Demorado estreno de un drama real

Tras la polémica con su productor inicial, Graciela Dufau y Hugo Urquijo debutaron con "Ver y no ver" en La Comedia. La obra del irlandés Brian Friel expone el dilema de una mujer ciega ante el deseo de su esposo y su oftalmólogo de que recupere la visión. Arturo Bonín y Nelson Rueda completan el elenco.

Graciela Dufau y Hugo Urquijo. Treinta y cuatro años como pareja y más como dupla teatral. Ella actriz, el director. "Sí, hicimos teatro antes de estar juntos. Cada cual estaba con parejas distintas", sonríe ella con picardía y él asiente, atento. Respecto de lo bueno de trabajar juntos agregan: "Es que nos entendemos con la mirada", "Y nos formamos juntos en esto del teatro. Venimos de un tronco común". Nombres como Agustín Alezzo, Augusto Fernándes o Carlos Gandolfo testimonian la importancia de maestros comunes.

La pregunta sobre la parte mala de trabajar juntos en la misma obra la contesta Dufau. "Es que no se termina más con el tema, sigue en todo momento. En casa y afuera. Uno hace algo y eso te recuerda algo de la obra o alguien comenta alguna cosa y eso te remite a otra y así continuamente".

El diálogo con La Prensa tuvo lugar en el elegante piso que ambos comparten. Manejan la conversación en un contrapunto que habla no sólo de años de convivencia sino de años de interacciones que, sorprendentemente, a veces recuerdan a la adolescencia por el entusiasmo que exhiben (sobre todo Dufau). Es que se ve que aman lo que hacen y acostumbran meterse con responsabilidad en esto del oficio teatral.

CHEJOV IRLANDES

En estos momentos, una nueva experiencia común los une, la de "Ver y no ver", pieza teatral del irlandés Brian Friel, que estrenaron hace pocos días en el teatro La Comedia. "Lo llaman el Chéjov irlandés", dice Urquijo refiriéndose a Friel. Los dos lo conocían por "Danza de verano", que luego estrenaría Alezzo en Buenos Aires. Es que vieron la representación en Broadway en los "90.

En 1996, la pieza que hoy convoca al tándem Dufau-Urquijo se representó con ellos y con la participación de Franklin Caicedo. Ya Graciela se había fascinado con Cathy Byrne y Jason Robards, que la hacían en Broadway y la posibilidad de hacerla luego de siete años de un fenómeno como "Brujas", un éxito popular.

La historia de una mujer ciega casi desde su nacimiento, que luego de una operación recupera la vista con resultados que el público no imagina, fue el imán que atrajo el interés de Dufau y Urquijo, y que los llevó a comprar más de una vez los derechos de la obra para representarla. Ese interés hizo que Urquijo llegara a traducirla y se la acercara a Teresa Costantini, la directora del filme "Yo soy Tita".

Curiosamente, la historia real fue tomada por el autor irlandés de un artículo del neurólogo Oliver Sacks publicado años antes de la creación de su obra. "En la vida real, el protagonista del que habla Sacks era un hombre, un masajista ciego", comentan la actriz y el director, y acercan a la cronista el original en inglés, un libro que forma parte de la abundante bibliografía sobre el autor que habita la biblioteca de la pareja.

EL DESEO

Hay que recordar que en la obra de Friel, la protagonista, Any Sweeney, se debate entre el deseo de un marido (Arturo Bonín) que quiere que vea y el de su oftalmólogo (Nelson Rueda), que espera que la operación de recuperación de la vista de su clienta lo vuelva a ubicar entre los mejores, como en un pasado que añora.

-Hugo, ¿cómo definiría "Ver y no ver"?

-Es una obra sobre el deseo. Y en cuanto al mundo al que ingresa Annie luego de la operación, esa insatisfacción que tiene la protagonista con eso que le pasa (en cierto modo, ser obligada a ver) me está pasando con una operación que me hice de cataratas hace un mes. Me operaron un ojo y la diferencia entre el ojo que ve de una manera y el que ve de otra me hace reconsiderar lo que dijo el oftalmólogo: "ahora el cerebro debe coordinar la percepción".

GESTUALIDAD

Sabiendo la relación que entabló Dufau con institutos de rehabilitación y personas ciegas para asumir su rol en esta obra, le preguntamos sobre las diferencias corporales que tuvo que asumir.

"(Los ciegos) no son expresivos en su gestualidad, casi no tienen movimientos en una conversación. Las manos, los brazos no tienen nuestro movimiento", explica.

Es atinado mencionar que la gestualidad de Any está perfectamente marcada por la actriz en escena, logrando una sensación de verosimilitud en el espectador que la observa. A su vez, la marcación de ritmos y distancias a cargo de Urquijo son las necesarias para fijar una autenticidad que se completa con la utilización de un juego de proyecciones que Eugenio Zanetti utilizó para la concepción audiovisual y su diseño del espacio escénico. El escenógrafo de "Restauración", de Michael Hoffman, que recibió el Oscar por su diseño de producción, logra con este trabajo dar un delicado toque poético a la puesta.

Dufau y Urquijo afirman que la complejidad de la obra les recuerda la que debieron afrontar con puestas como "El zoo de cristal" y "Diatriba de un hombre sentado". Y no fue éste el único obstáculo que debieron sortear con este proyecto. En la ciudad de Córdoba, cuando ya organizados como cooperativa y con casi medio año de trabajo previo se aprestaban a presentarla, en el mes de febrero, con Bonín y Jorge D"Elía como el oftalmólogo, un conflicto con el productor Maximiliano Pita impidió el estreno.

El malentendido se originó en un reportaje de Bonín que incluyó, según el productor, una supuesta alusión política, hecho que Pita había censurado explícitamente en una aparente cláusula contractual. Todo quedó en nada y las consecuencias están a la vista: el estreno de "Ver y no ver" se dio finalmente este mes en Buenos Aires.