Bella sesión de música de cámara

R. Strauss: "Capriccio", opus 85; Tchaicovsky: "Souvenir de Florence", opus 70. Con: Sexteto de Cuerdas La Plata. El miércoles 13, en el CCK.

En más de una oportunidad ponderamos el significado y los alcances de los Conciertos del Mediodía del Mozarteum Argentino. Esta extraordinaria empresa a favor de la difusión de la cultura, siempre los miércoles con entrada libre y gratuita, celebra este año nada menos que su quincuagésima novena temporada, con una novedad. Porque sin alejarse mucho de la avenida Corrientes y sus sedes tradicionales, la serie se desarrolla ahora en el ex Palacio de Correos, ámbito adecuado y próximo al centro y a la city.

TCHAICOVSKY
La última función estuvo esta semana a cargo del Sexteto La Plata, y tuvo lugar con mucha concurrencia en la Sala Argentina, recinto amplio y esbelto ubicado debajo de La Ballena Azul, en el segundo subsuelo del CCK. Con un programa por cierto atractivo y original, se interpretaron en la ocasión dos obras para esa formación de cuerdas, y los resultados, se lo debe decir, fueron de alto nivel en materia de estilo y calidad.

Las obras ejecutadas, pese a su separación en el tiempo, adscriben al período camarístico pos-romántico, en el que Brahms debe contarse también como figura importante. En esta dirección, "Souvenir de Florence" (1892), de Tchaicovsky, es una pieza si se quiere un tanto desigual, en la que el allegro inicial parece escrito antes que otra cosa por encargo y con oficio. 

Sin embargo, el adagio cantabile, con su exquisita, sensible elegancia melódica, y el moderato, que tampoco tiene nada de italiano, pleno de bellas combinaciones en sus voces entrelazadas, son sin duda de excelente factura.

Tanto en esta pieza como en la restante, el Sexteto mostró armoniosa sonoridad en el ensamble, ataques y cierres precisos, ostinati y pizzicati rotundos, y una mirada de conjunto convergente en materia conceptual, lo que se tradujo en una ocupación espacial impecable. La fuga final de la pseudo evocación toscana, vale la pena subrayarlo, epilogó además con un crescendo de fogosa vibración.

RICHARD STRAUSS
"Capriccio" es la última ópera de Richard Strauss (1942), y sobre ella el compositor elaboró un trabajo para seis arcos de maravillosa hechura. Producto de un músico cercano a los ochenta, creación elocuente de un artista que estaba en paz con la vida y consigo mismo, se trata de una especie de estudio de subyugante equilibrio interior. Exquisito en sus delicadas elaboraciones armónicas, su expresión y dinámica invariablemente serenas, su intensa comunicatividad, el Sexteto exhibe asimismo un tratamiento polifónico de sutil maestría.

Integrantes de la Orquesta del Teatro Argentino, todos los miembros del grupo platense se manejaron individualmente con rango parejo. Los cellistas Siro Bellisomi y Verónica Almerares lucieron metal neto, seguro, de acabada proyección en los solos y el ripieno.

Ricardo Bugallo y Diana Gasparini mostraron seguridad, legato sedoso y deslizamiento homogéneo en las violas, al igual que el segundo violín, Marcos Favero, exacto y sólido en las texturas a su cargo. Pero la voz cantante la llevó el concertino Nicolás Favero, cuyos trazos decididos, de notas bien redondeadas y dificultades técnicas resueltas sin mayor esfuerzo, lo convirtieron en uno de los elementos destacados de este mediodía porteño, distinto de tantos otros.

Calificación: Muy bueno