"Hay una sobreestimación de lo fiscal"

El gasto público refleja las necesidades de la sociedad, mutilarlo no es la solución, asegura Martín Alfie. El Gobierno hizo una lectura equivocada del modelo productivo aplicable al país. Desmontar las regulaciones financieras fue un error, asegura el economista jefe de la consultora Radar. Bajar el déficit y reducir impuestos es contradictorio.

La mirada heterodoxa de Martín Alfie, economista jefe de la consultora Radar, conlleva una lógica por completo distinta a lo que hoy en día se impone como discurso oficial. En su análisis relativiza verdades impuestas y desempolva temas tales como la importancia de la industria tradicional, la generación de empleo, la regulación financiera o el rol del Estado, estigmatizado ante la urgencia por talar el gasto público.

-La recesión ya está instalada, pero el FMI sostiene que este año habrá un mínimo crecimiento y que en el 2019 el PBI será del 1,5%. ¿Son muy optimistas esas proyecciones?

-Creo que aún la profundidad de la recesión es una incógnita, pero cuando uno ve distintas variables, permiten prever que va a durar más de lo que el Gobierno está pensando y que va a ser una caída más importante que otros episodios anteriores como en 2014 y 2016. Básicamente porque además del impacto del salto del tipo de cambio, se suma la sequía, que es un gran impacto negativo, y por otro lado el ajuste fiscal, que es el nuevo componente del problema. Antes en los momentos de crisis el Gobierno lo que hacía era intentar hacer política contracíclica para que el impacto no fuera tan negativo, pero ahora no es el caso. Tenemos al FMI auditando la economía y el margen para una política fiscal contracíclica que permita suavizar la caída es muy bajo. Entonces esos tres componentes, sequía, salto del tipo de cambio y ajuste fiscal me hacen pensar que la caída será importante y que va a durar lo que resta del año y es posible que los primeros meses del año próximo.

-¿El sector agropecuario volverá a ser el motor de la economía en 2019?

-Sin dudas la cosecha va a ser mejor que este año porque venimos de una sequía muy fuerte. El campo puede compensar el arrastre negativo que quedará de este año. El tema es que para llegar a las elecciones con una economía creciendo y que se sienta en la calle, con el campo no alcanza. Tiene que haber otros factores, sobre todo relacionados al consumo privado, que puedan traccionar al alza y que hagan que la economía llegue de mejor manera. Eso es lo que veo más complicado.

COMERCIO EXTERIOR

-La lectura que se hizo de la caída de las importaciones en junio es que se compran menos bienes de capital. ¿Se derrumba la inversión?

-Cuando uno ve los números de inversión, se advierte que el crecimiento del que habla el gobierno estuvo traccionado casi exclusivamente por los bienes de capital importados. Esto por una conjunción de apertura comercial y dólar más o menos barato. Ahora hay un salto del tipo de cambio y una caída de la demanda, por lo tanto la inversión muy probablemente también vaya a la baja. Tanto por un aumento del costo como por una menor perspectiva de poder vender, que es lo básico de cuando uno invierte. La inversión acompañará la caída de la actividad.

-¿Qué rol juega la Argentina en el comercio internacional, habida cuenta el fuerte déficit de la balanza?

-Tanto el porcentaje de las exportaciones sobre el PBI o la participación de la Argentina en el comercio mundial viene rezagado hace varios años. Es un problema importante de la economía porque salvo algunos productos en particular, como todo lo que es vinculado al agro, parte del complejo automotor y los llamados servicios basados en el conocimiento, no hay muchos productos que Argentina coloque en el mundo. Eso es un problema porque limita la capacidad de generar dólares genuinos. El principal problema es que las soluciones son de largo plazo. No hay soluciones mágicas, no hay ninguna medida que se tome hoy y garantice que mañana crecen las exportaciones. Es una agenda de la competitividad que hay que tener y debe ser importante, pero no creamos que por ahí pasa la solución a los problemas en el corto plazo.

-Con la devaluación se frenaron las importaciones, pero no crecieron las exportaciones. ¿Qué evaluación hace al respecto?

-El salto del tipo de cambio obviamente es un impulso para algunos sectores a los que les permite exportar más, pero no es un cambio estructural. Argentina no va a empezar a desarrollar el sector exportador por esto. Primero porque no se ve cierta estabilidad en el tipo de cambio, condición necesaria para encarar un proceso de exportaciones. En los últimos episodios de devaluación la inflación erosionó la competitividad a los pocos meses. Además, gran parte del sector exportador tiene una oferta que no depende de una decisión de producción sino de condiciones naturales, como pasa con el agro, la minería y los hidrocarburos. Entonces por más que se devalúe, hay un factor como el agro que depende de otros factores. Eso no responde en el corto plazo al tipo de cambio, aunque ayude. Pero no se va a producir el doble o el triple por devaluar.

-¿Qué pasa con la industria?

-Otro factor importante para la industria es la evolución de Brasil. Acá se observa que depende más de cuánto se mueva el PBI que de cuánto se mueva el tipo de cambio. Brasil tampoco viene con un gran desempeño y eso puede ser un límite a nuestras exportaciones.

NUMEROS ROJOS

-Hoy el discurso dice que la Argentina consume más de lo que gasta, siendo esta la causa del déficit fiscal. Atado a esto también viene la actualización tarifaria con vistas a talar subsidios. ¿Cuál es su enfoque?

-Creo que hay una sobreestimación de lo fiscal como solución de nuestros problemas. Es cierto que una economía tiene que tener un déficit financiable y una situación fiscal relativamente equilibrada, pero no creo que la solución a los problemas sea ajustar el gasto. El gasto público refleja las necesidades que tiene la sociedad y que no se pueden resolver necesariamente vía el sector privado, y se resuelven vía el sector público.

-¿Por ejemplo?

-¿Por qué hubo tantas jubilaciones que se dieron con moratoria y no fueron producto de los aportes? Porque Argentina tiene un problema estructural y el 30% del empleo está en negro. Entonces fue una respuesta del Estado a necesidades sociales que no fueron resueltas vía el mercado. Hay que profundizar un poco más, no es que el Estado es un ente fuera de la realidad, sino que es la caja de resonancia de los reclamos y necesidades sociales. El aumento del déficit público refleja que la sociedad tiene ciertas necesidades. Si el Estado gasta menos, esas necesidades seguirán presentes. Es muy simplista aplicar el enfoque de gastamos más de lo que ganamos. Esto tiene que ver con una visión de que el Estado debe ser más chico y de que cuando interviene distorsiona la economía. La cuestión es mucho más amplia.

-¿Durante estos dos años de gestión de Cambiemos el eje estuvo puesto más en lo financiero que en lo productivo?

-Me parece que hubo una apuesta, al menos desde lo discursivo, a cierto modelo productivo que no necesariamente se puede llevar adelante en el corto plazo. Esta lógica de convertirse en el supermercado del mundo, de apostar a energías renovables, al software y al turismo, porque hay una gran parte de la población que queda afuera de esos sectores dinámicos y que sigue dependiendo de sectores tradicionales como la industria manufacturera. No es que hubo una preponderancia de lo financiero por sobre lo productivo, sino que hubo una mala lectura de qué modelo productivo podía servir para este país.

RECESION

-Según el estudio realizado por Radar, la cantidad de años recesivos de la Argentina se incrementa a partir de 1976. ¿Cuál es el problema estructural para que esto se repita cíclicamente?

-Hasta el "76, más allá de que la economía tenía ciertos problemas de estabilidad macroeconómica, había un modelo de desarrollo que funcionaba y que sirvió para que Argentina tuviera una de las sociedades si se quiere más igualitarias de la región. La dictadura impuso un quiebre en el modelo de acumulación y no se pudo resolver una forma de inserción en el mundo que garantice tanto la equidad como la estabilidad macroeconómica. Desde los "70 empeoran los indicadores sociales y la estabilidad macro. Hay una sucesión de crisis cada vez más profundas que retroalimentan los problemas sociales. Tenemos desde entonces un modelo de desarrollo trunco.

-¿Qué habría que cambiar para no repetir estas experiencias?

-Hay que retomar los intentos de generar un cambio estructural que permita mejorar el perfil de inserción externa que intentó en parte el kirchnerismo, pero con mucha más atención en los equilibrios macroeconómicos. El kirchnerismo desmereció un poco la importancia de los equilibrios macro para un proceso de desarrollo sustentable. Por ejemplo, la bandera del desendeudamiento fue muy importante durante gran parte de la gestión, pero se tendría que haber vuelto en algún momento a los mercados para financiar el crecimiento en lugar de terminar en herramientas imperfectas como el cepo cambiario.

-Alguna vez escribió que el Gobierno cometió errores no forzados en la gestión. ¿Cuáles serían?

-Uno de los más graves y más notorios es la cuestión de la desregulación de la entrada y salida de capitales. Hay un consenso en la literatura económica de que cuando se está llevando adelante un proceso de estabilización que puede tener varios desequilibrios, hay que intentar restringir la entrada de los capitales de corto plazo o golondrina. Son los que entran en los momentos de auge y en los momentos más severos, se van rápido. Eso fue lo que pasó este año. El Gobierno no oyó esas recomendaciones de la literatura, incluso lo recomienda el FMI, y se abrió demasiado. En los momentos de auge no se notó el problema, sí cuando explotó la burbuja.

-¿Hay otras falencias?

-Después una serie de medidas como buscar al mismo tiempo reducir el déficit fiscal y bajar impuestos. Dos medidas que suenan contradictorias. Otro mal diagnóstico son las metas de inflación, que hasta ha sido admitido por el Gobierno. Buscaron bajar la inflación rápido y en el medio subieron tarifas y devaluaron. Eso es contradictorio y generó una bola de Lebacs.

-¿Hubo ingenuidad o exceso de confianza por parte del equipo económico?

-Hubo un exceso de confianza sobre las herramientas y me parece que en la formación de varios de los economistas que fueron parte del Gobierno, y de algunos que son parte aún, hay una idea más pensada para países centrales que para los problemas que tienen las naciones periféricas o latinoamericanas. Eso los llevaba a pensar que el problema era que Argentina no llevaba adelante políticas como las que realizaban los países centrales. Hay que tener en cuenta las particularidades.