Cristina ya no tiene opciones y tiene que ser candidata sí o sí

Lo que vendrá

La realidad política está obligando a la ex presidente a postularse nuevamente como candidata a la Casa Rosada en 2019. Cristina Fernández no tiene alternativas, si depone su candidatura le costará mucho hacerle creer a sus seguidores que no lo hace por la presión judicial que sufre ante tantas causas penales abiertas; si designa un sucesor daría la sensación que sigue mirándose en el espejo de Lula y que supone que puede terminar siendo detenida, ante este panorama la única salida "digna" es la seguir dando pelea, ignorando el tema judicial y automantener el estatus de "perseguida política y judicialmente".

Si bien en las últimas semanas algunos intendentes del conurbano se acercaron a Unidad Ciudadana, el kirchnerismo necesita sí o sí del peronismo o al menos de un sector importante del mismo. La adhesión a Cristina demostrada en los últimos días por algunos de sus "socios políticos" que no hace mucho la denostaban, como Aníbal y Alberto Fernández y Felipe Sola, que sueña competir con la viuda de Kirchner en una interna peronista, refleja que Máximo y sus segundos buscan por todos los medios reforzar los cuadros alicaídos de Unidad Ciudadana que por sí sola no tiene fuerza federal y solo pesa en la provincia de Buenos Aires.

Otra muestra de lo dicho es que ahora han sumado a su estrategia de campaña 2019 al mismísimo Hugo Moyano, que visiblemente cansado y con ganas de abandonar el barco, sigue en la lucha hasta que su hijo Pablo tenga influencia suficiente, algo que tal vez nunca ocurrirá dado el peso específico de la fuerte personalidad de los líderes sindicales ya históricos como el camionero. 
Moyano junto a Sergio Palazzo y Aldo Pignanelli buscan tratar de unificar al peronismo para lograr una fuerza capaz de pelear mano a mano con el macrismo y han entendido que deben comenzar por acercarse al kirchnerismo e intentar sumar a Sergio Massa al intento. De esto último está encargado el bancario Palazzo. Hugo ya dejó claro al decir en un acto junto a La Cámpora en Ferro que: "La tarea que nos hemos propuesto con todos los sectores sociales, nacionales y populares es unir al peronismo para ver si en el 2019 podemos ser nuevamente gobierno. Y esta unidad tiene que ser sin excepciones", finalizó para que nadie dude que Cristina está incluida en este intento.

Desde el Gobierno celebran esta necesidad de la ex jefe de estado de presentarse como candidata y que esta actitud mantenga al peronismo en la tierra de la indecisión aunque parece que por poco tiempo. En estos días es muy probable que el peronismo federal lance definitivamente su propuesta política de la mano de Miguel Angel Pichetto, Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti y Sergio Massa, que pese a reuniones y compromisos no juega su carta, tal vez porque es de los que piensa que los 30 puntos provinciales de Cristina no deben perderse.

Cada uno de los convocantes a este neo peronismo tiene aspiraciones presidenciales y dirimirían sus fuerzas en unas internas justicialistas. A esta compulsa podría sumarse CFK si es que consigue que el peronismo no se reserve el derecho de admisión. Pichetto y Urtubey fueron claros, el kirchnerismo es un ciclo que pertenece al pasado, afirman. Los otros peronistas dudan porque la suma de votos cierra mejor para ellos con Cristina dentro.

UN GOLPE DE OPTIMISMO
En el entorno de Macri saben que deben esperar hasta marzo, cuando la economía, si no se rompe antes, comenzar a dar resultados no tan negativos y eso supondrá una recuperación en la confianza de sus electores. En Cambiemos saben que nunca le fue bien a un presidente en su vuelta a las urnas con un panorama económico adverso y hoy la suerte de la coalición gubernamental, depende exclusivamente de la situación económica y más precisamente del bolsillo de la gente.
Mauricio se juega todo a que entre hoy y mañana consiga en Nueva York el acuerdo final con el FMI que autorice ampliar en veinte mil millones de dólares la línea de crédito, algo que le permitiría respirar hasta finales de 2019 e incluso comenzar el nuevo período (si resulta reelecto) con cierto aire en los números.

En verdad el nuevo respaldo que otorgue el FMI a la Argentina será para saber esta semana si la estrategia del Gobierno de seguir con la recuperación financiera será o no posible. El ministro Nicolás Dujovne sabe que serán necesarios un mínimo de 70 mil millones de dólares para conseguir el objetivo.
Marcos Peña sigue demostrando públicamente un exceso de optimismo que llama la atención. Un portal de noticias políticas publicó ayer que el jefe del Gabinete asegura que el proceso de dificultades económicas que hoy vivimos y las elecciones presidenciales es comparable con la reacción de los hinchas del fútbol cuando los jugadores juegan muy mal: "Los critican, se enojan, pero al final nadie se cambia de equipo". Una visión cargada de optimismo pero muy peligrosa a la hora de tomarla como ejemplo.

En el interior del Gobierno la tormenta no cesa y las diferencias entre Luis Caputo, presidente del Banco Central y el FMI son notorias a punto que el amigo de Macri estuvo a punto de presentar su renuncia la semana pasada asegurando que los miembros del organismo son excesivamente dogmáticos y buscan aplicar en nuestro país recetas que no entienden la relación de los argentinos con el dólar. La crisis no fue broma y hasta se habló de la posibilidad del reemplazo de Caputo por Gustavo Cañonero, actual vicepresidente de la institución y con muchos amigos dentro del Fondo.
Ahora hay que esperar y el tiempo irá definiendo las intenciones de unos y otros, en principio quedarán dos grandes fuerzas políticas y el desarrollo de las contingencias pre electorales estar directamente relacionado con los avatares de la situación económica.