Formas sutiles y poderosas del mal

A PROPOSITO DE "CEGUERA MORAL", OBRA POSTRERA DE ZYGMUNT BAUMAN

POR CEFERINO P.D. MUÑOZ *

Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida (Paidós, 2017). Así se titula uno de los últimos libros del afamado sociólogo polaco Zygmunt Bauman fallecido en enero pasado que escribiera en coautoría con Leonidas Donskis. El ejemplar consta de una introducción y cinco capítulos, y está escrito como un diálogo epistolar entre ambos intelectuales.

La tesis que vertebra el libro es que el mal, a diferencia de lo que solemos pensar, no se limita a presentarse en grandes y extraordinarios acontecimientos, tales como catástrofes, guerras o en los totalitarismos, sino que existen formas de mal más sutiles y poderosas que se descubre en la cotidianeidad. 

El libro se centra en dos de esas manifestaciones, las cuales están muy emparentadas entre sí: la insensibilidad ante el sufrimiento humano y el afán voraz de colonizar la privacidad del otro. Ambas manifestaciones son efecto, entre otras cosas, de la invasión tecnológica y de la vida apresurada que nos impide detenernos en lo realmente importante.

Analicemos brevemente solo la primera manifestación, es decir, la ausencia de reacción ante el sufrimiento del otro. A este fenómeno los autores del libro lo denominan ceguera o insensibilidad moral: "un tipo de comportamiento cruel, inhumano y despiadado, o bien una postura ecuánime e indiferente adoptada y manifestada hacia las pruebas y las tribulaciones de otras personas". Es la actitud que tuvo Poncio Pilato cuando se lavó las manos, explica Bauman.

El fenómeno de la pérdida de sensibilidad moral debe entenderse de la mano de otra noción que propone Bauman: la de "adiáfora". El usa este término para referirse a "ciertas cosas irrelevantes o sin importancia", las cuales no estarían definidas o carecerían de determinación ética. Asimismo, dice que las personas suelen usar este concepto como un ardid para justificar y ubicar ciertos actos u omisiones fuera del eje moral-inmoral. Esta actitud se da solo ante los padecimientos de ciertos seres humanos y se exterioriza en una indiferencia ante el suceso, como si estos hechos le ocurrieran a cosas u objetos, y no a personas.

Esta adiaforización implicaría la existencia de acciones y/o inacciones que no estarían sujetas a evaluación moral, es decir que serían actos e inacciones moralmente neutras, y por ende no se someterían a juicios éticos. El conjunto de estas estratagemas (así las llama Bauman) se expresaría en sentencias tales como "el fin justifica los medios" o "por perversa que pareciera la acción, era necesaria para defender o fomentar un bien mayor".

Bauman dirá que estos actos adiafóricos son los que carecen de consentimiento social (universal o local) frente a la evaluación ética. Y esta ausencia de acuerdo (de la mayoría) sobre determinado acto lo exime de ser juzgado como bueno o malo, y por ende de ser objeto de algún tipo de remordimiento o dolor de conciencia luego de la ejecución del mismo.

EL ABORTO

¿Cómo no pensar en el actual debate sobre el aborto cuando se lee que nuestras sociedades padecen una ceguera moral? ¿Cómo no pensar en los argumentos de los defensores de la legalización del aborto cuando proponen la adiaforización de la vida del niño por nacer?

Afirma el sociólogo polaco: "En la clásica modernidad "sólida", la burocracia era el principal taller en el que los actos moralmente cargados se remodelaban como adiafóricos. Sospecho que hoy en día son los mercados los que han asumido ese papel".

En resumidas cuentas, el libro pone sobre el tapete un síntoma más de la ceguera moral que configura a nuestro mundo contemporáneo, caracterizado por el relativismo, la posverdad y, como gusta decir a Bauman, por lo líquido. Además, nos brinda un puñado de conceptos con los cuales poder analizar y describir los numerosos y graves problemas que aquejan a las actuales sociedades.

* Profesor Universitario de Etica.