Los nombres del mañana ya empiezan a aparecer hoy

Tras la derrota a manos de Brasil es tiempo de pensar en el futuro de la Selección. Aun sin saber quién será el técnico, surgen jugadores que van aprobando exámenes para ser tenidos en cuenta. Aportan la frescura y el entusiasmo de los que carecía el equipo nacional.

El centro llega al área. Miranda le gana la posición a Nicolás Otamendi y con un cabezazo introduce la pelota en el arco de un Sergio Romero de pobre respuesta. Brasil 1-Argentina 0. Terminó el partido en suelo árabe y comenzó el tiempo de ver qué hay detrás de una derrota menos dolorosa de lo que podría haber sido cualquier otro traspié a manos de los verdiamarillos. 

Se sabe: en condiciones normales perder con Brasil causa una desazón enorme. Esta situación cambia por el momento de la Selección, por esta etapa de incierta reconstrucción en la que ni siquiera se sabe si Lionel Scaloni, hoy DT interino, mañana será el técnico definitivo o no será nada. Este tiempo en el que muchos jugadores ignoran si tienen futuro en el equipo nacional o si son simples aves de paso que sobrevuelan los despojos del elenco albiceleste que provocó el descalabro del Mundial de Rusia.

Nunca antes en el pasado reciente el Seleccionado pasó épocas de tanta incertidumbre. Nunca antes estuvo tan a al deriva como ahora. Lo llamativo es que, incluso en este contexto irracional en el que la AFA no encuentra entrenador y se encomienda a una solución insospechada como la que representa Scaloni, surgen buenas noticias.

Cuando no pocos intuían que la despedida de la camada de futbolistas que integró la Selección durante más de una década pondría en marcha un período de trabajosa búsqueda de sucesores, el técnico halló rápidamente jugadores a los que no les temblaron las piernas cuando se vistieron de celeste y blanco. Incluso nombres que jamás habrían sido tenidos en cuenta en circunstancias menos traumáticas han rendido más allá de las expectativas.

Renzo Saravia fue un celoso marcador de una estrella como Neymar y no se dejó encandilar por el fulgor del atacante del PSG francés. Así como una vez Gino Peruzzi en sus días en Vélez sacó reputación de buen marcador anulando al mismo delantero brasileño, ahora le tocó al lateral de Racing exhibir credenciales que nadie -o casi nadie- le advertía.

SE PERDIERON EL MUNDIAL

Otros hombres como Giovani Lo Celso, Leandro Paredes y Lautaro Martínez dejan expuestos los errores de Jorge Sampaoli a la hora de confeccionar la lista de 23 mundialistas para Rusia. Los tres merecían estar porque aportan muchas cosas de las que careció la Selección en la Copa del Mundo. Buen juego, claridad para leer los tiempos del partido y hasta una cuota de sacrificio brindan los dos primeros. Y aquí queda todavía más en evidencia la equivocación de Sampa al relegar a Lo Celso -que sí integró el plantel- al rol de mero espectador. Paredes, por su parte, entró y jugó como si toda la vida hubiese sido parte del conjunto nacional. Al mediocampo en el Mundial le faltaron volantes con esas características. 

Lautaro debía estar en Rusia. Es la aparición más fulgurante del fútbol argentino de los últimos tiempos y fue injustamente ignorado. En esta gira no sólo le hizo un gol a Irak, sino que confirmó que es un delantero de primer nivel. Llegó para quedarse.

Lo mismo puede decirse de Germán Pezzella, un defensor de enorme jerarquía que hace rato viene destacándose y que debió haber estado entre los 23. Claro, perdió con un Marcos Rojo sin rodaje pero avalado por su pasado. El ex River es presente y futuro. Se entendió a la perfección con Otamendi, integrante de la vieja guardia que cumplió una gran tarea ayer contra Brasil pero no rindió en el Mundial.

Rodrigo Battaglia también estuvo en la consideración del Zurdo de Casilda, pero no viajó a Rusia. La memoria lo acercaba como un mediocampista de buen pie en Huracán. Hoy es mucho más que eso: juega y marca. 

En esa zona de la cancha también se suma la contribución de Roberto Pereyra, quien ha evolucionado hasta adquirir una madurez y una utilidad enormes para cualquier planteo al que el entrenador de ocasión desee recurrir. Antes había sido Exequiel Pereyra el que había dicho presente en las primeras presentaciones del equipo de Scaloni y su irrupción ratificaba que la Argentina continúa produciendo futbolistas de calidad a granel.

En el fondo también quedó claro que a Nicolás Tagliafico le queda por delante un prolongado ciclo en el Seleccionado. Está hecho a la medida del equipo nacional y tiene en Marcos Acuña a un sustituto de otras características pero igualmente útil. Incluso Eduardo Salvio, un capricho de Sampaoli como lateral por la derecha ha recobrado importancia moviéndose unos metros más adelante y con pocos minutos en la cancha demostró que no se lo puede excluir tan fácilmente.

EN DEUDA

Ausente Lionel Messi y con poco lugar para el regreso de la mayoría de sus laderos en los últimos años, se suponía que la nueva etapa -por ahora con Scaloni y más adelante vaya a saber con quién- estaría marcada por el acceso de Paulo Dybala y Mauro Icardi a la condición de nuevos referentes albicelestes. Pero no. Ambos siguen en deuda.

Dybala tiene potencial para ser un fenómeno, pero en la Selección es uno más. Ausente, poco gravitante, casi tímido, el cordobés continúa sacándose notas muy bajas en cada examen que rinde en la Selección. No asoma como conductor y menos como definidor. De hecho, en 16 partido todavía no marcó siquiera un gol. Una producción demasiado modesta para alguien en quien tantas esperanzas se han depositado.

Tampoco Icardi hace demasiado para sepultar en el olvido a Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero, los centrodelanteros que más tiempo estuvieron en el equipo en los procesos anteriores. El capitán del Inter insinúa, se mueve bien, colabora en el juego aéreo en defensa y en ataque, pero se lo nota prácticamente inofensivo. En la comparación pierde por goleada con Lautaro Martínez y hasta Giovanni Simeone pide pista para tener una oportunidad.

El regreso de Romero al arco luego de su lesión antes de la Copa del Mundo no colmó las expectativas. Nunca fue discutido porque jamás cometió pecados mortales que motivaran su salida, pero tampoco se lo puede considerar imprescindible. Ante la ausencia de Franco Armani por lesión, su presencia era clave para conferirle experiencia a un plantel muy novato, pero si se equivoca como en los minutos finales frente a Brasil...

ESPERAR Y NO DESESPERAR

Está claro que el incipiente proceso que vive la Selección puede quedar reducido a la nada si el DT que reemplace a Scaloni -en caso de que éste no siga en el cargo- desestima las pruebas que el técnico interino viene realizando. 

En cambio, si toma debida nota de lo actuado hasta ahora, puede ir delineando un grupo de jugadores muy rico y con proyección de futuro. Nuevas caras para un nuevo tiempo. Frescura y entusiasmo, dos virtudes que venían echándose en falta. 

Y si se diera el milagro de que Scaloni fuera ratificado en el puesto, entonces se habrá ganado tiempo y se mirará a la Copa América no como un banco de pruebas sino como un trampolín para el despegue definitivo de la Selección post Rusia 2018.

Sea como fuere, es vital que la AFA no pierda más tiempo, termine de deshojar la margarita y se tome el tiempo necesario para que surja una idea que haga que, de una vez por todas, la improvisación deje de ser una característica recurrente del equipo nacional.