Laicismo, leyes y guerra cultural

La ingrata disputa por el aborto que desgarró al país fue apenas una batalla en una contienda más vasta que encuentra en sus primeras líneas a Jorge Ferro, Bernardino Montejano y Javier Anzoátegui. Es la guerra cultural entre la tradición católica y el laicismo militante que promete redoblar su embestida después de la derrota que sufrió hace un mes en el Senado de la Nación. El enfrentamiento está lejos de haber concluido.

-Ferro: La guerra cultural es muy ingrata y decisiva en este momento. Sin descuidar ningún otro frente, lo decisivo, y eso lo vio bien Gramsci y lo dijo, aunque le salió para otro lado, es la conquista de la cultura. Cultura entendida en un sentido amplio, no los buenos modales. La forma mentis, el sentido común, cómo pienso yo, qué criterios tengo. Y actualmente, esos criterios y esa forma de pensar, aunque esté bombardeada, es la verdad y por lo tanto atrae. Y en los momentos de crisis muchos se sienten atraídos por eso (...) El mal es privación de un bien debido. No tiene sustancia, es parasitario de un bien, siempre. El mal puro sería la nada, que no hay. De modo que es una guerra a largo plazo perdida la de ellos. Porque no funciona. De ahí va a seguir infinito dolor. Quisiera saber cuántos homosexuales han sido más felices gracias a la ley (de matrimonio gay). ¿Y cuántas mujeres son más felices ahora?

APUNTAR A LA MUJER

-¿Se le está apuntando especialmente a la mujer, no? Esa vendría a ser como la última grieta, enfrentar a mujeres contra hombres.

-Ferro: Chesterton lo vio esto a comienzos del siglo XX. La gran educadora de una sociedad es la mujer. El modelo, el primer modelo de los hijos. Entonces, rompiendo a la mujer, destruimos todo. Porque el hombre se destruye solo (risas). Una casa es lo que es por la mujer. Y también hay un horror al vínculo, al compromiso duradero. Y está la gran genialidad moderna que vio C. S. Lewis en la novela Esa horrible fortaleza, que para mí es la mejor de él, donde demuestra que la gran victoria es separar, escindir el sexo de la transmisión de la vida. Una cosa es el sexo que es una fuente de placer y otra es la transmisión de la vida, que se puede hacer asexuadamente, como de hecho pasa. Entonces está la manipulación genética por un lado, y el desafuero sexual por el otro. A eso lo partieron. Porque la tradición siempre veía al sexo vinculado con la transmisión de la vida.

-Se tiene la impresión de estar viviendo en una sociedad demente, sin diálogo posible con los demás. Porque remitirse a un orden sobrenatural, al dominio de las pasiones, es como hablar en otro idioma.

-Montejano: Sí, sí. Incluso muchos que atacan al aborto recomiendan la educación sexual. ¿Pero qué educación sexual es esa? ¿La que promueve el "chau tabú"? ¿En la que están promovidas todas las cosas malas? ¿En la que no hay ninguna referencia moral? Es la abdicación de la moral. Es tremendo esto.

-Un argumento que cada vez se escucha más es que la moral cristiana no puede ser para todos, y por otro lado, tampoco esa moral va a impedir que siga habiendo abortos. Es el intento de arrinconar la moral a la vida privada, al interior de las casas, y que eso no influya en el debate social y en las leyes. ¿Por qué es importante oponerse?

-Montejano: Todo esto es cuestión de moral natural, ni siquiera es de moral cristiana. Esto lo hemos visto, y tenemos la experiencia, no sólo desde la Antigüedad, sino también de la época moderna. Cuando se ha violado el orden natural violentamente, como se intentó violar en la Unión Soviética, hubo sanciones naturales. Esto del matrimonio de un día también rigió en la Unión Soviética. Durante un tiempo breve. ¿Y por qué breve? Por el desorden social que fue la consecuencia. Había 8 millones de niños abandonados. Y estos niños abandonados después se convertían en delincuentes juveniles. Y Stalin tuvo que salir a matarlos. Porque eran bandas que asaltaban. Esto es educación sin familia. Entonces, para que exista la familia, tiene que haber un matrimonio estable. Esto es elemental. Es el orden natural. Después, claro, en el cristianismo, sobre la base de una naturaleza sana, actúa la Gracia, el sacramento del matrimonio, etc. Pero esto es previo. Es decir, si no respetamos el orden natural caemos en lo antinatural, que es lo que estamos viendo ahora. Lo que decía Aristóteles: el hombre, cuando está ajustado a la ley y a la razón, es el mejor de los animales. Pero cuando está al margen de la ley y la razón, es el peor de todos. Esto explica muchas cosas.

-Se ve ya una ofensiva general contra lo religioso, contra la Iglesia.

-Anzoátegui: Una cosa que yo veo en Tribunales con preocupación es el totalitarismo de la ideología de género. Es bestial. Las leyes que hay son, para mí, todas inconstitucionales. Esto lo dije en alguna resolución, lo que pasa que como voto en disidencia, no trasciende. Aparte nos imponen el concepto, el lenguaje. Yo me resisto a hablar de género, aun teniendo que nombrarlo. Cuando lo nombro como ideología, sí. Pero decir "género" en lugar de "sexo", no. Me parece que es una destrucción del lenguaje para instalar otro que no tiene nada que ver (...) Todas las leyes de identidad de género son estalinistas. La ley es un instrumento muy fuerte, ciertamente. Por eso interesa tanto a los abortistas sacar la ley. Porque el aborto ya lo tienen, después del protocolo de la Corte. Es aborto a petición el que hay instalado en la Argentina. Pero quieren el símbolo de la ley porque la ley pesa, todavía dice algo. Ahí de alguna manera reafirman un orden, o desorden, pero creen que ese desorden se tiene que imponer a través de la ley.