DE QUÉ SE HABLA HOY

Piden que caiga el Gobierno mientras "juegan" con el hambre

A mí no me la cuenten, ya me aburren con sus consignas vacías y mentirosas y con sus amenazas provocativas y desestabilizantes. Veamos estos atentados a la democracia producidos por algunos de estos líderes de la izquierda representantes, dicen ellos, de los más castigados por la realidad social. Pablo Micheli, secretario de la CTA, dijo en un encendido discurso: "Vamos a tener que hacer una y mil marchas y paros. Porque un paro no va a alcanzar. O se cae este modelo económico o estos tipos dejan el Gobierno para que gobiernen quienes quieren que le vaya mejor a la Argentina", la otra agresión provino de la dirigente del MST Vilma Ripoll: "No se puede entender hasta dónde quiere llegar este Gobierno. Estamos convencidos de que este Gobierno se tiene que ir y hay que convocar a una asamblea constituyente a elecciones. No podemos llamar a elecciones para que se cambien figuritas porque es el mismo problema".

Hablaron vociferando frente a los que ellos mismos califican como "el pueblo que padece el hambre provocado por esta política económica". A ustedes dos y al compañero Néstor Pitrola, a la compañera Myrian Bregman, al camarada Nicolás del Caño, a los militantes jefes de La Cámpora, al preceptor Roberto Baradel y todos los que hablan de pobreza frente a una multitud movilizada por ignorante, les quiero aclarar algunas cosas. Me van a acusar de fascista, de energúmeno de derechas y a lo mejor tienen razón, pero no van a negarme que esa multitud que rodea los palcos de sus mítines no pase hambre. Un ser humano que tiene hambre no puede cargar un bombo que pesa seis kilos y golpearlo durante horas. Las voluminosas panzas de los punteros no demuestran signo alguno de desnutrición. Les cuento a ustedes que no saben lo que es un pueblo con hambre porque nunca lo vieron, que el hambre duele, tumba, impide siquiera pensar, caminar tres pasos, produce vómitos y convulsiones primero, temblores después y finalmente la muerte.

El hambre no es un olla popular, no sean cínicos, ese espectáculo que montan está precedido por choripanes, hamburguesas, vino y gaseosas. Todos saben que ustedes no quieren que esos a los que obligan a ir a sus actos dejen esa vida y pasen a ser clase media, porque así no los votarían nunca más, no podrían hacerlos subir a los micros ni por 500 ni por 1.000 pesos y mucho menos por un sandwich y un tetrabrick. Ustedes necesitan tener esos casi pobres a su merced. Son tan hipócritas que buscan voltear a un gobierno al que si le fuera bien los deja sin votos para seguir instalando el populismo que les garantice millones de votos en el conurbano. Después, cuando se dan cuenta, andan por las radios y los canales de televisión pidiendo disculpas pero a medias. Ustedes justifican que un puñado de socios suyos encapuchados intente quemar vivo a un policía que tiene orden de no defenderse lanzándole diez bombas molotov. Ese es su juego. Y volviendo a la pobreza, vayan a algún lugar del mundo donde el hambre se note, no el "hambre político" que ustedes inventan, sino el real, el que se revuelve en la miseria, en la falta de todo. Yo lo vi y lo sentí por eso tengo el poder moral de decirlo. Yo caminé las calles de Alto Volta (hoy Burkina Faso) cuando era el país más pobre del mundo y un camión municipal recogía todas las tardes a los muertos de hambre que quedaban tirados en las calles. No me vengan ustedes, con esas panzas que revientan o con esos discursos llenos de la misma materia que tienen en sus panzas, a hablarme de pobreza. Un tipo que cobra una asistencia social será pobre, pero nunca tendrá hambre. No especulen con eso, no jueguen con eso, un usen el hambre para conmover porque la verdad, es que ya no engañan a nadie, salvo a ustedes mismos. 

V. CORDERO