La ola de delaciones amenaza a la economía y al peronismo

Siete días de política. Las confesiones de empresarios y ex funcionarios confirmaron la escala inédita de la corrupción K. Pueden impactar en la obra pública en marcha y atar al peronismo a la suerte de Cristina.

Una importante constructora local que tiene proyectos en desarrollo recibió días atrás un requerimiento de uno de sus inversores, Goldman Sachs, para que respondiera al interrogatorio de abogados de un estudio internacional. Goldman Sachs quería saber si la alcanzaba el escándalo de los cuadernos que causó un terremoto en la Cámara Argentina de la Construcción salpicando a las más grandes corporaciones del sector. Como el poderoso banco de inversión no puede financiar a compañías corruptas, mandó un grupo de abogados para que le tomara examen al directorio.

Esto ocurrió porque las compañías argentinas que se han financiado en el exterior con emisión de títulos o préstamos corren riesgos económicos y legales si se comprueba que sus dueños o directivos participaron de actos ilegales. Los riesgos no son sólo en el ámbito local, sino también por la ley vigente en las jurisdicciones en las que se emitieron los títulos. Las sanciones a las que están expuestas van del castigo penal a las multas, el encarecimiento del crédito y el bloqueo de nuevos préstamos.

Bajo estas circunstancias, una muy buena noticia institucional (los avances de una justicia independiente) se convirtió en una mala noticia para la economía. Hay inversiones privadas pendientes para obra pública por seis mil millones de dólares hasta fin de año, que pueden quedar paralizadas por el escándalo que crece como una bola de nieve. Se trata de uno de los pocos sectores con capacidad de seguir funcionando y ejercer un efecto multiplicador en medio de la tormenta cambiaria y de una actividad que ha comenzado a frenarse. Sumarle a ese cuadro el parate de la construcción provocaría no sólo mayor recesión, sino aumento del desempleo y alejaría el horizonte de una futura recuperación.

Frente a este panorama algunos ministros hicieron gestiones ante los bancos para asegurarles que el gobierno sigue interesado en las obras y que los cuestionados son algunos empresarios, no las empresas. Las dudas sobre el final de todo el proceso, sin embargo, no desaparecerán mientras la marcha de las investigaciones esté signada por el azar y por un tropel de "arrepentidos" que corren a confesar al despacho del fiscal Stornelli.

Durante los últimos siete días fueron Uberti a dar testimonio de que el saqueo de los bolsos terminaba en Néstor y Cristina, un empresario comprador de decretos de CFK, un ex funcionario que "dejó pegados" a dirigentes camporistas, Máximo incluido, y el encargado del manjeo financiero del "negocio" familiar. La película terminó con López, el de los bolsos y la monjita.

¿Qué hace el gobierno respecto de este proceso que ya esta fuera de cualquier control? Nada. No interfiere en la Justicia. Más aún, exhortó públicamente a los hombres de negocios a que denuncien a los funcionarios que les pidan coimas. Asumió el papel de observador, algo más inédito en la política nativa para un presidente que el nivel astronómico de la corrupción organizada por el último gobierno que entró a la Casa Rosada haciendo la señal de la "V" de la victoria y entonando la marchita.

Si el final del trámite de la causa de las coimas es imprevisible, más lo es el del proceso electoral sobre el que tendrá impacto. El golpe lo ha recibido el kirchnerismo de frente, a pesar de que hay quienes aseguran que a sus votantes les resulta indiferente la corrupción. También escoró a un peronismo que viró en una dirección sorpresiva: se abrazó a Cristina Kirchner.

Esto sucedió en el Senado, donde fracasó el intento de sesionar el miércoles último para tratar el pedido de allanamiento de tres domicilios de la señora. Dos tercios del bloque del peronismo "racional" hizo causa común con el bloque hiper K para impedir el funcionamiento de la Cámara.
Varias razones explican esta conducta. La ex presidenta tiene dentro del peronismo más poder del admitido. Llamó a gobernadores y ex legisaldores que se quedaron en sus despachos.

Hay peronistas en Entre Ríos, Tierra del Fuego, San Juan, entre otras provincias, que analizan aliarse con los K para el año que viene. Además, entregarla sólo sería rentable para el gobierno. Por último, CFK es la única dirigente peronista con una intención de voto comparable a la de Macri. Ni Massa, ni Urtubey, ni Randazzo se le acercan. No se produjo el cambio de guardia al que apostaban los anti K, por lo que la única salida que les quedó fue atarse a su suerte. La "renovación" quedó suspendida hasta nuevo aviso.