Cannabis medicinal: aún un largo camino por recorrer

Un científico israelí dialogó con La Prensa acerca de los conocimientos que se tienen sobre esta alternativa terapéutica y sus posibles aplicaciones en una variedad de patologías que van desde el cáncer y la epilepsia hasta el alzheimer, el autismo y los trastornos del sueño.

"El problema es que hay personas que están usando el cannabis con fines medicinales sin que existan pruebas científicas suficientes sobre su eficacia para determinadas aplicaciones", alerta el doctor Gil Lewitus, investigador asociado en el laboratorio de Biología del Cáncer e Investigación Cannabinoide de Technion, el Instituto Tecnológico de Israel.­

El experto visitó el país la semana última para participar del encuentro 'LatinoameriCANNA 2018', la segunda conferencia internacional sobre sistema endocannabinoide y cannabis medicinal, y disertar además en la Legislatura porteña sobre el uso del cannabis en el tratamiento de la epilepsia.­

Sus años dedicados a la investigación de esta planta, de la cual existen alrededor de 2.000 cepas -cada una con sus características particulares-, lo han llevado a ser categórico sobre la necesidad del estudio científico de esta alternativa terapéutica y, al mismo tiempo, a desaconsejar enfáticamente su uso 'recreativo' debido a la cantidad de efectos adversos y colaterales que puede producir.­

En la Argentina, se reglamentó en septiembre último la ley 27.350 que regula la investigación médica y científica del uso medicinal del cannabis y sus derivados. De este modo, se creó el `Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales' y se autorizó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y técnicas (Conicet) y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) al cultivo de cannabis con fines de investigación médica o científica "para la elaboración de la sustancia que como medicamento sirva para proveer a quienes estén incorporados al Programa". Sin embargo, desde organizaciones de pacientes aseguran que los estudios argentinos aún están en “modo de espera”.­

Durante una entrevista con La Prensa, Lewitus aportó información esclarecedora sobre el cannabis y su posible aplicación en distintas áreas de la medicina.­

- ¿Qué es el cannabis medicinal y en qué se diferencia del que se consume con fines recreativos?­

- Es simplemente cannabis, solo que se utiliza para fines médicos. Pero no es una sola planta: hay miles de cepas de cannabis, cada una con sus componentes únicos. Cuando las personas hablan de cannabis suelen pensar que se trata de una única planta aunque cada cepa es una medicina completamente diferente.­

- ¿Cuántas cepas hay exactamente?­

- Alrededor del mundo hay cerca de 2.000. En Israel tenemos alrededor de 400 y para pacientes usamos cerca de 100 cepas.­

- ¿Qué lo llevó a estudiar el cannabis medicinal?­

- El laboratorio en el que trabajo empezó enfocándose en cáncer porque había muchas historias anecdóticas que sugerían que el cannabis puede matar el cáncer. Cuando comenzamos, observamos que el cannabis puede matar algunas células cancerígenas pero no todas las cepas de cannabis tienen esta propiedad. Y cuando decidimos analizar qué hay en esas cepas específicas que sirven para combatir el cáncer, no encontramos ningún laboratorio que pudiera hacerlo. Por lo tanto, nos dimos cuenta que teníamos que hacerlo nosotros y que no había demasiados conocimientos al respecto. Este fue el por qué empezamos a investigar el cannabis. Luego el laboratorio se dedicó de lleno a este tema y ahora estudiamos el vínculo del cannabis con enfermedades que van desde el cáncer hasta la epilepsia, el alzheimer y los trastornos del sueño.­

- ¿Cómo es posible que algunas cepas de cannabis y sus componentes activos actúen como agentes neuroprotectores en ciertos trastornos neurológicos?­

- Existen muchas posibilidades que expliquen por qué puede ser neuroprotector. El mecanismo exacto aún no se conoce. Una de las explicaciones es que uno de sus componentes puede combatir el estrés oxidativo. Algunos de los componentes pueden unirse a diferentes receptores y activarlos o desactivarlos: hay alrededor de 144 cannabinoides y cada uno de ellos con diferente actividad. Por lo tanto, al regular la neurona se puede regular la respuesta. Este es un aspecto.­

Pero los componentes cannabinoides también pueden regular el sistema inmune, lo cual es importante en el mantenimiento del cerebro: si se tiene inflamación en el cerebro, el cannabis puede reducir la inflamación... Hay varios mecanismos por los cuales el cannabis puede intervenir en el cerebro.­

- ¿Esto significa que el cannabis se puede utilizar a modo preventivo o se utiliza una vez que la enfermedad ya se ha presentado?­

- Las personas que usan el cannabis de forma recreacional no necesariamente estarán protegidas. Al menos en cáncer se intentó determinar si las personas que usaban el cannabis con fines recreativos tenían menos riesgo de padecer la enfermedad y se observó que esto no es así. Además, se vio que los grandes consumidores de cannabis a modo recreativo pueden tener un montón de efectos colaterales y adversos. Puede producir complicaciones tales como problemas del flujo sanguíneo, incluso del flujo sanguíneo hacia el cerebro.­

- De modo que no sirve como terapia preventiva.­

- No. Pero, por ejemplo, entre quienes padecen epilepsia puede prevenir o reducir el desarrollo de la enfermedad. No es para todos los pacientes con epilepsia. En alrededor del 40% de los pacientes, que no responden a otros fármacos antiepilépticos, el cannabis puede reducir o evitar las convulsiones.­

- ¿Esto lo probaron también en pacientes pediátricos?­

- Sí. Lo hemos estudiado en pacientes muy pequeños, tanto con epilepsia como con autismo. El paciente más pequeño que hemos tenido con autismo tiene cuatro años.­

- ¿En niños se utiliza el cannabis en forma de aceite?­

- Habitualmente en los niños se utiliza como aceite pero ahora se han desarrollado diferentes tipos de espray. Lo más común aún es el aceite. En general, para epilepsia y autismo, se utilizan cepas de cannabis con bajo contenido de THC (tetrahidrocannabinol), que es el compuesto que induce a la adicción y a la sensación de `estar drogado'. A los niños se les dan estas cepas bajas en THC para evitar esos efectos.­

- ¿Cuál es el criterio que se utiliza para apelar al tratamiento con cannabis en personas con epilepsia?

- En Israel no podemos darle a nadie que tenga epilepsia cannabis, excepto que otros tres fármacos antiepilépticos no hayan funcionado. Debemos demostrar que nada está funcionando y recién después podemos darles cannabis.­

- ¿Qué tipo de resultados se obtienen?­

- Del 40% de los niños en los que se utiliza cannabis se observará una reducción de las convulsiones en la mitad de ellos. Y, en autismo, podemos obtener un mayor índice de respuesta. ­

En autismo se utiliza el cannabis principalmente para controlar el comportamiento agresivo. En Israel se puede utilizar solamente en pacientes autistas que tienen comportamiento agresivo severo. En ellos reduce las actitudes violentas consigo mismos o hacia otros. Una vez que los pacientes están más relajados, se los observa más comunicativos, pero no actúa sobre otros síntomas como las acciones repetitivas. De modo que no es el fármaco mágico, pero si se logra que el niño esté más tranquilo, para los padres es algo maravilloso. No es una cura, mejora los síntomas.­

- Y en epilepsia sucede lo mismo: no la cura.­

- Exacto. Se debe utilizar todos los días.­

- ¿En qué cantidad y cuántas veces?­

- No hay demasiado conocimiento al respecto. Por eso las personas están haciendo lo que quieren. En general, lo utilizan dos veces por día, a la mañana y a la noche. Incluso no hay protocolo en cuanto al nivel de concentración y cantidades. Estamos tratando de ver con los médicos y los pacientes cuánto se está utilizando y si es bueno o no o cómo debe administrarse porque no hay ensayos clínicos al respecto. Básicamente empiezan con bajas dosis y lentamente las van aumentando, para ir viendo los resultados o determinar si deben detener el uso.­

- Al comparar los fármacos tradicionales para la epilepsia con el tratamiento con cannabis, ¿cuáles son las principales diferencias que se observan? ¿Como investigador recomendaría el cannabis como un tratamiento de primera línea si no existieran aspectos legales de por medio?­

- El problema ahora es que parece haber un cierto porcentaje de pacientes en los que el cannabis exacerbará las convulsiones. De modo que no sé si lo utilizaría como primera línea de tratamiento, solo por el hecho de que existe un pequeño riesgo. Si nada está funcionando, vale la pena asumir ese riesgo, pero no sé si vale la pena hacerlo en una primera instancia. En especial, también, porque hay tantos tipos y causas de epilepsia. Quizás en un futuro, cuando sepamos cuáles son los mejores cannabinoides para cada tipo de epilepsia, podría entonces plantearse como primera opción terapéutica. Pero por el momento no lo sabemos.­

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EN CANCER­

- ¿En qué otras enfermedades han estudiado el uso del cannabis?­

- En nuestro laboratorio estamos estudiando el cáncer, no para el aspecto paliativo sino como tratamiento de la enfermedad.­

- ¿Todos los tipos de cáncer?­

- Trabajamos con un poco de todo: tenemos un proyecto sobre diferentes tipos de leucemia pero también estamos estudiando melanoma, glioma y otros. Tenemos el proyecto en epilepsia. Hemos obtenido recientemente el financiamiento para investigar en esclerosis múltiple. Estamos estudiando distintos aspectos de inmunología y empezamos también un proyecto en alzheimer.­

- ¿Cuáles son los resultados que obtuvieron en cáncer?­

- Son investigaciones de cultivo tisular, es decir que son estudios en líneas celulares. No estamos aún en el estadio de investigación en humanos, estamos todavía tratando de entender los mecanismos. No tenemos ninguna cura aún. Pero pudimos observar que hay distintas cepas de cannabis que pueden matar algunas células cancerígenas específicas, en tanto que en otras no produce ningún efecto. Realmente depende del tipo de célula cancerígena o de la mutación que ese cáncer tenga y de la cepa de cannabis que se use. Lo que estamos tratando de hacer ahora es aislar los cannabinoides que son importantes en algunas cepas con las que obtuvimos resultados en cáncer. Lentamente, estamos reduciendo el número para determinar cuáles cannabinoides son los que importan. El próximo paso será investigar en ratones y luego en humanos. ­

También estamos colaborando en investigaciones de inmunoterapia para el cáncer y así observamos que en las personas que estaban usando cannabis mientras se sometían a inmunoterapia se dio una reducción de la eficacia de la inmunoterapia. Por lo tanto, no todo es bueno. Hay que ser cautelosos. Si una persona está recibiendo inmunoterapia, probablemente no deba usar cannabis porque el cannabis es inmunosupresor.­

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EL SUEÑO Y LA INDUSTRIA­

- También están estudiando la relación entre cannabis y sueño.­

- Sí, estamos tratando de entender cuáles tipos de cannabis o cuáles cannabinoides son importantes para contribuir al sueño. Porque algunas cepas pueden promover el sueño y otras producir lo contrario. Queremos entender cuáles son las moléculas importantes y mirar si tienen efectos en las distintas etapas del sueño. Porque, por ejemplo, las personas con trastorno post traumático que usan cannabis reportan que no recuerdan las pesadillas, lo cual para ellos es algo muy bueno. Por eso estamos tratando de entender cómo es esto posible, cómo está regulando las diferentes etapas del sueño, como la REM.­

- ¿Qué postura tiene la industria farmacéutica ante las investigaciones en cannabis medicinal?­

- Están expectantes. Saben que será lo próximo. Y asumo que en el futuro las personas no utilizarán las plantas sino las moléculas de cannabis que sean necesarias. Hay ahora distintas compañías farmacéuticas que están desarrollando fármacos basados en cannabinoides. Por lo tanto, no creo en la teoría conspirativa que indica que las farmacéuticas están en contra del cannabis medicinal. De hecho, algunos de nuestros financiamientos vienen de empresas farmacéuticas y muchas patentes pertenecen a estas empresas.­

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ESCAPAR A LA ADICCION­

- ¿Cree que es difícil compatibilizar el uso médico del cannabis con el control del uso recreativo de esta planta?­

- Hay muchos medicamentos farmacéuticos que pueden ser adictivos. Casi todos los medicamentos para el dolor pueden ser adictivos. Algunos de los medicamentos contra la tos son adictivos. Por lo que no veo la diferencia entre esos medicamentos adictivos y el cannabis, que también lo es.­

- ¿Hay todavía gran desinformación al respecto?­

- Sí, todavía se ve que cuando se recomienda a alguna persona usar cannabis medicinal, dicen que no quieren convertirse en adictas, que no quieren estar `drogadas'. Pero, en términos de adicción, es más seguro que el tabaco. Se estima que alrededor del 10% de las personas que empiezan a usar cannabis se convertirá en adicta. Mientras que con el uso de nicotina esa cifra asciende al 30%, y con el alcohol es mucho peor. Estos dos últimos productos son legales. Al menos para el aspecto medicinal, el cannabis debería ser legal. No debería ser legal para uso recreativo; las personas no toman aspirina para divertirse, es decir que debería ser como cualquier otro medicamento.­

- ¿Cuál supone que será el futuro del cannabis medicinal?­

- Parece que ahora hay un gran boom. Todos están hablando del tema. Creo que va ir cambiando lentamente y más personas lo van a utilizar. El problema es que no hay suficiente conocimiento. Se trata de un fármaco que las personas están utilizando sin siquiera saber si es efectivo o no, solo porque escucharon que alguien más lo usó. Y, definitivamente, hay riesgos vinculados con el cannabis. Espero que si, al igual que en Israel, otros países retroceden y hacen investigación básica, luego se podrá convertir en una medicina real. Espero que en el futuro sea un fármaco real, que sea prescripto por un médico y se pueda obtener en la farmacia.­