Apendicitis aguda, causa habitual de cirugía abdominal de urgencia

En alguna oportunidad, a lo largo de la vida, conocemos a alguien que fue operado de urgencia de apéndice, una porción del intestino grueso de forma tubular que mide habitualmente entre tres y cinco centímetros de largo y hasta seis milímetros de espesor. Se origina del ciego, que es la primera porción del intestino grueso.­

En tanto, la apendicitis aguda es la inflamación del apéndice cecal cualquiera sea la causa que la origine. Fue descripta por primera vez en 1886 por el médico americano Reginald Fitz y es la causa más frecuente de cirugía abdominal de urgencia. Su incidencia ronda los 11 casos cada 10.000 habitantes y es ligeramente más común en varones que en mujeres. Si bien es una enfermedad que afecta a las personas de todas las edades, la mayor incidencia de apendicitis se da entre los 10 y los 14 años.­

La apendicitis aguda atraviesa distintos estadios evolutivos, empezando por una etapa congestiva, luego flegmonosa, gangrenosa hasta perforada, donde el contenido apendicular contacta con el resto de la cavidad abdominal.­

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SINTOMAS­

El cuadro clínico típico de apendicitis aguda se inicia como un dolor cólico difuso localizado en la parte superior del abdomen o peri-umbilical y que puede estar seguido o no de náuseas y vómitos. Luego, este dolor migra y se localiza en la fosa ilíaca derecha, a modo de dolor constante. Esta sucesión de síntomas, que dura entre 12 a 24 horas desde el inicio de los mismos se observa sólo en alrededor del 50% de los casos de apendicitis aguda. Suele acompañarse de falta o disminución del apetito y de fiebre leve (por lo general menor a 38,5 °C). Asimismo, puede existir la presencia de otros síntomas como diarrea o aumento en la frecuencia de la orina.­

Por eso, un correcto interrogatorio y un examen físico son indispensables para el diagnostico temprano de la enfermedad y la instauración del tratamiento a tiempo. De lo contrario, la Asociación Argentina de Cirugía advierte que un retraso puede producir un impacto negativo en la morbilidad y mortalidad del paciente.­

Resulta de gran importancia que el médico a cargo investigue, no solo los signos y síntomas que se detallaron anteriormente, sino también aquellos que ayudan a descartar otros diagnósticos, por ejemplo: gastroenteritis, cuadros ginecológicos en las mujeres, infecciones del tracto urinario, embarazo y la diverticulitis, entre otros.­

No obstante, algunos hospitales y sanatorios del país pueden indicar un análisis de sangre y un estudio por imágenes para complementar. El método por imágenes más utilizado es la ecografía abdominal y de partes blandas, donde se puede observar el apéndice engrosado.­

La ecografía, tanto abdominal como transvaginal son de gran utilidad para descartar otros diagnósticos. Si hasta aquí el diagnóstico no ha sido establecido se indicará la tomografía computada (TC) o la resonancia magnética (en caso de una paciente embarazada).­

Una vez que se establece el diagnóstico lo que sigue es conocido, el tratamiento de la apendicitis aguda es quirúrgico, ya sea por cirugía convencional o laparoscópica. Si el cuadro de apendicitis se acompaña de peritonitis (pus o material fecal en la cavidad abdominal), se procede al lavado de la misma y la colocación o no de drenajes. La cirugía puede complementarse con antibióticos durante el postoperatorio, aunque no siempre es necesario.­

De un tiempo a esta parte se ha instaurado la posibilidad de tratar la apendicitis aguda con antibióticos, descartando la intervención quirúrgica. En la actualidad, existen publicaciones que muestran un índice considerable de progresión de la apendicitis y necesidad de cirugías futuras en aquellos pacientes que fueron tratados sólo con antibióticos.­

Sin embargo, puede ser que exista un grupo seleccionado de pacientes que resulte beneficiado con el tratamiento médico, pero se necesita más evidencia para poder confirmarlo.­

Dr. Matías Mihura­
Médico cirujano. Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía (M.N. 136.749)­