Temporada charrúa en Buenos Aires

La histórica compañía del teatro El Galpón actúa desde mañana en el San Martín. La solidez del sistema político del país vecino es la clave de la continuidad de los programas de fomento y desarrollo, asegura.

Días atrás se presentó en la Embajada de Uruguay en Buenos Aires la temporada uruguaya de teatro que subirá a escena en el San Martín y en el Festival de Dramaturgia Europa+América.

Con la presencia del director del Complejo Teatral de Buenos Aires, Jorge Telerman, y figuras del mundo artístico, el embajador Héctor Lescano abrió el acto y destacó a través de este acontecimiento la continuación del puente cultural entre Uruguay y la Argentina.

Luego de alabar la gestión de Julio Bocca como director del Ballet Nacional de Uruguay, el diplomático dio paso a ""un señor al que le debemos muchísimo"" y del que subrayó, "" es un hombre del arte, las letras y el derecho, el doctor José Miguel Onaindia"", actualmente director de Artes Escénicas del Ministerio de Cultura de Uruguay.

Palabras como integración y diversidad fueron constantes en el discurso de Onaindia, quien aludió al repertorio y elenco que se presenta en Buenos Aires destacando la llegada del mítico Teatro El Galpón, que presentará en el San Martín, con un elenco uruguayo y un director brasileño, la obra "Incendios", desde mañana hasta el sábado a las 20.

CONTINUIDAD
Aprovechando la presencia de Onaindia, La Prensa tuvo una charla con él en la que habló sobre temas que preocupan. "Hay diferencias sustanciales entre Uruguay y la Argentina a nivel político, social y, por supuesto, esto repercute en la cultura en general. Uruguay tiene un sistema político sólido que permite, por ejemplo, que una institución como El Galpón, sin apoyo estatal, se mantenga durante 71 años con un elenco estable, incluso pasando por una dictadura".

Efectivamente, una escuela de teatro, dos edificios, un público firme confirman lo expresado.
"Uruguay y la Argentina son países cercanos pero diferentes. Esas diferencias se notan también en las políticas culturales. Allá hay decisiones sostenidas en el tiempo, con un claro acento en la fortaleza institucional tanto de lo público como de las instituciones de la sociedad civil y planes de creación de audiencias muy efectivos. La educación y la cultura no sólo están en la misma cartera ministerial, sino que la enseñanza artística está incluida en la educación. En 2013 la Dirección de Cultura de Montevideo instrumentó la tarjeta Montevideo Libre, que se entrega a estudiantes de los últimos años del liceo (secundario) y de la Universidad del Trabajo, que les permite el acceso al teatro, cine, recitales y carnaval. Al sistema se adhirieron salas privadas y la condición para mantener el beneficio es sostener la escolaridad".

Consultado acerca de cómo el mercado condiciona a veces las temáticas en el plano teatral y televisivo, Onaindia recordó que en el vecino país "la presión del mercado no es tan fuerte. Hay que pensar en cuestión de número de habitantes. Son dos países diferentes, dos formas de expresión artística cercanas que usan el mismo lenguaje pero con sistemas de producción diferente. Uruguay mantiene una formación sólida actoral (un referente permanente es la figura de Margarita Xirgu y la Comedia Nacional), la importancia de la escuela de teatro y la mirada alerta hacia lo que pasa en el mundo. Hay una circulación de autores contemporáneos que se presentan en los escenarios y que no han llegado a Buenos Aires", sostuvo.

GESTION CULTURAL
Si se compara la actividad realizada en Buenos Aires -más allá de la cuestión jurídica que llevó a Onaindia a ser director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y coordinador General de Cultura de la Universidad de Buenos Aires- respecto de lo realizado culturalmente en Uruguay a partir de 2013, cuando fue contratado por la Intendencia de Montevideo para asesorar artísticamente al Teatro Solís, el saldo parece ser más fluido con Uruguay.

La clásica austeridad republicana no parece afectar decisivamente la gestión cultural en ese país. Sería interesante en la Argentina que hubiera una suerte de alusión al tipo de teatro que se representa en los distintos escenarios, un teatro amateur, emergente, profesional, independiente, que orientaría de alguna manera al público. Si lo analizamos, se necesita una política aleatoria que se dé a la vez entre la cultura y la educación. 

Sobre este aspecto, Onaindia siempre distinguió la diferencia entre masividad de actividades culturales (como por ejemplo, la Feria del Libro) y la posterior actitud de un público que no tiene una participación perdurable en el tiempo luego de realizados ciertos eventos, consecuencia de lo anterior que alude a la imbricación entre cultura y educación.

No alcanzamos a interrogarlo sobre cine, el evento requería su presencia, pero recordamos declaraciones anteriores donde se manifestó a favor de una reorganización del sistema de exhibición en la Argentina, que con sus formatos digitales ameritan salas especiales, y de la necesidad de una mirada especial respecto del público y su relación con el cine argentino en cuanto a su condición de espectador.