Las canciones no entienden de censura

Pablo Gorlero escribió y dirige una obra basada en temas musicales prohibidos a lo largo de la historia. Piezas anóminas y otras de Víctor Jara, Bob Dylan, Viglietti y María Elena Walsh fueron condenadas al ostracismo pero lograron sobrevivir. Débora Turza y Julián Rubino analizan su vigencia.

Cuatro intérpretes talentosos para una obra que desborda emoción. Así podría resumirse la experiencia de ver "De eso no se canta" (lunes a las 21.15 en el teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062), escrita y dirigida por Pablo Gorlero.

Un repertorio de canciones inolvidables que alguna vez fueron prohibidas -"Ay Carmela", "La marcha de la bronca", "Maestros de la guerra", "La Internacional" y "Me gustan los estudiantes", entre muchas otras- son interpretadas con suma destreza por Déborah Turza, Julián Rubino, Laura González y Nicolás Cúcaro, acompañados por Juan Ignacio López (piano) y Tomás Pol (percusión y voz). El público aplaude, agradece y se queda pensando.
Los artistas dan vida a pinceladas de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, el convulsionado 1968, hasta llegar a las últimas dictaduras latinoamericanas. Aparecen entonces las bellas palabras de autores como Pablo Neruda, César Vallejo, Mario Benedetti, Martin Luther King, Rodolfo Walsh o Juan Gelman.
Sentados en el café de La Comedia, minutos antes de comenzar la función, Rubino y Turza reciben a La Prensa y se muestran muy entusiasmados con el trabajo: ""Pablo (Gorlero) lo describió como un musical documental testimonial. Te sitúa en momentos históricos clave"", explica el actor, quien da vida, entre otros personajes, a un hippie revolucionario.
De hecho, los intérpretes van cambiando de rol con mínimos detalles de vestuario. Le hablan al público muy cerca ya que la sala es pequeña y permite un contacto bien directo con el espectador. "Eso es muy bueno -señala Rubino- ya que como intérprete, cuando estás en escenarios grandes ves la primera o segunda fila y en la tercera ya no ves nada. Acá, en cambio, actuás cara a cara". 

EMOCIONES
Rubino -quien viene de participar en "American idiot" y en la multipremiada "Saltimbanquis", también dirigida por Gorlero- canta "Bella Ciao", muy de moda gracias a la serie "La casa de papel". Su interpretación constituye uno de los puntos más emotivos del espectáculo. Sucede que la vieja canción antifascista adquiere una expresividad muy especial: a diferencia de lo que ocurre en la serie, donde es festiva y sirve para indicar un momento de triunfo de los ladrones protagonistas, la versión en "De eso no se canta" resulta emotiva, intensa e invita a reflexionar. "Es distinta, una balada, encarada en otra situación; me encanta hacerla", señala.

Turza se suma a la charla luego de asistir a la entrega de diplomas de los Premios Hugo, a los que está nominada como Mejor actriz protagónica por la obra "Mamá está más chiquita". Con gran experiencia en musicales ("Sweet Charity", "Rent", "El violinista en el tejado"), señala que uno de los temas que más disfruta interpretar en "De eso no se canta" es "Te recuerdo, Amanda", de Víctor Jara. "Me parece terriblemente preciosa. Cuenta la historia de una pareja de obreros que trabajan en una fábrica distinta cada uno y en el momento del mediodía se escapan cinco minutos para verse. A él lo matan, va a combatir y no vuelve más. Es una historia de amor. La imagen de ella caminando a la fábrica me emociona", admite.

SER INTERPRETE
Actuar y cantar, artes muy difíciles, se combinan con naturalidad en la obra. Al respecto, Turza señala: "Todo se trabaja, es un entrenamiento. Creo que tiene ver con ser intérprete, sobre todo cuando estamos cantando". Ser preciso en la emoción al cantar, no irse de registro, es otro de los desafíos a los que ambos se enfrentan: "En mi caso -señala Rubino-, hay veces que me cuesta muchísimo manejar la emoción porque son temas muy delicados, calan muy hondo. Es imposible que no te toquen ese nervio, hay que hacer el esfuerzo. Estás contando una historia y tiene que entenderse, no podés estar destruido, sin poder hablar".
Al final de la función, el público saldrá conmovido. "Son textos y canciones que están muy vigentes en este momento -resume Turza-. Nosotros le ponemos el cuerpo y la voz a algo que está flotando en el ambiente. Es como si en el silencio estuvieran sonando esas voces. Entonces, los que las reciben se emocionan. La obra te hace vibrar, te deja pensando y te dan ganas de hacer. No salís igual a como entraste".