"Los fenómenos extremos en las lluvias llegaron para quedarse"

La sequía se prolongará, afirma Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del Inta. La variabilidad de las precipitaciones será una constante. La tecnología y el manejo de información resultará clave en la toma de decisiones. "Los productores rurales argentinos tienen una capacidad de adaptación enorme", confía el experto.

No las tiene todas consigo el sector agropecuario. Motor de la economía, principal vector exportador y fuente de divisas, apenas si logró rehacerse de las inundaciones del año pasado y ahora padece el azote de una prolongada sequía. Tanto que en el borrador del Gobierno se estima que las pérdidas directas sobre los productores podrían superar los u$s 2.800 millones, socavando el nivel de crecimiento previsto para el actual ejercicio a partir del efecto multiplicador del desastre sobre la economía.

Sufren los cultivos en todas sus variedades la falta de agua, pero también genera complicaciones en la ganadería. Para los expertos la variabilidad en materia de lluvias es un escenario que llegó para quedarse. Eso es lo que afirma Carlos Di Bella, director del Instituto del Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Será imposible prever las dimensiones del exceso o la falta de agua en el campo, pero al menos el productor ahora dispone de recursos varios, y la información es uno de ellos. La toma de decisiones en el sector, enfatiza el especialista, estará desde ahora y más que nunca vinculada a los datos que se manejen en materia de clima.

-¿Cómo se puede dimensionar este fenómeno? ¿Cuánto cayó el registro de lluvias?

-Este fenómeno climático conocido como sequía es realmente difícil de dimensionar. El tema es muy complejo y medirlo es complicado. Si se toma sólo la lluvia caída, lo que veo es que llovió el 60% menos que lo normal. Entonces se hace un mapa con eso y asocio el fenómeno con la caída en el rendimiento de los cultivos y listo. Pero no es así.

-¿Y cómo es?

-Obviamente los cultivos no sólo dependen de la cantidad de agua que cae, sino también de lo que ya está en el suelo, de lo que viene de las napas. También hay que contemplar cómo el suelo, por sus características propias, le cede el agua a las plantas. Según la textura o la porosidad de los suelos será más o menos fácil que la planta pueda absorber agua. La cantidad de líquido en la palangana es la misma, pero es aprovechada de distinta forma por los cultivos. Son complejas las variables que intervienen en cuánta agua tiene disponible un cultivo, más allá de lo puntual de la lluvia.

-¿Qué otras variables impactan sobre el rendimiento de los cultivos en este escenario de sequía?

-Hay un montón de herramientas, y dentro de estas hay que sumar lo que llamamos el manejo. Es decir, si alguien sembró antes o después, tal vez ahí le escapó al problema de la falta de agua. O tal vez agravó su situación. No es lo mismo un maíz tardío que uno temprano, no es igual una soja de primera que se siembra en octubre que una soja de segunda que se cultiva en enero. Cada cultivo tiene su resistencia o su momento de máxima sensibilidad.

VOLATILIDAD

-El año pasado hubo grandes inundaciones y ahora el campo padece sequía. ¿Cómo se explican estos cambios?

-Tiene que ver con la variabilidad más frecuente de las lluvias.

-¿Es un fenómeno que se puede considerar normal o viene de la mano del denominado cambio climático?

-Hay una frase que dice que lo más constante que tiene el clima es su variabilidad. Se trata de un fenómeno muy variable desde lo atmosférico, en tiempo y espacio. Si algo ha caracterizado esto es su variabilidad y vemos que cada vez es más intensa y frecuente. Eso algunos científicos lo asocian al cambio en el clima y a las temperaturas globales.

-¿Y es así?

-Cuando hablamos de cambio en el clima, estamos mencionando el cambio de las temperaturas en el mundo. Pero el cambio en las lluvias, pese a que su registro es un electrocardiograma, en términos medios se mantiene. La media no ha cambiado en materia de precipitaciones.

-¿Cuáles son las perspectivas para el resto del año?

-Realmente es muy difícil saberlo. Hay herramientas disponibles, avances tecnológicos y muchos conocimientos. Tenemos sistemas muy complejos para pronosticar el corto plazo. Las proyecciones para los próximos meses dicen que hasta fines de marzo para gran parte de la región pampeana el registro de lluvias será igual o inferior a la media. Esto es lo que probablemente ocurra a corto plazo.

-¿De qué herramientas se valen para proyectar esto?

-Nosotros utilizamos algunas herramientas, como el satélite, para el seguimiento de estos eventos. Si sigo sólo al suelo, veo el agua y no sé si el cultivo la puede sacar. Si miro la atomósfera, contemplo una parte del agua que le llega a la planta. Con el monitoreo satelital logramos ver lo que realmente le pasa a los cultivos.

-¿Hay cultivos más afectados que otros por sus características propias?

-Todo depende de la zona, no se puede realizar una generalización. Pero si hablamos de cultivos de verano, el maiz es más sensible que la soja, y la soja menos sensible que el girasol.

GENETICA

-¿La genética aplicada a las semillas les permite resistir mejor una crisis por falta de agua?

-Sin dudas que este será el gran desafío de los próximos años. Esto de la variabilidad de las lluvias, los fenómenos extremos, vino para quedarse. Será el escenario de los próximos años. La variabilidad será una constante, con mucha o poca lluvia. Y no sabemos dónde o cuándo tendrá lugar el fenómeno.

-¿Cómo debe prepararse el productor rural ante este escenario volátil?

-Un productor en el futuro cercano deberá manejar buena información climática y de suelo para poder tomar decisiones. La genética incorporada en muchos genotipos da resistencia a excesos o déficits de lluvias. Tendrán que revisar el manejo de adaptación a los cambios. Deberán estar preparados para sembrar antes o después. Si viene más agua, pueden utilizar más fertilizante para que el cultivo rinda más o sembrar más juntito. O bien sembrar distanciado porque hay poca agua o no utilizar tanto nitrógeno. Deberán hacer un cambio más fino para adaptarse a los cambios. El rendimiento de los cultivos dependerá de cuánta información maneje el productor, cuan buena sea y cómo se la asocie.

-¿El productor argentino está a la altura de las circunstancias? ¿Cuenta con todas esas herramientas?

-Estamos muy bien en ese terreno. Los productores rurales argentinos tienen una plasticidad y capacidad de adaptación enorme.

-¿Se preveía esta sequía histórica? 

-No teníamos una previsión a largo plazo. Pero a medida que fue avanzando el fenómeno se fueron generando en diversas instituciones pronósticos de mediano y largo plazo a tres meses. Ya desde agosto se veía que la primavera iba a ser seca. Y que a medida que pasaran los meses, la cosa iba a continuar así. Se extendió durante todo el verano. Pero en el Inta tratamos de ser cuidadosos con los pronósticos. Proyectar a tres meses es una audacia.

-¿Se pudo paliar la situación con riego artificial o en los cultivos extensivos este mecanismo es imposible?

-En cultivos extensivos a gran escala no se puede. En algunos sectores de la región pampeana existe el riego integral y el complementario. En muchos lugares están esos pivots de riego que se utiliza de manera complementaria. Se gasta mucha electricidad para regar en un momento crítico. Por ejemplo, para regar cinco milímetros de agua, llevado a una superficie de 100 hectáreas, se necesitan miles de metros cúbicos y eso representa un gasto enorme. Uno puede hacer eso y regando una semana se salva el momento crítico de un cultivo. Las flores necesitan agua para formar el grano y el cambio al regarlas es super impactante. Pero es imposible hacerlo durante toda la campaña. Con este nivel de déficit hídrico es inaplicable el riego.