DE QUÉ SE HABLA HOY

Nos costará más ordenar la moral que la economía

Los últimos episodios de corrupción que tomaron estado público, ponen en tela de juicio la moral de los argentinos. Los hechos que investiga la Justicia parecen no dejar dudas sobre el accionar delictivo de funcionarios y empresarios que se repartieron de manera inescrupulosa el dinero del Estado. Ante tamaña evidencia algunos sectores de la población, tal vez la mayoría, mostraron indignación que dejaron notar a través de las redes sociales.

Otros en cambio, dejaron al aire sus equívocas excusas a la hora de interpretar la inmoralidad de quienes cometieron los delitos. Una actriz argentina que en verdad vive más en España, sin dudarlo cuando le preguntaron por el tema de los "cuadernos", dijo ""me parece que son cosas que están un poco planeaditas para tapar otras", luego agregó sobre la condena al ex vicepresidente que ""En este país hay un circo en este momento".

No puede justificarse lo injustificable y menos con esa liviandad. Qué clase de medida moral usan para valorar estos terribles episodios de corrupción que sufrimos, seguramente la misma que le hace decir a un actor militante que "esto seguro es una estrategia para sacarse de encima al candidato opositor (en referencia a la ex presidente) y si es así es una degradación".

No se puede ser tan ciego ante una evidencia tan concreta como la que tenemos expuesta gracias al accionar de la justicia. ¿Qué más quieren ver? ¿Qué pruebas necesitan para convencerse que hemos sido estafados por todo un aparato estatal en complicidad con algunos de los empresarios más influyentes del país? Pero insisten en la defensa de la inmoralidad, de los ladrones y pretenden encima justificarlos políticamente. Ya hablamos con naturalidad de hechos deleznables y hasta no nos parecen tan terribles, ni siquiera nos hacen cambiar nuestro apoyo a tal o cual idea política que sustentó el robo a las arcas del Estado como un modelo.

Nos costará mucho sacrificio la recuperación económica, volver a poner los números del país en orden, pero mucho más nos costará corregir el sentido moral y ético de millones de argentinos que han perdido la importancia de los valores básicos de la convivencia social. No nos inquieta que quienes manejaron el país durante doce años hoy estén sindicados como delincuentes, incluido un vicepresidente de la Nación que terminó en la cárcel nada menos que por querer comprar la fábrica de papel moneda. Nos pasa con la corrupción lo mismo que con la inseguridad, perdimos la capacidad de asombro y convertimos en anécdota o comentario de bar, un hecho grave para la salud del país. Poco a poco nos vamos alejando del país ejemplo para avanzar sobre el país enfermo y no vemos hasta qué punto nos estamos autodestruyendo.

Un país puede salir adelante de sus problemas macroeconómicos con orden y esfuerzo pero no corregirá su estatura moral si no se da cuenta que no puede obviarse el delito, ignorarse el valor de la responsabilidad de quienes en algún momento de su vida hasta juraron y dijeron públicamente "Que Dios y la Patria me lo demanden" y hoy ven que en verdad a la Patria le da lo mismo porque quienes la conforman no reaccionan ante la traición bastarda a un juramento. Podríamos comenzar sabiendo que el principio de la moral es poner todo el esfuerzo en pensar bien, solo eso, que no es poco.

V. CORDERO