Contienda de espías en el Atlántico sur

Tango Rojo

Por Peter J. Bush
Ediciones Argentinidad. 133 páginas

Principios de 1981, Moscú... un agente secreto de la SIDE mantiene contactos con su par de la KGB, la agencia secreta de la Unión Soviética. El rabioso frío ruso es el marco de las negociaciones secretas para la adquisición de armas de todo nivel del gobierno comunista y su posible colaboración militar con la Argentina a cambio de alimentos y uranio.

El gobierno argentino ya tenía planeado recuperar las Islas Malvinas y esa jugada sería su as en la manga ante una eventual guerra con Gran Bretaña y sus aliados.

Así comienza esta novela histórica de Peter J. Bush que presenta un panorama creíble, con personajes ficticios o basados en reales con los nombres modificados, y que demuestra lo que podría haber llegado a ser el conflicto del Atlántico Sur, sobre todo recordando aquella foto real del 3 de junio de 1982 -en pleno conflicto armado- que dejó retratado el abrazo entre Fidel Castro y el entonces canciller argentino, Nicanor Costa Méndez, en La Habana.

El arreglo extraoficial entre Buenos Aires y Moscú -volviendo al argumento de Tango Rojo- tuvo éxito. Tras la recuperación de las Malvinas, el 2 de abril de 1982, por las fuerzas argentinas, los aviones y armas soviéticas emprendieron su viaje con dirección a Cuba. Incluso zarpó un submarino de última generación tripulado por argentinos y rusos. Todo encubierto bajo la estrategia de ser un ejercicio militar en el sur ya programado con antelación.

La guerra seguía su curso, o el que tenía previsto el gobierno militar de la Argentina, pero las presiones recibidas por la URSS de parte de Estados Unidos y la OTAN, provocarán un giro en las relaciones entre los nuevos aliados que, traiciones de por medio, modificarán los arreglos originales.

Imágenes clásicas de espionaje y los entretelones de las decisiones bélicas completan esta novela que, por momentos, invita a la reflexión.