Dos décadas sin Joaquín Rodrigo

Se cumplirán en 2019; los sucesores alientan la ejecución de sus obras menos conocidas

"¡Pero tú ves, Rodrigo! El mágico paisaje, el supremo color, el personaje del misterio que siempre va contigo". Manuel Machado dedicó un poema pleno de imágenes al ilustre compositor ciego ("A Joaquín Rodrigo y su música"), de cuyo deceso se cumplen dos décadas el año que viene. 

Nacido en Sagunto en 1901, justamente el Día de Santa Cecilia, alumno en París de Paul Dukas, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, "Chevalier" de la Legión de Honor, Premio Príncipe de Asturias, el artista valenciano, sin duda uno de los autores más famosos de España, dejó una producción de primera magnitud a lo largo de una vida extensa y muy activa. 

Definida por sus acentos castizos, melódica, consonante, siempre inspirada, su creación abarcó la zarzuela ("El hijo fingido"), el ballet ("Pavana real"), piezas camarísticas y para coro, orquesta, piano, violín. Descolló asimismo en la canción, de sesgo refinado, y en la trascendencia consagratoria a nivel internacional que otorgó a la guitarra a través de la Fantasía para un Gentilhombre, el Concierto Madrigal (para dos solistas) y el Concierto Andaluz (con cuarteto de vihuelas), entre otras obras.

Pero el trabajo de mayor celebridad de Joaquín Rodrigo fue, sin duda, el conocido Concierto de Aranjuez, cuya amplísima difusión lo proyectó velozmente al estrellato y al bienestar económico. Escrito en Francia, fue dedicado al guitarrista Regino Sainz de la Maza, quien lo estrenó en 1940 en el Palau de la Música Catalana, con orquesta dirigida por César de Mendoza Lasalle (en Buenos Aires se dio en 1947). A medida para el lucimiento de grandes intérpretes de cuerda tañida, su sello cromático, evocativo, de buena tensión rítmica, se entrecruza por momentos con giros populares.

El canto sostenido, nostálgico del oboe solista en el adagio, reafirmado por el diseño vibrante de los arcos y el resto del orgánico, se ha convertido además en una de las páginas más características y selectas de toda la música ibérica.

EN LA ARGENTINA

Después de varios años de proyectos con idas y vueltas, Rodrigo visitó nuestro país en 1949, oportunidad en la que se hospedó en el City Hotel, de Bolívar 160. Asistió a conciertos, fue objeto de recepciones y homenajes, y alternó con figuras de nuestro medio musical de aquella época: Myrtha Garbarini, Floro Ugarte, Isabel Cavallini, Roberto García Morillo, Lía Cimaglia Espinosa y también Brígida Frías de López Buchardo. Tocó el piano en LRA, el Consejo Británico, Radio Splendid, el teatro Empire, el Club Español, dio conferencias en la Facultad de Derecho, visitó Rosario y La Plata.

El Colón, con la batuta de Ferruccio Calusio, ofreció el 7 de noviembre un concierto sinfónico-vocal dedicado por entero a sus obras. Algo más tarde, en 1959, se presentó por primera vez "Pavana Real" en el coliseo de la calle Libertad, con Esmeralda Agoglia, José Neglia, y coreografía de Antonio Truyol. Físicamente ya un tanto maltrecho, el distinguido autor, hombre siempre jovial, sereno, conversador, no pudo retornar a Buenos Aires en 1992, como era su propósito, y en su nombre nos visitó su hija Cecilia. En esa ocasión, la Orquesta Estable del Teatro Colón, conducida por Pedro Ignacio Calderón, con el eximio guitarrista rosarino Ernesto Bitetti, abordó el Concierto de Aranjuez, además del Concierto de Estío.

CELEBRACION

Destinatario de dos excelentes biografías, una del sacerdote Federico Sopeña y otra de Carlos Manso, Rodrigo perdió la vista a los tres años como consecuencia de una infección generada por una epidemia de difteria, y falleció en Madrid, donde residía, el 6 de julio de 1999.

Según comunicación hecha llegar directamente a La Prensa por Cecilia Rodrigo, la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, y Ediciones Joaquín Rodrigo tienen el propósito de conmemorar este aniversario en 2019, mediante la promoción activa de sus obras no tan ejecutadas, ""composiciones de gran valor pero menos frecuentes en los circuitos de conciertos"": piezas para instrumento solo, grupos de cámara, voz y piano, conciertos para violoncello, arpa, violín, flauta, orquestas de cámara, de cuerdas, de vientos.

En esta dirección, dichas entidades, guardianes de la herencia del maestro (https://www.joaquin-rodrigo.com/index.php/es/) han proclamado su disposición respecto de todos aquellos artistas que deseen adentrarse en la creación del músico de Valencia, a fin de facilitarles amplio acceso a su producción y cualquier otro elemento que pueda contribuir al mejor conocimiento de su recorrido y de todos sus trabajos.