De la iniquidad a la leyenda negra

Galileo Galilei
Por Jean-Yves Boriaud
Editorial El Ateneo - 304 páginas

A la dramática vida de Galileo (1564-1642), y sobre todo a su inicua condena por parte del tribunal de la Inquisición, es evidente que cuesta separarlos de la leyenda negra contra la Iglesia. Es lo que sucede en la presente biografía del historiador Jean-Yves Boriaud. Un volumen que en su edición original en francés, en 2010, llevaba el elocuente subtítulo de L"Eglise contre la science, omitido en la actual traducción al castellano.

El problema de ese prisma deformante es que le cuesta hacer pie en la propia obra. Porque la idea del oscurantismo eclesial que se quiere postular choca con el panorama intelectual del momento, cuya elite científica estaba nada menos que en el Collegio Romano de los jesuitas. Algunos de sus integrantes llegaron a aventajar al genial astrónomo. Por ejemplo, en el estudio sobre las mareas.
Galileo, incluso, es presentado aquí como un hombre siempre cercano a los poderosos, tanto de la política como de la Iglesia, que lo favorecieron en su ascendente carrera hasta que cayó en desgracia.

A pesar, entonces, de que el encuadre de fondo no se verifica -y que el autor quiere salvar hablando de un personaje contradictorio-, hay varios aciertos en esta biografía.

Boriaud, un especialista en el Renacimiento italiano, revisa con paciencia los escritos de Galileo y aquellos que dejaron sus biógrafos, y con todo este material reconstruye los inicios de la vida del astrónomo, sus prodigios -como la mejora del telescopio, el microscopio, o sus observaciones astronómicas- y sus disputas intelectuales. El drama de su vida está bien reflejado.

A su favor cuenta la recreación del contexto en que le tocó vivir a este genio extraordinario, lo que resulta esencial para entender su desenlace. Un telón de fondo donde se aprecia el fin de una época de príncipes protectores de artistas y sabios, y el comienzo de la Contrarreforma católica, con un mayor celo sobre cuanto pudiera cuestionar la doctrina. En este caso, una cosmología única asociada al Credo.

Boriaud traza un equilibrado retrato de Galileo, incluso con sus errores y sus vanidades, y narra con acierto cómo la conjura se cierne de a poco sobre él, infiltrando otras acusaciones al heliocentrismo. De particular interés resulta la indagación del autor sobre lo que pudo haber estado detrás del célebre juicio, incluida una controversia sobre la Transustanciación.

En el centro de mira hubo una cuestión teológica a la que Boriaud no se muestra comprensivo. Pero conforme se avanza en la obra parece cada vez más claro que no fue tanto el heliocentrismo lo que la disparó -la Iglesia había reconocido a Copérnico que, dicho sea de paso, era sacerdote y canónigo-, sino más bien los muy humanos egos personales. La condena a prisión de Galileo y su prohibición de volver a hablar en público del tema, ignominiosa y todo como fue, está sin embargo lejos de la aversión a la ciencia o la muy visitada oposición entre fe y razón, como pretende la leyenda negra.