DE QUÉ SE HABLA HOY

La voz del "pueblo" hizo justicia, desde el sentido común

El juicio por jurados número 174 se llevó a cabo ayer en la ciudad de Zárate. Seis hombres y seis mujeres, vecinos de la localidad de Zárate, tuvieron que dar su veredicto sobre la culpabilidad o inocencia de Daniel Oyarzún (38). Entre ellos había un operario industrial, un albañil, una maestra, un comerciante y un ama de casa, es decir, gente común, "pueblo" como lo llaman los políticos.

Había muchas expectativas para saber cómo entendía el ciudadano de a pie estas situaciones en las que la inseguridad nos pone a prueba cada día. Le cuento rápido el caso para sepa de qué hablamos (en otras páginas de este diario encontrará usted los detalles). Así reconstruyó la Justicia los hechos: el 13 de septiembre de 2016 al mediodía Marcos Alteño (24) entró armado a la carnicería "Billy Yoou" propiedad de Daniel Oyarzún, en Echeverría 2085, Zárate. Apuntó a su cuñada, que era la cajera, y se llevó los cinco mil pesos que había en la registradora. Antes de abandonar el local disparó hacia el interior un par de veces. Se subió a la moto que lo esperaba en la puerta y que conducía Brian González (24). El carnicero decidió seguirlos con su auto. Alteño se bajó de la moto y huyó. Oyarzún quiso hacer caer a Brian y al golpear la moto lo aplastó contra una columna.

Un grupo de vecinos fue a golpear a González en el piso mientras que Oyarzún lo insultaba. El herido murió siete horas después y su cómplice fue detenido y condenado a seis años de cárcel por robo a mano armada. Así fueron las cosas y ayer un grupo de representantes del pueblo debía decidir si se inclinaba por el pedido del abogado de Brian, homicidio simple con penas de 8 a 25 años de prisión; lo solicitado por el fiscal de la causa, exceso de legítima defensa, con condena de 1 a 5 años o al pedido por el abogado defensor, legítima defensa y absolución. ¿Usted por cuál se hubiera inclinado? Yo también. La voz del "pueblo" discutió el veredicto y declaró a Oyarzún inocente, afirmando que actuó en legítima defensa.

La gente no quiere avalar la Justicia por mano propia como dicen los garantistas después de la decisión del jurado, la gente está harta de no poder defenderse, de tolerar pasivamente que la roben, la violen y la maten. El carnicero estuvo tres días detenido y su caso fue noticia durante muchos días. En uno de ellos el propio presidente Macri dijo: "Oyarzún debería estar con su familia, tranquilo, tratando de reflexionar en todo lo que pasó mientras la Justicia decide por qué paso, por qué sucedió".

Antes de ingresar a la sala y sentarse en el banquillo de los acusados, Daniel dijo con lágrimas en los ojos, "Confío en la Justicia. Lo que pasó yo no lo quise hacer" y al salir, con su libertad casi asegurada se descargó asegurando que "Sólo quiero seguir criando a mis hijas y laburar para poder volver a tener mi carnicería, con dignidad, como hice siempre. Nunca fui un justiciero, siempre fui un laburador". Y yo, con la mayor humildad, voy a corregirlo Oyarzún, usted sí fue un justiciero, no por la muerte del delincuente, sino porque abrió un camino para terminar con la impunidad del delito en nuestro país. Cada día miles de ciudadanos sufren los ataques de escorias sociales como Alteño o González y nadie los defiende porque los ladrones entran y salen de las comisarías y los juzgados como si nada.

En los diarios aparecen las historia de los que salen a matar o morir pero la de las víctimas, la tragedia que sigue a cada delito, esa desaparece, a nadie le importa. El carnicero de Zárate reaccionó porque le robaron, le dispararon y quiso recuperar lo suyo, el fruto de su esfuerzo y su trabajo. ¿Qué hizo mal? ¿Tenía acaso que seguirlo hasta la casa, tocar el timbre y pedirle que le devolviera lo que le había robado? Claro que no. Lo detuvo como pudo. Los vecinos que vieron lo ocurrido no fueron a socorrer al delincuente, fueron a golpearlo, porque esa es la sensación que hay en la calle, la rabia de no poder hacer nada, de ser víctimas profesionales de delincuentes capaces de llevarse puesta a una mujer, un anciano o un niño. Le dejo un abrazo Daniel, ahora lo van a ayudar porque se lo ganó y gracias por habernos abierto un camino.

V. CORDERO