"El Fondo Monetario no va a financiar el gradualismo"

El acuerdo con el FMI implicará un severo ajuste fiscal, asegura Guillermo Nielsen. El organismo condicionará la línea de crédito a un fuerte recorte del gasto público. Flotará el tipo de cambio y la economía se planchará, fruto de las altas tasas de interés, asegura el economista.

La corrida bancaria parece no tener fin y las medidas del Gobierno para contenerla han sido a todas luces insuficiente. Las promesas de un ahorro fiscal más severo, que rondaría los u$s 3.200 millones, la suba de la tasa de interés al 40% y las arengas repetidas para recuperar la confianza perdida no han podido evitar que Cambiemos dispare su bala de plata: la negociación de un crédito con el Fondo Monetario Internacional.

El pedido de auxilio tiene aristas diversas. Desde lo económico refleja la vulnerabilidad en que se encuentra la economía nacional ante la primera salida seria de capitales. Deja en claro también que el Gobierno no fue capaz de hacer por sí mismo el ajuste fiscal que, ahora, dictará el FMI en tiempo y forma.

El panorama dista de ser el mejor y, en este contexto, el martes el Banco Central deberá atender el vencimiento de Lebacs por el equivalente a u$s 30.000 millones. Lo que viene es un largo proceso de ajuste. Como destaca Guillermo Nielsen, economista y miembro del equipo económico que negoció con el organismo durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, ""habrá que hacer un esfuerzo para que el impacto del recorte sea significativo"".

-¿Era realmente necesario acudir al FMI en busca de un préstamo?

-Creo que de parte del Gobierno hubo un retraso en reaccionar a la corrida bancaria. Me refiero a que la semana anterior al 1 de mayo, ese lapso fue horrible desde el punto de vista de lo que estaba pasando en el mercado. Todo lo que ocurrió entre el 25 y el 27 de abril permitía advertir que ya se estaba armando la ola.

-¿El Gobierno debió haber hecho algo?

-El fin de semana largo no se usó para laburar y armar un plan fiscal para parar la ola que se venía. Así pasamos el 1 de mayo, que era un día ideal para hacer un anuncio significativo, de peso. Algo que tuviera impacto en el inicio de los mercados cuando pasara el feriado. Siguiendo la cronología de los hechos, en el primer día hábil el Gobierno a través del ministro Nicolás Dujovne anunció algo muy liviano. La ola ya estaba desplegada. Los u$s 3.200 millones de recorte del gasto anunciados por Cambiemos era una cifra insuficiente para lo que son las necesidades argentinas.

-¿Hubo señales anteriores? Algunos especialistas remarcan que ya en enero y febrero la Nación y las provincias no pudieron colocar deuda en el mercado.

-Eso no es relevante. No fue nada del otro mundo. El Banco Central tiene los u$s 55.000 millones de reservas internacionales que declara tener, y el indicador más relevante de Wall Street para estos temas, el Credit Default Swaps (CBS) estaba a valores normales. Ese es un indicador de preocupación. Estaba en 450, con lo cual no había entrado en una situación de pánico. No era tan bravo el panorama entonces.

-¿Se precipitó la crisis a partir de ese momento?

-El Gobierno la precipitó cuando puso la tasa en el 40%. En ese nivel es una cosa exhuberante. Intentó moderarla luego con el anuncio de que va al Fondo Monetario Internacional. En las horas iniciales todos los off the records lanzados por el Gobierno fueron imprecisos y equivocados. Empezaron hablando de un acuerdo suave, un acceso a u$s 30.000 millones sin condicionalidad alguna. Dijeron que se trataban de créditos nuevos. Ahora vamos directamente a un stand by con condicionalidades que no se conocen. Esto quiere decir que los desembolsos del préstamo son de acuerdo a las metas trimestrales establecidas, y que cada dos meses y medio tendremos que recibir una misión auditora.

-¿Cómo se negocia con el FMI? ¿Cuánto margen hay para imponer las condiciones propias?

-Esto ya lo viví personalmente cuando estuve encargado de negociar durante las gestiones de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. No es distinto en cuanto a la metodología. Según lo que informaba el Gobierno, esto parecía una joda. Como que Christine Lagarde puede firmar lo que quiere. Ella está arriba, a la cabeza de un cuerpo técnico que tiene sus puntos de vista. Ella tiene que defender la negociación frente a un directorio que es muy duro. En el Gobierno lo plantearon como un paseo.

EL FUTURO

-¿Cómo evolucionará la economía tras el acuerdo?

-Hay que esperar. Primero tenemos que llegar a la firma del pacto con el FMI, lo que implica ponerse de acuerdo con el organismo. Es muy importante que Argentina firme lo que pueda cumplir. No hay que firmar cualquier cosa ante el FMI. El Gobierno, el equipo económico, debe tener claro qué va a firmar.

-¿Se inicia el camino del ajuste postergado?

-Por las declaraciones que leo, algunos funcionarios en el Gobierno piensan que seguirá el ritmo de la obra pública. Horacio Rodríguez Larreta -jefe de gobierno porteño- dijo que en Capital no se parará ninguna obra pública ni dejarán de avanzar con las que están en marcha. Eso es no entender dónde está el país ni lo que significa el acuerdo con el FMI. Así pasa también con todos los gobernadores. El FMI no financiará el gasto normal y el gradualismo. Tendremos que adaptarnos a un nuevo nivel de gastos, reducirlo.

-¿Deberíamos haber hecho el ajuste nosotros en lugar de dejarlo en manos de un programa del Fondo? ¿Hay margen para el recorte desde el punto de vista social?

-Sí, deberíamos haber hecho el ajuste nosotros mucho antes. Creo que hay mucho verso en lo que llaman margen social. Existe mucho desorden en la Argentina. Hay bastante irresponsabilidad en el manejo de los fondos públicos. Acá me parece que el Gobierno no tocó nada del gasto. Y por eso llegamos a este punto de recurrir al FMI. Hay que tener liderazgo y meter el lápiz rojo adonde hay que meterlo. Esto es como si en una familia el hombre se queda sin trabajo y la mujer hace declaraciones afirmando que ella va a seguir yendo a la peluquería dos veces por semana. No es así.

-¿Hubo cierta ingenuidad en el plan gradualista?

-Sí, claramente hubo ingenuidad. Esto del gradualismo no funcionó en ninguna parte.

EL DOLAR

-El Fondo es proclive a la libre flotación del dólar. ¿Hasta dónde puede llegar la cotización? 

-El Fondo siempre tiene esas consignas muy liberales. De todas maneras se pueden negociar. Hay que dejar en claro algunos puntos, el Gobierno no puede firmar cualquier cosa ante el FMI. El equipo económico debe ser muy cuidadoso. Debe convencer a los funcionarios del Fondo, una tarea que no es nada sencilla.

-¿Las metas de inflación fueron sepultadas por la corrida bancaria?

-Absolutamente. Ya estaban sepultadas desde antes. No conozco a nadie que pensara que la inflación anual iba a ser del 15%. Es cierto que el tema de las metas de inflación es uno de los caballitos de batalla del Fondo, pero el organismo se oponía a ensayar este método en la Argentina. Hace dos años sugería, en cambio, que se controlaran los agregados monetarios, que es algo mucho más efectivo. Pero la meta está de moda y acá la establecieron con mucha frivolidad.

-¿Las bajas tasas de interés es el principal beneficio de recurrir al FMI? -Esa es una discusión que está mal presentada. Es presentar la negociación de una manera muy pedestre. Creo que lo más valioso de todo esto es que el Gobierno tendrá que escuchar otros puntos de vista. Se resistió a hacerlo con uñas y dientes durante estos dos años. Todos los que hablamos del déficit, del endeudamiento gigantesco, de que gastamos mucho, todos éramos atacados por el diputado Fernando Iglesias en las redes sociales. Nos trataba de liberalotes. El subsecretario Pena (Rodrigo) nos llamó plateístas en un artículo periodístico. Los trolls que dependen de la Jefatura de Gabinete también nos atacaron. Este es un gobierno difícil para dialogar seriamente. Ahora tendrán que hacerlo.

-¿Caerá el nivel de actividad con una tasa de interés tan elevada?

-Esto es lo primero que hay que bajar. La tasa al 40% mata toda la actividad productiva. Ahora estamos en la mitad de un proceso. Esto todavía tiene mucho rodaje, no se sabe cómo terminará el año. Yo ya lo venía viendo de manera muy distinta a como lo hacía el Gobierno. Según mis proyecciones, antes de todo este incidente, de la corrida y la crisis de confianza, iba a ser difícil crecer a más del 2%, y la inflación rondaría el 27%. Todo esto lo voy a revisar cuando esté más claro qué se firma con el Fondo Monetario Internacional.

-El Gobierno anunció la baja del déficit al 2,7%. ¿Cuánto impondrá el FMI?

-En las circunstancias actuales del mercado internacional, no más del 1,5% anual. Tendremos que hacer un programa a dos años. Habrá que comprometerse a realizar un esfuerzo por ese período de tiempo. Tiene que ser un esfuerzo que tenga un impacto significativo.

"Hay que tener liderazgo y meter el lápiz rojo adonde hay que meterlo para ajustar", enfatiza Guillermo Nielsen.