DE QUE SE HABLA HOY

Diana fue a la boda de Henry con cada inglés

Inglaterra tuvo su fiesta, la monarquía se volvió a mostrar en todo su esplendor y los ingleses asistieron con júbilo a la boda del príncipe Harry con Meghan Markle, una actriz norteamericana.

Durante todo el día, por las calles del pueblo de Windsor caminaba triste pero sonriente, la memoria de Diana Frances Spencer, Lady Di, la madre de Harry y de William. Ella no estaba presente pero si en el recuerdo de cada inglés, monárquico o no, porque Lady Di es todo un símbolo de lo bueno y lo malo de la casa real. Curiosamente su hijo menor y su boda disruptiva, mostró un cambio notable para las tradiciones de la Corona. Un coro góspel, una novia que no votó el compromiso, un obispo negro, caminos que la propia Diana hubiera elegido porque ella quería que la casa real inglesa cambiara su hermetismo y se mostrara más adecuada a los nuevos tiempos.

Esa actitud jamás le pareció prudente a la reina Isabel y fastidiaba sin dudas a su esposo, el príncipe Carlos, que acabó engañándola con una  aristócrata con llegada al palacio de Windsor, Camila Parker Bowles. Ayer Lady Di volvió a festejar junto a los ingleses la boda de un príncipe, como lo habían hecho cuando ella caminaba por el pasillo central de la Catedral de San Pablo de Londres aquel 29 de julio de 1981 del brazo de Carlos, haciendo presagiar que algo cambiaría en la monarquía inglesa. Ella era aire fresco, era acciones humanitarias, carisma, elegancia y sencillez al mismo tiempo, era diferente.

Ayer las veredas del condado de Windsor se llenaron de rostros de Diana pintados con tizas que nadie se atrevía a pisar, salvo algún turista despistado, en cada dibujo alguien ponía rosas. Ayer los ingleses volvieron a sentir durante unos segundos aquella angustia que tuvieron  el 31 de agosto de 1997, cuando desde París les llegó la noticia de que Lady Di había muerto en un accidente. Nacía entonces un mito, el símbolo de una Inglaterra que quería que sus raíces con "corona" cambiaran, fueran más "humanas" y ella era eso, lo había conseguido. Ayer cuando Harry y Meghan, llegada de Hollywood con su madre afroamericana, feminista y confesa admiradora de la acción humanística de quien hubiera sido su suegra, paseaban en el viejo carruaje Ascot Landau, sobre el que muchas veces Carlos y Diana recibieron el cariño de los británicos que los saludaban a su paso, seguramente se habrán acordado de ella porque entre la multitud que los saludaba, había banderas inglesas, carteles con la imagen de los novios y muchos con la cara sonriente de Diana que desde el cartón los miraba como aceptando la boda de su hijo pequeño.

Ayer hubo fiesta en Inglaterra y ella no estaba entre los invitados a la boda, pero fue una de las protagonistas, porque no hubo nadie que no la recordara por una u otra razón. Ahora para muchos hay una sucesora, Meghan Markle, flamante duquesa de Sussex, la mujer que ya cambió muchas tradiciones de la casa real desde que llegó de la mano Henry y por ahora hasta la Reina le festejó algunas "travesuras", aunque en la familia real nadie se atrevió a compararla con Diana. ¿Respeto? ¿Miedo? ¿Prudencia? La cosa es que Lady Di estuvo en la boda de su hijo Henry, se "coló" a la fiesta en el corazón de cada inglés que celebró una boda real diferente, al estilo de Diana.

V. CORDERO