Luz roja por el recalentamiento global

El secretario de Ambiente de la Nación, Sergio Bergman, aseguró que no existe nada más caro para la economía que destruir el planeta. Advirtió que hay que cambiar el modelo industrial y pidió que las potencias contaminantes hagan más en materia de emisiones de gases de efecto invernadero.

Con la presencia de destacados funcionarios europeos y latinoamericanos se celebró el encuentro Euroclima

 

 


Luego de tres días de debates en un importante hotel del barrio de Retiro, la Unión Europea y 18 países de América latina dieron por finalizado el encuentro anual de Euroclima+, el programa que promueve el intercambio de iniciativas sobre cambio climático para dar cumplimiento a los compromisos del Acuerdo de París.

Con la presencia de destacados funcionarios de ambos continentes, el evento puso el foco en la rapidez con que hay que actuar para detener el recalentamiento global antes de que sus efectos se tornen irreversibles, ya que, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), al mundo le quedan tan sólo 12 años para prevenir una catástrofe si no se limita la temperatura a 1,5ø.
"Hay que ser conscientes de la emergencia", señaló la embajadora de la UE Aude Maio-Coliche, quien instó a las partes a realizar mayores compromisos y "pasar del campo de la teoría a la acción".

Para lograr ese cometido, el secretario de Ambiente de la Nación, Sergio Bergman, propuso cambiar la matriz productiva, debido a que "la temperatura se está midiendo en base a un paradigma de la humanidad como lo fue la revolución industrial"
"El cambio climático no es el problema, es un indicador. Cuando uno confunde este indicador con el fondo del problema pierde mucho tiempo y dinero. Es por eso que nosotros entendemos que la discusión de fondo es alertarnos de que no podemos seguir haciendo las cosas como las venimos haciendo. ¿Por qué pensamos en los grados de temperatura y no en el modelo de referencia del que partimos?", señaló el rabino.

El funcionario cree que "hay que pasar de una economía lineal a una circular, donde podamos establecer que ya nada puede ser rentable si no es sustentable, si no establecemos principios donde aquel que contamina, pague. Es un triple impacto desde lo económico, lo ambiental y lo social, es decir, la contracara de lo que la revolución industrial ha propuesto, porque no hay nada más caro para la economía que destruir el planeta"

Ante la consulta de La Prensa sobre las posibilidades de revertir esta tendencia, Bergman explica que "si uno contabiliza lo que degrada el ambiente no sólo en término de vidas o calidad de vida sino también de infraestructura, son todas obligaciones de los Estados. Esta visión no es sólo desde una agenda de ambiente sino desde la propia Constitución de la Nación, de nuestros derechos humanos. El acceso al agua potable, el saneamiento, la alimentación, la salud y la educación están vinculados a esta agenda. Por eso entendemos que es muy caro no trabajar de manera sostenible"

-¿Inclusive va a ser más caro por la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París?
-En realidad, Estados Unidos evolucionó en su posición. Obviamente que lamentamos su salida porque no quiere asumir los términos y condiciones y los quiere renegociar (algo que por suerte las naciones le dijeron que no, que está para cumplirlo). Ellos sí acuerdan en lo que tiene que ver con políticas de largo plazo. Hay una discusión por el tema de las energías y el financiamiento global (respecto al aporte económico que había prometido para reducir los gases de efecto invernadero), pero al final del día todos acordamos que si no hay un cambio de matriz energética y de sistema productivo esto se transforma en inviable, y como bien decís, entonces uno se pregunta quién lo paga. Por eso los que más contaminan el planeta son los que más tienen que poner. 

-¿Cómo está la Argentina en cuanto a sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)?
-Nosotros, y de hecho toda América latina, tenemos un porcentaje de GEI que es insignificante en relación a las potencias industrializadas. Es más, somos un sumidero de dióxido de carbono, Latinoamérica es un pulmón, lo que ocurre es que esta agenda no resiste límites trasnacionales: "vos tenés la culpa, yo soy inocente". Todos tenemos que participar porque vivimos en la misma casa. 

PLASTICO
Así como Bergman relacionaba la incidencia del hombre con el incremento de los gases contaminantes en el último siglo, una de las características de ese proceso ha sido la utilización del plástico, material que muchos acusan de ser el responsable, en su producción, del llamado efecto invernadero y de la degradación ecológica. 

La gran cantidad que se desecha a los océanos está alarmando al mundo con niveles nunca antes vistos: ya existe un área con residuos en el Pacífico que tiene tres veces el tamaño de Francia, unas 87 mil toneladas, llamada "la isla de basura", que pone en peligro también a países centroamericanos como Guatemala. Su ministro de Ambiente, Alfonso Rafael Alonzo Vargas, urgió a los gobiernos a "dejar de ser románticos" con el tema. 

"Guatemala es el cuarto país más vulnerable del mundo y sin embargo se compromete con diversas políticas a resolver el cambio climático. Nosotros tenemos un 0,10% de responsabilidad de los gases de efecto invernadero, por no decir nada, cuando la contaminación de China por ejemplo es de un 27%. No es muy lógico, no nos pueden juzgar a todos con la misma vara porque no todos contaminamos por igual", reclamó. 

Si bien reconoce que el plástico es un gran invento, dice que la humanidad "no sabe qué hacer con la disposición final", pero puso como modelo los trabajos que viene realizando su país junto a Honduras y República Dominicana con las biobardas, un dispositivo que retiene la basura acumulada en el agua.

TRANSPORTE
Una de las patas en la contribución de los GEI es la concentración de CO2 en la atmósfera. Por eso, Uruguay se presentó en Euroclima con una propuesta energética innovadora para reconvertir parte de su parque automotor.
Paola Visca, asesora del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial charrúa, así lo explica a este diario: "el transporte es el principal emisor de CO2 en Uruguay, por eso venimos haciendo una transformación para el período 2005-2030 en donde fomentamos las energías renovables y la matriz eléctrica (que actualmente es 60% hidráulica, un 20% eólica y un porcentaje más chico de biomasa y solar/fotovoltaica). Tenemos la ventaja de que durante la noche los molinos de viento generan energía para el transporte eléctrico, que es 6 veces menor que el costo del combustible fósil. Para nosotros son muchos los beneficios, incluso es un tema de soberanía porque no tenemos petróleo. Por eso si vos tenés una matriz eléctrica autóctona más un transporte que tiene fuente renovable, te volvés independiente", recalca.

MAPA DE RIESGO
Si bien son muchas las áreas en donde los gobiernos pueden actuar para mitigar los efectos del calentamiento global, en la Argentina se viene desarrollando con éxito un mapa de riesgo climático que sirve para prevenir futuras inclemencias o evaluar condiciones del terreno.
Carlos Gentile, secretario nacional de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, afirma que esta iniciativa "puede ser aplicada tanto por los propios beneficiarios directos como por los municipios o las provincias para visualizar los impactos y variables climáticas, sobre todo cuando se proyecta a mediano y largo plazo", aunque también ayuda a nivel país para visualizar los vectores como el chikunguña y así planificar una campaña. 

Estos datos, que se pueden consultar en la página www.simarcc.ambiente.gob.ar, se fortalecerán ahora con el aporte del nuevo satélite argentino lanzado por la Conae, el Saocom 1A, que genera sistemas de alerta temprana.
"Creemos que va a dar cierta predictibilidad a las variables que tienen que ver con las catástrofes. El cambio climático aumenta no sólo la frecuencia sino también la intensidad de los fenómenos, y eso lo vemos con las inundaciones. El Saocom nos va a dar mayor calidad de información para los mapas de riesgo", subraya.

-Sobre todo para el sector agroganadero...
-Por supuesto, el campo tiene que planificar su adaptación a los cambios del clima y este tipo de herramienta es crucial para ellos. A veces ven variables que no proyectaban y a un horizonte mediano los va a empezar a afectar. En nuestro país antes teníamos áreas inundables en donde no había sequías, y hoy en el mismo año el productor puede ver ambos fenómenos.