"La pobreza podría trepar hasta el 32%"

En el segundo semestre se sentirá todo el rigor del impacto de la devaluación, con más inflación y mayor desempleo. La red de planes sociales es clave, asegura Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas de la UNLP. Los roles del mercado y el Estado en esta coyuntura. La Argentina, con su aumento en la cantidad de pobres, va a contramano de América latina.

Complejo, resbaladizo, repleto de aristas, el tema de la pobreza es de abordaje arduo. Aún a los especialistas les cuesta leer las señales que lanza una sociedad donde el nivel de pobres alcanza al 27,3%, en una parábola ascendente que contrasta y mucho con lo que ocurre con otros países de la América Latina.

En Argentina, exportadora de alimentos al mundo, los pobres se multiplican por encima de los guarismos que muestran naciones como Panamá, Colombia, Chile, Uruguay o Perú, donde este flagelo ha ido decreciendo, sin prisa ni pausa. Leopoldo Tornarolli, economista e investigador senior del Cedlas (Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales), de la Universidad Nacional de La Plata, tiene algunas respuestas para la pregunta que lo engloba todo: ¿Por qué llegamos a esto?

Algo más sobre los números de pobreza publicados ayer. Vean el gráfico de abajo, que muestra la evolución desde 2007. En 2007 la pobreza estaba en un nivel bastante alto en términos históricos. Hasta comienzos de 2011 hubo una tendencia a la caída. pic.twitter.com/SQ7o76a2bV

— Leo Tornarolli (@ltornarolli) 28 de septiembre de 2018 ">http://

 

¿Qué primera reflexión le genera el último índice de pobreza difundido por el Indec?

-El incremento en la tasa de pobreza, aunque sea de una magnitud moderada, nunca es una buena noticia. Pero no puedo decir que se trató de una sorpresa: dados los acontecimientos económicos de los últimos meses, esperaba un incremento en la incidencia de la pobreza. Tampoco me sorprendió la magnitud del incremento: si bien en mayo y junio, luego del inicio de la crisis cambiaria, ya se empezaron a hacer sentir la escalada inflacionaria y el enfriamiento de la economía, hay que recordar que en los meses anteriores el país aún se encontraba en crecimiento, por lo que esos primeros meses del año relativamente buenos contribuyeron para que la medición de pobreza del primer semestre no muestre una suba muy pronunciada respecto al semestre final del año pasado. Lamentablemente, en el semestre que está transcurriendo no vamos a tener meses buenos, en todos ellos la economía se contraerá respecto al año anterior y las tasas de inflación serán superiores a las del primer semestre.

-¿Cuánto cree que se acentuará este proceso a partir de la devaluación y el incremento tarifario?

-Parte del efecto de la depreciación del peso en la tasa de pobreza, al menos de la primera etapa ocurrida en mayo, ya se manifestó en la última medición de pobreza: el aumento de 25,7% a 27,3% se explica íntegramente por lo ocurrido en los meses de mayo y junio. Este primer efecto negativo provino exclusivamente del deterioro en los ingresos reales por la aceleración inflacionaria que siguió a la depreciación del peso, las estadísticas laborales del primer semestre mostraron que no hubo una contribución significativa del empleo al aumento de la pobreza. En este segundo semestre el recrudecimiento inflacionario hará que el deterioro en los ingresos reales sea más fuerte que el observado en el primer semestre. Además, es casi seguro que va a haber una caída en la tasa de empleo y un empeoramiento en la tasa de informalidad laboral. En este sentido, la tasa de pobreza del segundo semestre va a crecer producto de dos efectos que se refuerzan: caída en los ingresos reales de la población y empeoramiento del mercado laboral. Aunque es difícil precisar la magnitud del incremento, creo que la tasa de pobreza del segundo semestre se va a ubicar por encima del 30%, y no me resultaría extraño que alcanzara el 32%.

PLANES SOCIALES

-¿Cuán necesaria es la estructura de planes sociales para sostener a la franja social sumergida en la pobreza?

-Es muy importante. Aunque los ingresos que transfiere el Estado no influyen demasiado en la tasa de pobreza (sí lo hacen un poco más en la tasa de indigencia), son muy importantes para mejorar, al menos en el corto plazo, las condiciones de vida de los hogares beneficiarios. En ese sentido, es importante la implementación de medidas que permiten sostener el poder adquisitivo de esas transferencias. En el acuerdo que el Gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional se establecía cierta flexibilidad en los objetivos de déficit fiscal (la llamada salvaguarda social), para permitir que el Estado recompusiera el poder de compra del monto que reciben los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo. Semanas atrás se anunció que esa flexibilidad se utilizaría para entregar, antes de fin de año, dos bonos adicionales a los beneficiarios de la AUH. Esperemos que dicha medida se mantenga y que sea suficiente para compensar, aunque sea parcialmente, los efectos negativos que la crisis está teniendo sobre las condiciones de vida de esos hogares.

-Hay economistas que proponen calificar en oficios a los beneficiarios de planes sociales con el objetivo de luego lanzarlos al mercado. ¿Es esto viable?

-En muchos programas sociales alrededor del mundo, incluso en Argentina, se han incluido capacitaciones y aprendizaje de oficios, con el objetivo de mejorar las posibilidades de empleo de los beneficiarios, en algunos casos con buenos resultados, en otros sin demasiado éxito. Deben tenerse en cuenta varios aspectos respecto a esto: 1) en un programa como la AUH, con millones de hogares beneficiarios, es logísticamente imposible (y muy costoso) implementar intervenciones de este tipo para todos los hogares; 2) para muchos beneficiarios el problema principal no es la baja empleabilidad por falta de capacidades productivas, sino que enfrentan problemas más profundos (discapacidad, madres solteras con varios hijos que no pueden salir a trabajar porque no tienen con quien dejar a los hijos), por lo que esto no sería una solución universal; y 3) la capacitación no resuelve el principal problema que enfrenta Argentina desde hace años: la economía no crece lo suficiente como para garantizar que la demanda de empleo absorba a los hoy beneficiarios de los programas sociales que no tienen empleo o que se encuentran en ocupaciones precarias.

-¿Por qué luego de crecer varios años a tasas chinas no redujimos la pobreza? ¿Por qué en la Argentina bajó menos que en el resto de América Latina?

-La evolución de la pobreza en Argentina durante este siglo siguió el mismo patrón que la economía en general: se incrementó muy fuerte durante la crisis de 2001/2002, se recuperó bastante rápido en la expansión posterior (estos fueron principalmente los años de crecimiento a "tasas chinas", y permitieron que la pobreza volviera a los niveles previos a la crisis e incluso bajara un poco más allá de eso) y se estancó desde 2011 (con algunos años de suba como 2014/2016/2018 y otros de baja como 2015/2017). En este mismo período, y particularmente en los últimos 8/10 años, la mayoría de los países de la región han tenido economías más estables, los que le ha permitido crecer en forma casi ininterrumpida e ir reduciendo gradualmente la incidencia de la pobreza.

-¿Qué tipo de políticas implementaron estos países y nosotros no?

-Dado que la mayoría de los países (con gobiernos de distinto signo ideológico, incluso con gobiernos de distinta ideología en un mismo país) redujeron más la pobreza que Argentina en lo que va de esta década, es difícil identificar políticas específicas comunes a todos ellos. Lo que es común a todos esos países es que han logrado evitar los vaivenes macroeconómicos (alta inflación, problemas de financiamiento, depreciaciones bruscas) con los que Argentina ha lidiado en forma casi constante en todo el período. De ese modo, lograron sentar las bases para que luego otras políticas, de distinto tipo, les permitan crecer y distribuir los frutos de ese crecimiento en la sociedad.

-¿Qué naciones tomaría como ejemplo?

-En algunos de los países, como Perú, debe estar preparado para atender a los perdedores, así como también se deben diseñar políticas públicas que faciliten la reconversión de los sectores menos preparados para afrontar el proceso. En general, podría decirse que nuestro país ha postergado mucho su integración plena al comercio internacional, pero ello no significa que ese tiempo se empleó para preparar adecuadamente la estructura productiva para una eventual integración plena. Por ello, si bien la integración al mercado mundial es cada vez más necesaria, y de algún modo impostergable, la misma debe realizarse con toda la cautela posible, y teniendo en cuenta que supondrá efectos negativos en muchos sectores.

ESTADO Y MERCADO

-¿Cómo juegan las políticas públicas en la resolución de la pobreza y qué rol tiene el mercado en la persecución de este mismo objetivo?

-La reducción de la pobreza se alcanza, en términos generales, a partir del crecimiento económico (agrandando el tamaño de la torta) y de la reducción en la desigualdad con la que se distribuyen los recursos (haciendo más igualitario el reparto de la torta). En ese sentido, las políticas públicas deben crear las condiciones necesarias para que el mercado genere niveles de crecimiento económico acordes con el objetivo de reducción de pobreza que se persiga. En el caso de nuestro país, es necesario (y urgente) lograr condiciones macroeconómicas estables que permitan pensar en políticas más claras, estables y de más largo plazo que orienten a la iniciativa privada en el sendero de crecimiento deseado. Complementariamente, el sector público debe encargarse, a través del sistema impositivo y de transferencias, de mejorar los resultados distributivos que alcanza el mercado por sí mismo. Este rol redistributivo del Estado es importante en casi cualquier economía desarrollada, y debe alcanzarse generando las menores distorsiones posibles al funcionamiento de la economía.

-¿Se puede realizar en Argentina una distribución del ingreso más eficiente? ¿De qué manera?

-Cuando se compara a la Argentina con países más desarrollados, se observa que el impacto que tiene el Estado en la distribución del ingreso es mucho menor en nuestro país que en esos países. De hecho, la distribución del ingreso que genera el mercado no es mucho más desigual en Argentina que en el promedio de los países desarrollados. Sin embargo, la distribución del ingreso luego de impuestos y transferencias es significativamente más desigual en nuestro país que en los países desarrollados. Gran parte de la explicación viene por parte del sistema impositivo: dados los elevados niveles de informalidad que existen en Argentina, gran parte de la recaudación se termina obteniendo de tributos que permiten recaudar fácil y mucho, los que no son necesariamente los mejores desde el punto de vista distributivo (y en muchos casos también son muy distorsivos).

-¿Hay que rediseñar el esquema impositivo?

-En este sentido, es necesario incrementar la porción de la economía que opera formalmente, y por lo tanto dentro del sistema impositivo, para luego pensar en mejorar el diseño de dicho sistema, evitando recargar aún más la presión del mismo sobre los sectores que operan formalmente. Asimismo, también existe cierto margen para mejorar la eficiencia distributiva del gasto estatal. Aunque una buena parte de ese camino ya se recorrió, no necesariamente de la forma más cuidadosa, con el desmantelamiento de los subsidios a los servicios públicos.

NUCLEO DURO

-¿Existe un núcleo duro de la pobreza, un nicho social que no modifica su situación más allá de los programas económicos de turno?

-Aunque es un concepto ampliamente utilizado, en particular en las discusiones públicas, en la práctica el "núcleo duro" de la pobreza no es fácil de identificar. Como ya mencioné anteriormente, en las últimas décadas nuestro país no ha logrado encadenar muchos años consecutivos de crecimiento, por lo que en la práctica no podemos estar seguros si efectivamente hay un grupo que no mejora su situación de bienestar incluso si el país logra crecer en forma constante.

-¿La educación dejó de ser un factor de movilidad social, un mecanismo para abandonar la pobreza y aspirar a mejores condiciones de vida?

-No creo que sea así. La educación sigue siendo uno de los principales mecanismos, sino el principal, para mejorar el nivel de vida de los individuos y los hogares. Sin embargo, es posible que se haya reducido la eficiencia de este instrumento de movilidad social. Lamentablemente la información disponible al respecto es poca, pero tiendo a pensar que, más que reducirse la calidad promedio de la educación, actualmente hay una mayor dispersión en la calidad de la educación que en el pasado. Es decir, creo hoy existen mayores diferencias que en el pasado en la calidad educativa a la que pueden acceder distintos grupos poblacionales, lo que incrementa la desigualdad de oportunidades y tiende a debilitar la integración y la movilidad social.

-¿La inmigración impacta sobre el incremento de la pobreza en el país?

-No, no hay evidencia ni trabajos que permitan corroborar ese impacto. En el caso de nuestro país, el flujo migratorio que recibimos no es tan grande como para suponer que puede tener un efecto significativo en una u otra dirección. Además, debe tenerse en cuenta que seguramente los flujos migratorios también tienen efectos positivos en las sociedades que los reciben, asociados a la diversidad de ideas, por ejemplo. Otro aspecto que debe considerarse es que, normalmente, los migrantes son individuos con ciertas características que hacen que sus probabilidades de terminar en situación de pobreza luego de un determinado tiempo de realizada la migración son relativamente bajas: se trata de personas que tienen suficiente iniciativa y activos como para considerar que pueden mejorar su nivel de vida migrando, aun a pesar de los elevados costos (no solo monetarios) que supone para ellos la decisión de migrar.

-¿La informalidad o la precariedad laboral están asociadas a la pobreza o no necesariamente?

-No hay una asociación directa, en el sentido que tener un empleo informal o precario implique necesariamente vivir en pobreza, pero sí es cierto que las tasas de pobreza son mucho más elevadas en hogares donde ningún miembro tiene un empleo formal. Por otro lado, tampoco tener un empleo formal se puede asociar directamente a salir de la pobreza, aunque en este segundo caso la asociación es mucho más clara que en el primero: que uno de sus miembros pueda acceder a un empleo formal incrementa muchísimo la probabilidad de un hogar de escapar de la condición de pobreza.