el vínculo entre sindicalismo y clase media puede calificarse como tenso, sobre todo a partir del distanciamiento que viene dándose principalmente en las dos últimas décadas entre importantes sectores de la sociedad y las instituciones que disputan espacios de poder, como son los partidos políticos, empresarios, militares, la justicia, e incluso de la propia Iglesia".

"Esta crisis de representatividad generalizada, promovió desde muchos medios un clima de desconfianza hacia los sindicatos en particular, poniendo foco en el comportamiento del jefe sindical, cuando el verdadero interés de los poderes concentrados es mostrar, domesticar y suprimir derechos de los gremios identificados a las conquistas del peronismo".

Así, el consultor argumenta que el vínculo con las capas medias, "si reflexionamos acerca de qué significa ser de clase media, podemos convenir en que implica el acceso fluido a determinados servicios, como son salud, educación (secundaria y terciaria/universitaria), además del consumo de bienes materiales y de ocio, como pueden ser viajes, conservando a la vez una capacidad de ahorro que permite mantener aspiraciones de escala social".

"Es en este punto -agrega Serrano- donde dicha tensión se vuelve contradictoria, pues si existe una institución en la sociedad argentina que vela por sostener el poder adquisitivo y los derechos de los trabajadores, de quienes no tienen a su disposición los medios de producción de riqueza, es justamente el sindicalismo. Es gracias al lugar que ocupan los gremios, por sus Convenciones Colectivas de Trabajo, que los ciudadanos de la clase media se ven resguardados en sus actividades ya sea contra los despidos o la depredación de sus ingresos producto de una escalada inflacionaria", señaló el consultor que mantiene fuertes vínculos con las estructuras gremiales del país.

"Lo real y concreto es que muchas de las aspiraciones de crecimiento y consumo de lo que ha de llamarse "clase media" descansan sobre la posibilidad de tener un aguinaldo, vacaciones pagas o una indemnización en caso de despido. Son elementos que hacen a la calidad de vida de los ciudadanos y a su desarrollo, a los que se le suma la cobertura de obra social, gestionadas por los sindicatos, así como también las escuelas de oficios, por las cuales los gremios se erigen como los principales formadores de profesionales en el país".

Tampoco le escapa a las críticas ácidas que carga la corporación sindical. "Sería necio no reconocer la imagen negativa del sindicalista en cualquier encuesta de opinión pública, pero si se repregunta a la "institución sindical" ahí la cosa cambia y la imagen positiva sube. Sería interesante tener mediciones sobre qué piensan sus bases y no doña Rosa, como construcción del imaginario colectivo. Hoy hay una buena reputación de vastos sindicalistas que trabajan anónimamente y que lo hacen junto a muchos otros en importantes cargos, por defender derechos esenciales de la vida democrática".

"Es por esto que sin duda el vínculo entre la clase media y los sindicatos es un asunto en el que es fundamental la reflexión y la consideración por parte de toda la ciudadanía argentina, donde conviven fuertes contradicciones. Por decirlo de alguna manera, es como que el ciudadano de clase media puede despotricar en público, pero por lo bajo si se encuentra en una actividad regulada y convencionada se refugia reconociendo lo positivo del sindicato como resguardo de su poder adquisitivo para no descender socialmente, algo similar a lo que sucede en la política con el "yo no lo voté"", aseveró el consultor.

PROMOTOR

Por último, el bancario Eduardo Berrozpe, secretario de Prensa de la Asociación Bancaria, trazó un panorama similar. "Si nos remontamos a un análisis sociológico, el sindicalismo es promotor de la clase media. Lo es desde la segunda mitad de la década del 40 y más adelante con ese ejemplo del obrero que tenía un Fitito y mandaba a sus hijos a la universidad. La llegada del peronismo determinó el crecimiento de la clase media. Una clase media que pronto se olvidó de eso y frecuentemente tuvimos y tenemos gobiernos de derecha, sean dictatoriales o como el actual".

Al hablar sobre si ese particular encono de la clase media hacia la figura del sindicalista es real o sólo una pantalla, el bancario rescata que "los sectores medios laborales, bisagras con otras capas de la clase media, quieren que los sindicatos seamos como el Che Guevara mientras ellos actúan como afiliados al PRO. Lo dice claramente nuestro secretario general, Sergio Palazzo, y es que hemos perdido la batalla cultural que de todas maneras la estamos dando para poner las cosas en su lugar. El movimiento sindical ha sido en los hechos el principal defensor de la movilidad social en la Argentina".

"Y hoy es agredido como también es agredido desde hace muchos años otro factor de la existencia de la clase media como es el sistema educativo público. Yo pertenezco a un sindicato que, de alguna manera, integra sectores medios, esos mismos sectores que luego muchos se equivocan a la hora de votar y nos crean el peor escenario para defender sus derechos. Sin el movimiento sindical, la clase media no hubiera tenido la dimensión que hoy tiene en nuestro país", cerró Berrozpe.