Revive el legado de Midón con payasos encantadores

"Vivitos y coleando 2". Libro y letras de canciones: Hugo Midón. Música: Carlos Gianni. Dirección: Manuel González Gil. Coreografía: Doris Petroni. Actores: Roberto Catarineu, Carlos March, Laura Oliva, Flavia Pereda, Rodrigo Cecere, Agustina Barach, Fernando Avalle, Leo Robaglio. En el teatro Picadero (Pasaje Discépolo 1857).

Pocas personas en la Argentina han sabido interpretar el mundo de los chicos como Hugo Midón. No es casual que sus obras sigan vigentes aún hoy, después de tantos años. Tal es el caso de "Vivitos y coleando 2", que se estrenó por primera vez hace más de veinticinco años. Hoy, muchos de aquellos niños que la vieron llevan a sus propios hijos con la ilusión de, por un ratito, viajar nuevamente hasta la infancia.

A simple vista, podría decirse que "Vivitos..." es una obra de payasos. Payasos con sus narices características y trajes de lo más coloridos. Pero la obra es mucho más que eso. Porque a pesar del paso del tiempo todavía tiene mucho para decir. Le enseña a los más pequeños y emociona a los grandes. Porque si algo hay que destacar de la obra de Midón es justamente eso, que si bien está pensada para los niños, los adultos no se quedan afuera. Por eso hay chistes que sólo terminarán de comprender los mayores, y muchos otros que despertarán la risa y la ternura de los chicos.

MAGIA INTACTA
El planteo es a través de sketchs que se combinan con música pegadiza y coreografías simples pero vistosas y bien interpretadas por los payasos. Así, se pasean por temas variados como el amor, los piratas, las mamaderas. Todo sobre un escenario prácticamente despojado, con una escenografía sencilla y funcional a lo que se cuenta. Las letras de la canciones son divertidas y profundas mientras que los ritmos son variados.
Las actuaciones son homogéneas. Carlos March rescata el espíritu de la puesta original mientras que Laura Oliva aporta su impronta. Roberto Catarineu estuvo ausente en la función que comentamos y fue reemplazado correctamente por Rodrigo Cecere.
A diferencia de lo que muchas veces ocurre con los payasos, estos resultan cercanos y es ahí donde la mano de Midón se nota una vez más. Una obra para que los chicos disfruten y los grandes puedan ilusionarse nuevamente.

Calificación: Muy buena.