"El amor es lo único que puede ayudar a cerrar la grieta"

Daniela Manfredi, autora del libro "Ser feliz por el sólo hecho de existir", dialogó con La Prensa sobre el contenido del volumen, que apunta a sanar los problemas emocionales, lograr el autoconocimiento y hasta a resolver los conflictos con el otro.

Daniela Manfredi es escritora, filósofa, profesora de educación física, tiene una maestría en yoga integral y reiki, y es la creadora de Santosha, un concepto de vida que significa "ser feliz por el sólo hecho de existir", homónimo de su primer libro, que apunta a sanar a la persona en cuerpo y alma a través de técnicas, conocimientos e introspección personal.

Dichas herramientas son una mezcla de conceptos orientales y occidentales, "pero adaptados a nuestra forma de vivir, lo que el ser humano de este lado del mundo necesita" explica la autora a La Prensa, en referencia a la compleja actualidad de este siglo que ha modificado conductas y valores. 

Su debut literario, editado por Dunken, busca enseñar una terapia alternativa e innovadora en el medio local, que se complementa con talleres y clases particulares a fin de encontrar la plenitud emocional y física de cada paciente. 

"Se trata de toda la filosofía del ABC del buen vivir, que armé e integré de acuerdo a varios aspectos, tanto de la meditación, del yoga, de la psicología hindú, la budista, la transpersonal, siempre bien del lado oriental. El libro también tiene cosas de Occidente, pero están ligadas con la actividad física". 

-Eso es porque a los occidentales les cuesta mucho ser espirituales ¿no?

-Totalmente. En Oriente se le da mucha más atención a eso y al mundo emocional. En la India, por ejemplo, la verdad está en el interior, mientras que a nosotros nos crían al revés, con la mente puesta en el exterior, en lograr cosas y tener objetivos materiales. Por eso es necesario ir al alma de cada uno para saber qué es lo que quiere. Acá parece que es todo lo mismo: tenés que estudiar, trabajar, casarte y tener hijos, y tal vez no todas las almas tienen el mismo destino.

-¿Ya tenías el nombre del libro definido?

-No, y tiene su historia (risas). Como es la filosofía del ABC, yo le iba a poner "El ABC del buen vivir", pero cuando estaba a punto de publicarlo con la editorial Dunken me llega un e-mail de un estudio de abogados que me decía que ya existía una revista de ascensores que nombraba el "buen vivir", ¡pero era de ascensores! (risas), y me objetaron que no podía poner ese título en el libro. Ahí me lo replanteé y me bajó la idea, que inclusive me pareció mejor porque ser feliz por el sólo hecho de existir (pase lo que pase) es el significado de la palabra santosha en sánscrito. Es un estado, nosotros no tenemos un sinónimo igual, es como un estado de contentamiento, plenitud y dicha elevados. Así que por eso pensé: siempre hay un por qué y un para qué.

GRIETA

-Hoy en día en la Argentina la grieta política ha dividido familias, amistades, compañeros de trabajo... Teniendo en cuenta la filosofía del libro, y no pretendiendo resolverla pero, ¿podría ayudar a cerrarla?

-Tiene mucho para aportar y resolver la grieta. La espiritualidad bien llevada a cabo tiene amor, y el amor es lo único que puede unir. Con el correr de las prácticas espirituales, lo que se trabaja es en tratar de disolver nuestro ego, entonces empezás a vibrar en otra frecuencia, a comprender la vida del otro, las necesidades del otro. Ello logra el abandonar los fanatismos. Trascender las ideologías es fundamental para tener una mirada más pacífica y objetiva de la realidad. Una vez leí una frase que me encantó y se aplica a la grieta: "Ser nada para entender todo, y ser nadie para entender a todos".

-En un pasaje de tu texto hacés la comparación entre las tareas que hacemos cotidianamente y el poco tiempo que dedicamos a la introspección personal. ¿Ahí está la clave del ABC?

-Es una clave importante. Si las cosas que hacemos no las meditamos o las razonamos y actuamos por automatismo, somos seres casi robotizados. Hay que cuestionarse: ¿esto lo hago bien? ¿Me está haciendo bien? Prefiero ir por acá, por allá... 

-Y siempre le echamos la culpa al otro...

-Claro. Si yo entro en conflicto con otra persona eso me está indicando que hay algo que yo tengo que aprender. Más allá de si esa persona se portó mal o bien. Ahí es donde tengo que poner la mirada sobre mi interior y ver qué me está queriendo decir esta experiencia. Lo más importante es que yo crezca, lo que pase con el otro veré.

-Una de las quejas en nuestro país es que no se enseña educación emocional y los chicos viven en el "hacer", con lo cual no se aprende a ser feliz sino a lograr cosas. 

-Y justamente me parece lo más importante, por eso la primera parte del libro habla de la emocionalidad. Una persona que no puede administrar sus sentimientos, que no sabe lo que le sucede, no puede nunca manejarse bien en cuanto a los vínculos. Te enseñan a conseguir cosas y no lo primordial que es relacionarse con los demás. Si no entiendo lo que me pasa alrededor no puedo ser feliz nunca. Es fundamental que se trabaje y se incluya la educación emocional desde chiquitos. Tampoco se enseña bien la cuestión física, porque se enseña mucho deporte pero nada de cómo cuidar el propio cuerpo o la alimentación, y eso debería incluirse en la currícula.

-Hace poco fuiste víctima de un hecho delictivo y perdiste trabajos importantes. Sin embargo, vos aplicaste el ABC del buen vivir, no te desanimaste y empezaste de nuevo. Le diste la bienvenida a los problemas como decís en tus páginas...

-Sí (risas), vienen para mostrarnos algo. Por supuesto que los primeros días lloré, pero no se trata de evadir las emociones, sino de manejarlas. O sea, al día siguiente yo estaba muy triste porque además de robarme el auto y vivir una situación fea, también se llevaron un pendrive con información de un trabajo de dos años: seminarios del libro, datos de santosha, etcétera. Pero bueno, pasaron los días y entendí que debía empezar de cero, replantearme cosas, ajustar un poquito el qué dar y cómo darlo, así es como rehice los seminarios, saqué los power point con los que los daba y me hizo enfocar mi energía hacia otro esquema, más simple, y que incluso me permite generar más. En resumen, sentí que el robo fue un cachetazo para despertarme, para hacer lo que me falta alcanzar de mis sueños, para no seguir perdiendo el tiempo. Fue muy notorio: la vida me sacó todo el pasado para abrir espacio al nuevo camino.

-Teniendo en cuenta esto que te pasó, ¿es fundamental dominar la mente?

-Es lo más importante. Sin emocionalidad y sin dominar la mente no se puede vivir, no hay forma. Por lo general no nos educan para eso, entonces la mente nos "toma". Lo que tenemos que hacer con ella es tomarla en nuestras manos. Si la cabeza "se va" tenemos que traerla de vuelta. Por ejemplo, si estamos tomando un café y empezamos a imaginar nos perdemos el momento. Hay que enfocar nuestra mente, nuestro sentir y nuestro cuerpo en lo que estamos haciendo. Si uno está presente la mente está quieta. Por eso meditar ayuda mucho en aplacarla y bajar los pensamientos.