El año del gran trastorno

Gustavo Sierra repasa en "El 68" los hechos que fueron bisagra hace medio siglo. En el libro el periodista se propuso estudiar con perspectiva histórica sucesos como el Mayo francés, la matanza de Tlatelolco o la Primavera de Praga. Cree que los cambios fueron más profundos en la cultura y la vida social que en la política.

Hace cinco décadas el mundo vivió, posiblemente, la transformación social más grande del siglo XX. El de 1968 fue un año que marcó a fuego a toda una generación y que provocó cambios en muchas naciones de Occidente. Sin embargo, no fue sólo un acontecimiento. Fueron muchos. Y no ocurrieron al mismo tiempo. Algunos, como el asesinato del Che Guevara en Bolivia, habían sucedido un año antes y otros como el Cordobazo ocurrieron meses después. 

La guerra de Vietnam, el aplastamiento soviético de la Primavera de Praga, el movimiento de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, la matanza mexicana de Tlatelolco, o la tragedia de la Puerta 12 en la Argentina estuvieron entre los sucesos más importantes del período. 

"Se cumplían los 50 años de esos eventos extraordinarios y me pareció un tiempo prudencial para verlos con una perspectiva histórica. Se escribió mucho sobre el Mayo francés, por ejemplo, y resultaba interesante contrastar las diferentes posiciones", explicó a La Prensa Gustavo Sierra sobre El 68 (Planeta, 568 páginas).

El corresponsal de guerra en Irak y Premio Moors Cabot en 2008 por la Universidad de Columbia, recuerda que con apenas 12 años le llegaban ""olas de lo que sucedía pero no tenía la capacidad para entenderlas plenamente". No obstante, dice que en la adolescencia encontró "las consecuencias del "68" y esa experiencia hizo que fuera "el capítulo más personal del libro". Aquí sus opiniones en diálogo con este diario.

-¿1968 pudo haber sido lo que fue sin el Mayo francés?

-El "68 fue un año puente entre las décadas del "60 y "70. Es el epicentro de todo lo que sucedió en esos 20 años y que tanto nos marcó desde entonces. Fue una explosión de rebeldía juvenil contra el totalitarismo, ya sea en la órbita soviética y el comunismo como contra el capitalismo rabioso y el american way of life. Los jóvenes de todo el mundo tenían una necesidad imperiosa de terminar con la rigidez de sociedades en las que las familias aún decidían el destino de sus hijos. El hijo del abogado tenía que ser abogado, el del carnicero hacerse cargo de la carnicería. Los jóvenes del "68 ya no tenían las mismas necesidades que sus padres y no se contentaban con sobrevivir en una sociedad democrática, eran otras aspiraciones y no estaban dispuestos a esperar para conseguirlas.

REBELIONES

-¿Cómo se expresó ese espíritu rebelde?

-Había un "mandato" de cambiar el mundo. Ya no podían seguir imperando los colonialismos, la discriminación racial o la explotación laboral. Por eso surgen movimientos de los derechos civiles en Estados Unidos, contra la guerra de Vietnam y los levantamientos populares contra las dictaduras latinoamericanas. Los estudiantes estuvieron a la vanguardia de todas estas luchas en el mundo. Y todo esto trajo una producción extraordinaria en materia cultural, desde el rock hasta la conquista del espacio. Aunque hay que aclarar que no se trató de una revolución. Fueron levantamientos y rebeliones que, salvo en Checoslovaquia donde intentaron desprenderse del régimen comunista, no buscaban un cambio de régimen. Querían mayores libertades y reivindicaciones dentro del sistema. 

-En una entrevista reciente, usted afirmó que lo sucedido en París fue más determinante en lo social y cultural que en lo político. ¿El reclamo estudiantil se diluyó en el tiempo? 

-El Mayo del "68 no produjo ninguna revolución, más bien fue un enorme fracaso desde el punto de vista político. Al mismo tiempo, el "68 produjo un cambio social y esas ideas, esas aspiraciones libertarias, ese liberalismo no dogmático -a pesar de que se mezclaba con dogmas como el maoísmo y el trostkismo- juntó algo que parecía imposible como la política y el psicoanálisis, y la filosofía como práctica dentro de la política. Todo eso hizo que perdurara como idea y provocara esa revolución cultural. La izquierda se olvidó de muchos de los valores del "68 y también es un enorme fracaso. Hoy, la contracara del populismo son los movimientos conservadores. El avance científico y tecnológico que estamos viviendo transformará nuestras vidas y creará una generación alejada de esas etiquetas de izquierda-derecha e ideologías obsoletas del siglo pasado. El "68 nos muestra que hemos involucionado en muchos aspectos.

-La respuesta rusa a la liberación en Praga fue que ese movimiento no era contra el capitalismo sino contra el comunismo...

-El régimen comunista de la Unión Soviética no podía permitir que ninguno de los países de su órbita se saliera de la doctrina oficial porque de inmediato se produciría un efecto dominó en todas las otras naciones del Este. Por lo tanto, aplastó la Primavera de Praga no sólo para disciplinar a los checoslovacos sino a toda la región.

-¿Nuestro Mayo francés fue el Cordobazo?

-Como dice el gran maestro Eric Hobsbawm, la historia hay que verla por períodos y no por el calendario. Y ese período comenzó aquí tres meses antes (de 1968) con el fusilamiento del Che Guevara y terminó seis meses después con el Cordobazo. El levantamiento de la ciudad de Córdoba fue nuestro Mayo francés.

-Hay una respuesta emblemática de Daniel Cohn-Bendit a Sartre cuando asegura que "no hay otra forma de avanzar que con la violencia". El concepto es muy parecido a lo que hicieron en nuestro país los grupos guerrilleros. 

-Sí, la violencia fue un elemento importante en esos años. Muchos jóvenes estaban convencidos de que la única herramienta de transformación de la sociedad eran las armas. Las consecuencias de lo que sucedió posteriormente son muy claras: a través de la violencia no se logran los cambios. Para transformar una sociedad, al ser humano, hay que convencer, hay que educar.

EL CHE Y VIETNAM

-El Che Guevara y Martin Luther King representaron el sentir de ciertas minorías, aunque por distintos ideales. ¿Cincuenta años después se los ve diferente? 

-El mito del Che surge tras su muerte. Esa imagen del rostro beatífico con los ojos abiertos y la desaparición del cuerpo lo convirtieron en una figura global que inspiraba la sublevación. Pero su concepto del foquismo, de la violencia, sólo es reivindicado hoy por grupúsculos. En cambio, creo que la idea de la desobediencia civil planteada por King sigue vigente.

-Usted fue corresponsal en la guerra de Irak. ¿Le resultó difícil investigar y relatar lo sucedido en Vietnam? ¿Le hizo recordar algo?

-Fueron contextos diferentes. Pero sí, puedo entender lo que les sucedía a esas personas que estaban reportando para el público de sus diarios, canales o radios. Es por eso que cuento lo sucedido con Ignacio Ezcurra, el corresponsal de La Nación que desapareció mientras trabajaba en Saigón. Ezcurra creía fundamentalmente en el periodismo y que tenía la obligación de contar los grandes acontecimientos. Los corresponsales de guerra estamos siempre expuestos a las mismas calamidades que sufren los civiles en esas zonas de conflicto. El hizo un gran trabajo y ojalá hubiera vivido mucho tiempo para formar nuevas generaciones de periodistas comprometidos. 

-Saltando en el tiempo, ¿puede decirse que la reciente Primavera Arabe haya sido el coletazo tardío del "68 en Medio Oriente?

-Creo que son fenómenos distintos, que se produjeron en diferentes épocas. En el "68, los países árabes estaban luchando contra el colonialismo.

-Menciona en sus páginas el auge de la revista Primera Plana. ¿Qué significó ese medio para el periodismo argentino? 

-Creo que fue el mejor semanario publicado en Argentina. Marcó una época. Fue el órgano de prensa que mejor representó a su tiempo. Leí la colección de la revista de esos años y me pareció de una gran vigencia. Los temas planteados allí aún se discuten en nuestra sociedad. Los periodistas que trabajaron en Primera Plana fueron y son algunos de los mejores que tuvo el país.

-Por último, y no menos importante, el Instituto Di Tella generó grandes intelectuales en ese período pero las ideas que emanaban de él fueron perseguidas por el régimen de Onganía. ¿Comenzó allí una forma de decadencia educativa nacional?

-La decadencia de la educación argentina comenzó con la Noche de los bastones largos, la intervención de la dictadura de Onganía en las universidades. Toda una generación de los mejores intelectuales argentinos se tuvo que exiliar. Luego, muchos más se encargaron de destruir el concepto sarmientino de la educación laica y general hasta llegar a hoy donde millones de chicos argentinos son semianalfabetos en la era de la transformación tecnológica y científica más importante de los últimos 150 años.