La era de la "masificación del mal"

Mario Caponnetto, Jorge N. Ferro, María Delia Buisel, Bernardino Montejano y Javier Anzoátegui analizan la progresiva desaparición de una forma de entender la vida en tiempos de aborto, glorificación de los deseos e ideología de género.

Durante cuatro meses el debate sobre el aborto dividió al país respecto de un tema que apenas décadas atrás habría sido inimaginable discutir. Hubo una contienda y los partidarios del aborto salieron derrotados. Pero el final provisorio de esa discusión no debería llevar a engaños. El aborto constituye sólo el ejemplo más reciente de una formidable transformación cultural de alcance planetario que parece haberse acelerado en el transcurso de un par de generaciones.

La liberalidad en las costumbres sexuales, el divorcio y las parejas de hecho, la difusión de familias ensambladas y hogares monoparentales, la aprobación por ley del "matrimonio" homosexual, el auge forzado de la ideología de género, el transexualismo y el incipiente y desopilante "lenguaje inclusivo" son algunos de los cambios establecidos (o por establecerse) al compás de un discurso único que glorifica los derechos y los deseos y acalla las escasas formas de disidencia que surgen a su paso.

Con la intención de discernir el origen de este proceso, determinar su contexto y vislumbrar su desarrollo futuro, La Prensa consultó a cinco representantes acreditados de esa venerable cultura agonizante, católica y tradicionalista, que está a punto de ser barrida por el huracán del progresismo-liberal. Ellos son los profesores de literatura Jorge N. Ferro y María Delia Buisel; el profesor de filosofía Mario Caponnetto; el doctor y profesor Bernardino Montejano, y el juez Javier Anzoátegui. Aunque fueron entrevistados por separado ya sea en persona o por correo electrónico, los presentamos en estas páginas como participantes de un diálogo entrelazado a partir de las respuestas que dieron a consultas similares. Para mejor aprovechar la riqueza de sus opiniones, la conversación se ha dividido en dos partes: la primera se publica hoy y la segunda saldrá el próximo domingo. Aquí sus palabras.

-¿Podrían ayudarnos a describir el alcance de esta transformación? ¿Cuáles son las causas profundas del fenómeno?

-Caponnetto: La respuesta abarca un doble plano. En el plano histórico parece advertirse, tal como lo han señalado entre nosotros ilustres maestros como Meinvielle o Genta, un proceso revolucionario, la llamada Revolución Anticristiana, que se viene dando desde hace cinco o seis siglos en el seno de lo que otrora fue la Cristiandad. Ahora, si vamos al plano del sentido de la historia, aquí la razón no es otra que la radical y misteriosa oposición de las dos Ciudades entrevista por el genio de San Agustín.

-Buisel: Hay un comienzo mediato que podríamos ubicar con la decadencia de la escolástica, es decir con el nominalismo de Guillermo de Ockham, con el tránsito de una visión teocéntrica a una antropocéntrica en lo religioso, histórico, político, jurídico, artístico, moral, etc., con movimientos y revoluciones que van pautando los siglos siguientes hasta el XIX e incluyen la penetración de ideologías no ortodoxas dentro de la Iglesia, ya denunciadas en 1907 por la encíclica Pascendi de San Pío X. Y un comienzo inmediato en la primera mitad del siglo XX con dos guerras mundiales que destruyeron fundamentalmente Europa generando un mundo bipolar, que ahora desde los años "60-"70 quieren hacer "políticamente correcto y unipolar" dirigido por grupos poderosos hacia un pensamiento único, uniformador y controlador total.

-Ferro: Si uno tuviera que poner un momento culminante sería a fines del siglo XIV con Occam y el nominalismo, el voluntarismo por sobre la inteligencia, entendiendo la inteligencia el mirar el ser y obrar en consecuencia. Toda la tradición cristiana iba por ese lado, había una primacía de la inteligencia en este sentido: en que conoce la verdad y luego la verdad se percibe como buena y ahí va la voluntad atrás. La voluntad no brota de la decisión del sujeto. Ahora, desde el nominalismo empezó a manifestarse esta decisión de la voluntad humana que no está iluminada por la inteligencia, que la apuntaría a la verdad. Esto es hacer lo que a uno le venga en gana. Toda la cultura moderna es la del hombre que no sólo ha dado la espalda a Dios, sino que es una cultura contra Dios.

-Montejano: Es un tema cultural éste. Y esta ofensiva está llevada a cabo no solo por muchos políticos sino especialmente por los medios de comunicación. Son casi unánimes. A veces se dice que esta ofensiva es contra la Iglesia, contra el catolicismo. Es una ofensiva contra la moral tradicional. Que no se agota en la Iglesia y el catolicismo.

EL DISEÑO

-Estos cambios no han sido espontáneos. Son espoleados por muchos factores (legales, educativos, gubernamentales). ¿Ven algún vínculo entre ellos? ¿Hay un diseño detrás?

-Caponnetto: Hoy se habla mucho, y con fundamento, del Nuevo Orden Mundial. Sea lo que fuere este Nuevo Orden, no hay duda de que lo que tenemos a la vista es un sistema mundial o más propiamente una gobernanza mundial cuya existencia ya no es ni secreta, ni siquiera discreta: es visible y palpable. Pues bien, este sistema o gobernanza mundial tiene, a todas luces, un sustrato ideológico que, a mi juicio, se presenta con todas las notas de una falsa religión. En efecto, es la negación de cualquier visión trascendente del hombre y de la sociedad, llámeselo laicismo radical, que sustituye la verdadera religión por ideas o nociones sacralizadas.

-Montejano: ¿Y no pensaron que la masonería puede tener que ver? Porque es verdad que es un error atribuirle todos los males a la masonería. Pero creo que hay que ver un poco su participación. Porque todos los ideales masónicos se van cumpliendo con este programa. Aquí y afuera. Y tal vez sea la explicación de por qué hay tanto dinero. Porque evidentemente esto no se hace gratis.

-Anzoátegui: A mí lo que me impresiona es la hegemonía de este poder, cómo se concentró en los últimos años. Sin necesariamente ser un poder formal. Me parece increíble. No sé si exagero o no, pero me parece como sobrehumano. Hay una coordinación bestial. Para mí esa es una característica notoria de todo este proceso. Que es global y por fuera o por encima de las estructuras tradicionales de poder.

PODER MUNDIAL

-Al hablar de un diseño de esta ofensiva hay quienes lo adjudican a la izquierda, a un marxismo reconvertido. Sin embargo, como lo demostró el "debate" del aborto en nuestro país, estos cambios también se promueven desde la "derecha". ¿Qué opinan de eso?

-Caponnetto: Detrás de todo esto están, sin duda, poderosos y conocidos grupos de poder financiero, político, ideológico. Están después los organismos internacionales, como la ONU y sus satélites, cada día más activos e invasivos respecto del poder de decisión de los estados nacionales. ¿Hay agentes ocultos? Es muy posible. Pero, en principio, no soy propenso a atribuir todo a un diseño estrictamente preparado y minuciosamente ejecutado. Hay mucho de esto, sin duda. Pero sobre todo hay un espíritu de la época que, si se me permite, lo llamaré con un nombre cristiano: es la apostasía de las naciones ya prevista en las Sagradas Escrituras.

-Anzoátegui: Esto ciertamente es mundial. Esto supera a la izquierda, supera a la derecha. Es algo que lo abarca y lo supera. Veamos el tema del aborto. Hay un tema económico, los organismos de crédito condicionan. Imagino que el crédito del FMI debe tener algo que ver. No creo que el padre Pepe hubiera dicho ninguna pavada, ni ninguna novedad. El FMI está con las "verdes".

-Montejano: Es interesante ver cómo en Chile, acá, se ha ido cumpliendo con eso paso a paso. Toda esta campaña contra la familia. Al destruir a la familia, ¿en qué queda la sociedad? Después de la Revolución Francesa, Napoleón dijo: "Existen los poderes, existe la Constitución, pero ¿qué subsiste de la nación? Granos de arena". Así había quedado Francia después de la Revolución. Granos de arena, disgregables. Yo creo que el objetivo es que también la Argentina termine compuesta por granos de arena. Por individuos. Sin el aporte de la familia, de los grupos infrapolíticos, el hombre está solo.

-Buisel: El primer objetivo es destruir la religión católica y la cultura cristiana y los ámbitos donde se ha desplegado. El segundo es uniformizar todos los países, las naciones, las culturas, las etnias y las razas. Forzar a que todos consuman lo mismo, y finalmente piensen igual. Que sean dóciles para que puedan ser más fácilmente gobernados. No se puede obtener el segundo y último objetivo sin antes lograr el primero.

-Ahora es llamativo que, como parte de este proceso, cierta gente quiera despojarse voluntariamente y hasta con jactancia de aquellos rasgos que son lo mejor del ser humano, tal como se vio en la campaña a favor del aborto. ¿A qué lo atribuyen?

-Montejano: A eso, a la jactancia. En la última declaración del Instituto de Filosofía Práctica una de las cosas que decimos que se han perdido en esta "sindéresis invertida", donde lo que era malo es bueno y lo bueno es malo, es la conciencia de pecado. También se ha perdido el sentido de la ley. Por eso estamos en esta anomia. Que no es sólo respecto de las leyes positivas, humanas, sino de toda ley. Ya no interesa la ley divina por ejemplo, la ley natural. Cuando los paganos hablaban de la ley natural decían que, respecto a ciertas cosas, si no estaba la naturaleza como norma, uno se enloquecía. Esto lo decía Cicerón, por ejemplo, que era pagano también, y que no era un hombre demasiado recomendable, por otro lado, pero tenía razón. Decía: por naturaleza el homicidio es injusto, la falsificación de los testamentos es injusta. Sólo a un demente se le ocurriría que todo esto puede depender de la voluntad de un príncipe, de un juez o del pueblo. Es la ley natural, que se basa en la naturaleza. Y la naturaleza del hombre no ha cambiado. Es la misma en Platón, en Cicerón, ahora. Lo que cambian son las circunstancias. Ahora, esto, esta especie de masificación del mal, es difícil verla en otras épocas. Siempre existieron los vicios, los males, el pecado. Existen desde la caída de Adán y Eva. Pero que haya gente que se jacta del vicio, del pecado, del mal, es un fenómeno de nuestra época. Antes se trataba de ocultar eso. Ahora no, se exhibe con orgullo.

-Y en este contexto apareció la ideología de género.

-Ferro: Ahora se ve con toda claridad la cuestión del género. Siempre se pensó que en la realidad hay un orden y un sentido que el hombre descubre, no confiere. El hombre no es dador de sentido, sino descubridor de sentido. Ahora, si no hay sentido en la realidad, si es una especie de masilla que se puede manipular de cualquier manera, el que confiere el sentido soy yo. Hay una deificación del hombre. Ahora el hombre hace todo lo que quiere y no se le puede poner límites, ni siquiera se aceptan los límites biológicos. Por eso ellos hábilmente en estas campañas han eliminado incluso algo que hasta poco era omnipresente, que era el tema del sexo. De repente aparece el género. ¿Por qué? Porque el sexo tiene una componente biológica que no depende del hombre, está en la materia. Pero el género es algo que se puede elegir: "Yo construyo el género". Al sexo lo recibo, nazco con él y no dependió de mí. Al género lo invento. Es una categoría, un "constructo" cultural. Yo lo construyo. Lo cual es a todas luces aberrante. (Continuará...).