DE QUE SE HABLA HOY

El cuaderno de un ciudadano sale a la luz pública

Un periodista que lleva años en la investigación consiguió que una fuente anónima le entregara el cuaderno secreto de un ciudadano argentino. El encuentro entre el hombre de prensa y su "garganta profunda" se produjo en el estacionamiento de un supermercado del conurbano.

"Cuidá mucho esta información, vale oro" le dijo el informante mientras le entregaba el cuaderno con espiral y tapas duras envuelto en una hoja de papel de diario donde podía verse la mitad de un título tamaño catástrofe "A DOS CADA UNO U$S CIEN MILLONES".

El periodista le agradeció y emocionado partió hacia su casa para comenzar la lectura de tan valioso documento que escandalizaría a muchos y avergonzaría a otros tantos. Quitó el envoltorio del cuaderno, se sentó en su viejo escritorio y comenzó a leer el texto manuscrito en tinta azul con una caligrafía prolija.

"Seis y media y salgo de casa para el trabajo. El tren no funciona. Hago una cola de casi una hora para subir al colectivo. El puente está cortado por una manifestación así que me bajo y sigo caminando. Llego a la fábrica casi dos horas tarde. Le explico al de personal que me quedo después de hora. Me dice que no me preocupe que les pasa a todos y casi todos los días. Son las once. Me llama el jefe de la sección. Me pide que me siente y me doy cuenta que no tiene buenas noticias para darme. En efecto, me dice que el aumento prometido va a tener que suspenderse y que agradezca que todavía sigo teniendo trabajo porque la empresa no anda nada bien. Me explica que se cayeron las ventas, que las cosas aumentan. Ya no lo escucho, solo me pasan por la cabeza las cosas que íbamos hacer con esos pesitos del aumento que ya no me darán. Las 13,30, almuerzo con los compañeros en una mesa que tenemos en el depósito. Cada uno se trae la vianda. El "Negro" no la trajo. Le pregunto y me dice que se la olvidó. Tiene seis hijos. Repartimos lo que tenemos entre todos. Me imagino que mañana también se la va a "olvidar". Les pido a los muchachos para que cada uno traiga un poquito más y así repartimos. Son las cuatro y salgo para casa. Pienso cómo le voy a decir a mi esposa lo del aumento. Ella "ataca primero" y me cuenta que las cosas no paran de aumentar, que así no llegamos a fin de mes y no para de tirar malas noticias. Me callo. Lo del aumento se lo digo mañana. Los chicos gritan en la habitación, les grito para que no griten y me doy cuenta que hago mal, pero ya lo hice. Estamos de los nervios. Enciendo la tele y un tipo me mira y me dice que el dólar pasó los 40 y pienso "a mí qué carajo me importa, el jefe no me dijo que no me daba el aumento por el precio del dólar". Ahora hablan de corrupción y del Fondo y del último escándalo de Pampita. Apago la tele y sigo escribiendo.

"El periodista da vuelta la página del cuaderno y subraya algunas frases que le llaman la atención. Piensa qué título podría ponerle a la exclusiva. Sigue leyendo. "Saco cuentas, sumo y resto pero no me dan los números. Milagros no podemos hacer. Mi mujer camina, busca precios y a veces se escandaliza de las diferencias. Yo tengo la misma costumbre de mi viejo, escribo cada día todo lo que me pasa porque quiero que mis hijos sepan cómo vivíamos, qué nos pasaba. En estos días se hicieron conocidos otros cuadernos, los de la recogida de coimas, dan un poco de asco. Ya cenamos. Hablamos con mi esposa cosas de los chicos, que hay que comprarles zapatillas y al mayor pantalones porque pegó un estirón. Sin decirlo pienso en números. Estamos un poco jodidos con la plata. Lo que me esperaba pasó. Mi mujer me dice tocándome la mano encima de la mesa: podemos comprarlo todo con parte del aumento que te van a dar. No la miro. Murmuro "claro" y cambio el tema. Ahora escribo lo que pensé en ese momento "cobarde". Es que me dio angustia darle la mala noticia cuando ella se ilusionaba con tan poco. Mañana inventaré algo, le diré que hay que esperar un poco más, no sé, ya veré. Me voy a dormir. Mañana me levanto una hora antes para no llegar tarde. Escribo esto antes de apagar la luz. No me acuerdo si le dije a mi mujer que ponga algo más en la vianda para el Negro".

El periodista se da cuenta que la historia no va a conmover tanto como él esperaba porque no tiene ingredientes dramáticos. El esperaba revelaciones más contundentes, esperaba una realidad difícil contada en primera persona. Se siente frustrado.

V. CORDERO