Pilar Gamboa, artista incansable

Protagoniza el filme "Las Vegas" y actúa en un ciclo de cuatro obras en la sala Sarmiento. "Me siento identificada con la autogestión", admite la actriz, de presencia constante en el circuito teatral alternativo. Pero no reniega de su paso por la televisión, ni de los premios.

Jugando un poco con su nombre, Pilar Gamboa es uno de los pilares del teatro independiente en la actualidad. Con cuatro obras en cartel, despunta también el vicio del cine dos o tres veces al año. Un lujo que sólo pueden darse los talentosos. En su reciente filme "Las Vegas", dirigido por Juan Villegas y estrenado esta semana, interpreta a una madre joven que fluctúa entre la inmadurez y la nostalgia por un pasado que nunca soltó.

En diálogo con La Prensa, la actriz analiza la crisis actual del cine y explica por qué su bandera es la autogestión, si bien está siempre en la mira de los productores, tanto comerciales como independientes.

-"Las Vegas" es su segundo estreno de este año, después de "Recreo".

-Sí, la verdad es que me siento una afortunada. A Juan Villegas, el director, lo conocía por su primera película, "Sábado". Era un director que venía siguiendo y que siempre me había gustado. Y se dio que me llamó porque tenía un guión que había escrito hace mucho y creía que esa madre era yo.

-Me la presentaron como una comedia amable y la verdad es que tienen razón.

-Tal cual. Leí el guión y acepté enseguida. Yo no acepto sólo por lo que tengo que actuar yo. Si la historia me gusta, por más que actúe poco, me sumo. Igual, en esta oportunidad soy la protagonista y me parecía divertido ser una madre joven. Al principio no se sabe si somos pareja, hermanos, amigos o qué. Pero trabajé mucho ese vínculo de madre joven y creo que quedó un gran papel.

-Es de esas madres separadas que ven a sus ex y les hacen tambalear todo.

-Sí, la verdad que si lo ves en clave de comedia es muy divertido. Aparece el ex, que a su vez es el padre de su hijo, con una novia muy jovencita y eso le pega fuerte a esta madre que está llegando a los cuarenta, con todo lo que eso significa para la mujer. Una madre que va de cero a cien en un minuto, con ataques de ira desopilantes.

MIRAR EL "OFF"

-Dos películas en lo que va del año, cuatro obras teatrales en cartel. No para...

-Son situaciones que se dan. Por suerte, hace 17 años ininterrumpidos que vengo haciendo teatro y cuando los calendarios se alinean con películas o televisión, genial. Ahora venía de hacer "La terquedad", en el Cervantes, una obra muy grande, y justo se dio lo de "Las Vegas" y me fui un mes a Villa Gesell. Trabajando, me desenchufé.

-Siendo una actriz del off, cada tanto la vemos en las primeras planas. ¿Cómo logró hacerse ese espacio?

-Trato de no llevar ninguna bandera, pero me siento muy identificada con la autogestión. Y claro, es un honor cuando me llegan propuestas del mundo comercial. Pasó también que los directores de cine comenzaron a ver mucho teatro independiente y se dieron cuenta que hay grandes actores ahí. A mí me conocen del teatro. No me siento una intrusa en el ámbito comercial pero no es mi hábitat natural.

-Sin embargo, fue una extraña superhéroe en "Los únicos", junto a Nicolás Cabré y Griselda Siciliani...

-"Los únicos" me dio mucha gracia. Yo venía de hacer "Para vestir santos" y me llegó esa propuesta. Además del nivel profesional, aprendí a trabajar en tele, algo que no sabía, con un elenco de lujo en el que también estaban Mariano Martínez, Eugenia Tobal, Nicolás Vázquez, Arnaldo André.

-Para algunos maestros de teatro la televisión es mala palabra.

-Yo me crié viendo televisión y para mí no es ninguna mala palabra. Nunca acepté eso de que si te vas a la tele sos una vendida. Poder investigar todos los formatos de la actuación es un privilegio para cualquier actor. En la televisión salís a la cancha y resolvés en el momento. Se graban capítulos todos los días y no podés detenerte a preguntarle al director qué lenguaje quiere en cada escena.

-Ganó muchos premios, ¿cómo hace para no creérsela?

-Los premios no los busco; de hecho, ni me interesa saber con quién quedo nominada. Pero claro que son mimos al trabajo y dan una pauta de que estás haciendo bien las cosas. Antes que un Oscar, un Goya o lo que sea, preferiría tener la posibilidad de filmar con Sofía Coppola, por ejemplo.

FLUYE LA VIDA

-En el último Bafici ganó el premio a Mejor actriz y a Mejor película por "La Flor", un filme que dura...¡14 horas!

-"La flor" es una propuesta de Mariano Llinás que me llegó en 2007. La idea era hacer un trabajo en el tiempo y al ser por fuera del Incaa se hizo más extenso de lo esperado. Como la película no cuenta el paso del tiempo como historia narrativa, se ve ese transcurrir en los actores pero en realidad no hace a la idea. Yo empecé a hacerla con 27 y la terminé con 37.

-¿Cómo compite este tipo de cine con los tanques de Hollywood que llegan cada semana?

-Para mí el cine está caro. Si una pareja tiene hijos, tal vez gasta ese dinero en ir con los chicos a ver una de superhéroes y ya no le queda resto para "Recreo" o "Las Vegas". Y me parece lógico. Habría que rever el costo de la entrada. Claro que está la sala Lugones, o el Gaumont, pero no son los cines más concurridos. No sabemos realmente de qué depende que a una película argentina le vaya bien. Aunque algunos te digan que sí, yo creo que no lo sabemos. En salas comerciales estás una semana y chau. El circuito comercial es muy hostil con las películas argentinas.

-Actualmente tiene cuatro piezas teatrales en cartel.

Sí, es en un ciclo llamado "Artista en residencia", que hace Vivi Tellas en el teatro Sarmiento. Este año convocó al grupo Piel de Lava, que integro junto a Elisa Carricajo, Valeria Correa y Laura Paredes, para repasar toda nuestra obra. En ese marco estoy con "Colores verdaderos", "Neblina revisitada", "Tren" y "Museo". Hace quince años que estamos juntas y rompimos con el mito de que cuatro mujeres juntas son complicadas.