Qué vendrá tras las turbulencias

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional traerá aparejado un mayor ajuste de la economía. La corrida bancaria y el pedido de auxilio al FMI azuzarán el riesgo país. Se resentirá la llegada de inversiones. La inflación núcleo experimentará una nueva aceleración.

POR GUSTAVO REYES *

Las turbulencias financieras de las últimas semanas han generado la atención tanto del país como también de una parte importante de la prensa financiera internacional.

De acuerdo a estimaciones privadas, en el primer trimestre del 2018 el nivel de actividad económica en Argentina se expandió a un ritmo cercano al 4,4% anual respecto del mismo período del 2017. Si bien esta cifra representa un mayor crecimiento al que registró la economía durante todo el año 2017 (2,8%), con respecto del IV trimestre del 2017 la economía continuó creciendo pero desaceleró notoriamente su ritmo de expansión.

Esta desaceleración del nivel de actividad es consistente con lo sucedido con la mayoría de los motores del consumo, que cayeron con respecto a los últimos meses del 2017. La desaceleración del nivel de actividad durante los últimos meses coincidió con una importante aceleración en la tasa de inflación, fruto de diversos factores: incrementos tarifarios, caída en las tasas reales de interés (netas de inflación), aumento del dólar (diciembre de 2017 y febrero de 2018) y mayores expectativas de inflación luego del cambio en las Metas de Inflación.

LAS RAZONES

El aumento en las tasas de interés en Estados Unidos sin duda influyó y bastante en las turbulencias del mercado cambiario. No obstante, teniendo en cuenta que los efectos tanto sobre los tipos de cambio como sobre las primas de riesgo en otros países fueron bastante menores que en nuestro país, existen claramente otros fenómenos adicionales que han complicado aún más la situación para Argentina.

Los factores que "potenciaron" el efecto de la suba de tasas en Estados Unidos fueron varios. El primero de ellos está dado por el hecho que nuestro país es altamente dependiente del financiamiento externo ya que lo necesita para cubrir el exceso de gasto que presenta su economía (déficit en cuenta corriente).

La menor cantidad de fondos disponibles para los mercados emergentes derivada del aumento en las tasas de interés en Estados Unidos repercute más fuerte en las economías más necesitadas de fondos como la Argentina.

El alto grado de dependencia de los fondos externos para financiar el exceso de gasto que tiene la Argentina estuvo acompañado por otros factores como la aceleración de la inflación en los últimos meses, la disputa entre la Jefatura de Gabinete y las autoridades del Banco Central que debilitó la independencia de este último órgano, la entrada en vigencia del impuesto a los tenedores extranjeros de Lebacs, las menores divisas esperadas por los problemas climáticos de la cosecha del agro y la importante oposición (inclusive dentro del partido oficialista) al último ajuste realizado en las tarifas públicas (corazón del problema fiscal). Todos estos hechos coincidieron en una especie de tormenta perfecta y desataron las fuertes tensiones en el mercado financiero y cambiario.

MEDIDAS

Las medidas implementadas por las autoridades monetarias para afrontar estas turbulencias no llegaron todas juntas y fueron complementarias. Por un lado, algunas de las acciones apuntaron a mejorar la oferta de dólares en el corto plazo y a reducir su demanda.

Por otro lado, se tomaron también medidas tendientes a reducir el desequilibrio de las cuentas públicas y asegurar la cobertura de las necesidades financieras del gobierno.

Para dinamizar la oferta de dólares de corto plazo se redujeron los límites a las tenencias de moneda extranjera por parte de los bancos al tiempo que se aumentó fuertemente la tasa de interés de la política monetaria (en tres oportunidades) hasta llevarla al 40% anual de forma tal de contener la demanda de divisas en el corto plazo.

A efectos de reducir la magnitud de los desequilibrios fiscales se anunció una aceleración en la reducción de la meta del déficit fiscal primario para este año así como también que el país comenzaría a negociar una línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional a fin de respaldar la total cobertura de las necesidades financieras del sector público.

Este nuevo escenario puede traer aparejado importantes cambios para la dinámica macroeconómica del país, más allá de los montos y condicionalidades que pueda tener el crédito solicitado al FMI.

En primer lugar, el menor financiamiento externo implica un nivel más elevado del Tipo de Cambio Real (poder adquisitivo del dólar) de equilibrio de la economía. En segundo lugar, un menor grado de financiamiento externo necesariamente reduce la magnitud del exceso de gasto de la economía. Los canales por los cuales puede materializarse esta caída del gasto probablemente sean varios.

El canal por el cual debería acelerarse el ajuste del gasto público en parte ya fue adelantado por el propio gobierno y es el de reducir principalmente la Obra Pública. No obstante, de las condicionalidades del préstamo del FMI pueden surgir otras variantes complementarias y/o adicionales.

Con respecto al gasto privado, tanto el gasto en Inversión como en Consumo es probable que también se desaceleren. El fuerte aumento en la prima de riesgo país juega en contra del proceso de inversiones. Respecto al consumo, diversos factores también podrían acentuar la desaceleración de sus motores, ya evidenciada en el primer trimestre del año.

El aumento de la incertidumbre derivada de las turbulencias probablemente afecte negativamente a la confianza de los consumidores y a la dinámica de los préstamos para consumo, que a su vez también se verán alterados por el aumento en las tasas de interés. Por otro lado, el aumento del dólar durante las últimas semanas seguramente se traducirá en una nueva aceleración (probablemente transitoria) de la inflación núcleo como sucedió durante los primeros meses del año. Esta situación jugará claramente en contra de una rápida recuperación en el poder adquisitivo de los salarios (en caída durante los últimos meses).

En cuanto a los sectores, la construcción seguramente evidenciará también una desaceleración debido a la fuerte volatilidad del dólar (alta incertidumbre), el incremento en las tasas de interés y la ralentización esperada en la Obra Pública como consecuencia del ajuste fiscal anunciado. Entre los sectores favorecidos se encuentran aquellos que son exportadores y/o sustitutos de importaciones, ya que la recuperación del Tipo de Cambio Real les ayudará seguramente a mejorar la rentabilidad de sus actividades.

En un escenario donde las tasas de interés en el mundo comienzan a subir, la necesidad de financiar un importante desequilibrio en la Cuenta Corriente (explicado en gran medida por el déficit fiscal) representa un claro riesgo para la economía.

Las actuales turbulencias están relacionadas con este riesgo. La flexibilidad cambiaria, la posibilidad que el Banco Central ejerza su rol de prestamista de última instancia del sistema financiero y algunas normas prudenciales imperantes en este último, ha permitido que estas turbulencias no se trasladen al sistema bancario como ha ocurrido en otras ocasiones.

No obstante, como se analizó anteriormente, el menor financiamiento con que cuenta la economía de nuestro país seguramente repercutirá sobre las perspectivas de crecimiento económico.

* Investigador del Ieral de la Fundación Mediterránea.

El fuerte aumento del dólar durante las últimas semanas se traducirá una aceleración del proceso inflacionario.