Estrenó "Madre Coraje" dirigida por Muscari y habla de sus diferencias a la hora de encarar la profesión

Lapacó, una obrera del espectáculo

Notoriamente acortado y adaptado, el clásico de Brecht sube a escena en el teatro Regio en una puesta con toques de humor, que no resigna su actualidad ni su mensaje antibélico. "Estoy al final del rollo", confiesa la actriz.

Llega a la entrevista en el teatro Regio manejando su propio auto. Estaciona en la puerta, agradece y comienza a saludar a todos. Es amable y no parece una pose. Claudia Lapacó -dúctil, potente, una de las mejores actrices argentinas- luce feliz tras estrenar en esa sala pública "Madre Coraje", el texto clásico de Bertolt Brecht, dirigido por José María Muscari.

Agradecida y conmovida tras las primeras repercusiones, la actriz dialoga con La Prensa en la intimidad de su camarín. El mismo que usó otras veces. Especialmente recordada en el Regio es su actuación en "El zoo de cristal", de Tennesee Williams, la primera obra dirigida por Alicia Zanca, con la participación de Claudio Quinteros. Ambos fallecieron, ambos merecen un recuerdo muy cariñoso de Lapacó. "Adorables los dos. Claudio era un excelente actor. A Alicia algunos la criticaban por la puesta de "El zoo..." porque tenía humor. Había algo de prejuicio. Entonces a aquellos que vienen ahora a ver "Madre Coraje", les digo: quiero que miren y vean esta versión de Muscari".

-¿Aparece Brecht?
-Aparece, claro que sí. José (Muscari) le ha puesto cosas, humor, por ejemplo. El público se sorprende también por la energía. Yo soy una persona con mucha energía pero acá tengo la posibilidad de mostrarla con todo, y se trata de una mujer que va por los caminos, muy bruta.

-La obra está bastante adaptada. Intervenida.
-Sí, sí. La acortó muchísimo. Son más de 20 personajes y él dejó nueve, pero la historia está perfectamente contada. Además, puso seis bailarines que representan a los soldados, la guerra.

-¿Dialoga con el presente?
-Totalmente. Se habla de corrupción, de las guerras, de los intereses económicos. Las guerras siguen porque hay un gran negocio detrás. Parece escrita ayer.

RELATO ANTIBELICO
En efecto, "Madre Coraje" es uno de los poderosos alegatos antibélicos brechtianos -estrenado en 1949- que ya fue interpretado, en nuestro medio, por grandes actrices como Cipe Lincovsky (1953 y 1989) y Alejandra Boero, en 1971. -¿Usted vio esas puestas?
-No pude, por diversos motivos. Viajes, mis hijos eran chicos, cosas así.

-El personaje es una heroína muy particular, nada buena, como podría suponerse por el título.
-Tiene todos los condimentos de una madre pero es una comerciante que adquiere una rispidez, una avaricia y una voracidad enormes. Ella quiere que siga la guerra porque todo lo que vende lo puede revender encarecido. Si termina la guerra, son porquerías para tirar. Hay que irse al centro de las trincheras a vender a precios caros a los soldados desesperados. Se le produce hasta una cosa física con la ganancia. En un momento dice "yo en lugar de alma, tengo una alcancía". Eso es tal vez lo que más me gustaba.

-¿Muscari le pidió algo específico para este personaje?
-Me dijo "acá abuelita no es y menos buena". Que sea despiadada.

-¿Es verdad que llegó al primer ensayo con todo estudiado?
-Sí, ya desde quince días antes sabía toda la letra. Eso es algo que últimamente hago y cada vez más porque los directores lo piden. He estado en compañías donde hay compañeros que dicen: "primero te tiene que pasar por el cuerpo". ¡Es mentira! El texto se debe conocer y si querés hacer improvisaciones, igual se pueden hacer. Sucede que es terrible la pérdida de tiempo cuando un actor no sabe la letra.

-Si se sabe hay mucho terreno ganado, un tiempo que puede aprovecharse para otra cosa.
-Por supuesto, en pensar cómo va a ser el personaje, cómo lo vas a decir, cómo lo encarás. Me hace muy feliz que a José le haya gustado mi forma de trabajar. Nunca había trabajado con él y nunca me imaginé que iba a ser tan maravilloso, tan agradable, con una energía tan positiva. Me ha dicho cosas muy hermosas.

-El está "enamorado" de usted, está encantado con su actuación.
(Sonríe) -Ha dicho cosas maravillosas. Pero después, no se privó de nada a la hora de los ensayos.

-¿Le marcaba mucho?
-Sí, todo el tiempo. Lo que pasa es que el director que no te dirige no te está respetando; es un egoísta. José sabe lo que quiere y siempre te pide más y más. Y cuando yo ya pensaba "está", él cortaba o cambiaba. A menos de una semana del estreno sacó tres páginas enteras. Y claro, cundió el pánico. Uno ya está engolosinado con lo que dice y había situaciones que me gustaban mucho. Y él las voló porque era muy largo y no lo quería así.

-¿No protestó?
-¡No! Yo dije "jamás protestar", y mirá que eran cosas que me gustaba mucho hacer. Pensé: "Las hice durante dos meses y me divertí, ya está. Ahora no me toca hacerlo".

-¿Qué le llegó de las primeras devoluciones de parte del público?
-Muchos destacaron mi relación con la hija muda. La interpreta Iride Mockert, que está extraordinaria. Desde el comienzo tuvimos un muy buen vínculo, como si nos conociéramos de antes. Yo le digo cosas muy crueles en escena y me han comentado que se ve un lazo de amor muy fuerte entre esa madre y esa hija a pesar de todo. Que se logre eso en una obra, con una actuación, resulta conmovedor.

EL METODO
-Usted es muy admirada. Ha recibido todos los premios del teatro argentino.
-Soy una obrera del espectáculo. Y me han dado la posibilidad de poder crecer cada vez más con los roles que me dan, según la edad que voy teniendo. Estoy al final del rollo. Si me hubiesen tocado estos roles hace cuarenta años no habría tenido la experiencia y la garra de ahora. Las cosas pasan cuando tienen que pasar; por eso no hay que empujar ni forzar.

-¿Qué busca al actuar? ¿Por dónde va?
-En la primera lectura de una obra, sé si quiero hacerla o no. Afortunadamente, me ofrecen muchas cosas y a veces funcionan muy bien y son hermosas pero a mí no me interesa hacerlas, no me interesa el personaje. Tengo que leer y decir "esto es para mí", que me pase algo ahí. Nunca me tomo el tiempo para ver si me conviene o no.

-¿Y después, en el proceso?
-Siempre trato de ser diferente. No hacer lo que me queda cómodo o lo que sé que le va a gustar a la gente de mí. Eso no me interesa. Quiero tratar de hacer el personaje pero que no se parezca a uno anterior. Eso es lo que me divierte, me entretiene, me apasiona y me hace trabajar.