Esfuerzos para dominar el pasado

Muerte de un silencio 

Por Clémence Boulouque 
Periférica. 130 páginas 

La sutileza con que esta conmovedora novela aborda el siempre difícil territorio del duelo justifica los elogios que le dedicó la prensa francesa a este debut literario de Clémence Boulouque (París, 1979). El tono justo, a la vez contenido y sobrio pero colorido y cerebral que le imprimió esta escritora, periodista y crítica literaria, es lo que más cautiva. El relato autobiográfico nace de un abismo existencial, aquel en que la sumergió la muerte de su padre, el célebre juez antiterrorista Gilles Boulouque, pero a él se llega a través de cálidos recuerdos de la vida hogareña.

Lo que cuenta Boulouque en Muerte de un silencio es cómo, desde el momento en que el padre acepta investigar una ola de ataques terroristas en Francia en 1986, la decisión empieza a afectar a su familia. El terrorismo es una sombra que va eclipsando el ánimo de todos. Su importancia es tal que jalona los recuerdos de la autora desde sus 13 años.

Amenazas de muerte, guardaespaldas y un miedo creciente, conviven con una novedosa exposición, críticas en los telediarios, presiones y desaires.

La tensión, que llega a enfermarla y le provoca pesadillas, hasta el punto de dormir armada con una botella de vidrio para defenderse de un posible secuestro, sofoca también al juez, que termina por suicidarse. Tragedia que a ella la marca de por vida y la hunde en el silencio.
Sin la hondura espiritual de grandes referentes del género como C.S.Lewis, Boulouque se distingue por su frescura y por una prosa mínima, destilada hasta lo esencial, lo que no impide el detalle (recuerda "la textura del aire" de aquel día infausto) o agudas observaciones, incluso sobre sí misma.

La reconstrucción de ese pasado se revela como inteligente y meditada. No sólo porque dice que esta no es la primera versión que escribe, que hubo otras que descartó por desbordadas. También porque la autora transparenta su lucha por hallar la "sustancia" de los recuerdos, o se queja de lo caprichoso de la memoria. Boulouque se sabe aproximativa y tiene en este trabajo sobre la memoria un vínculo con Patrick Modiano, quien nos enteramos que leyó su texto y le abrió las puertas para la publicación.

No es esta novela un intento por reivindicar la figura del juez, al que pinta con sus risas, sus confidencias pero también sus enojos y fragilidades. Surge más bien de un deseo de aferrarse a su padre, un anhelo que -como dice con elocuencia- la lleva a perseguirlo en sus recuerdos. Lo que la impulsa es la necesidad de dominar el pasado o más bien ponerle un fin.