Habrá que hablar con las mejores universidades de ciencias políticas y de ciencias económicas del mundo para que elaboren de una vez por todas un manual para entender la política argentina en el siglo XXI. Uno que se leyó algunos libros no es capaz de definir cómo es el sistema que rige nuestro país y con el que nos manejamos. Nada encaja en los cánones normales de los viejos manuales que definen con certeza los diferentes modelos a seguir, somos inéditos, diferentes, "raros", lo que sí seguro somos es ORIGINALES.
Vamos a dar ejemplos de esta mezcla que supimos conseguir. Tenemos los únicos sindicatos mayoritarios de derechas; tuvimos un gobierno populista durante doce años que agrandó la pobreza; ahora tenemos un gobierno de derecha acusado de neoliberal que se pelea con los empresarios y los industriales. Van más: deciden darle libertad a la cotización del dólar, pero todos los días salen a contenerlo; dicen que el sistema fiscal argentino es asfixiante pero en lugar de corregirlo suben los impuestos; aseguran desde hace años que podemos darle de comer a 400 millones de personas pero tenemos dos millones de compatriotas que pasan hambre; juran que van a terminar con la inflación y después de decir que será de un 15 por ciento este año hacen una conferencia de prensa para decir que se equivocaron y que será del 20.
Mauricio Macri inaugura un monumento a Perón cuando los peronistas son la oposición; los sindicalistas son millonarios; los empresarios quieren las ventajas del proteccionismo estatal y del libre mercado todo junto. En Argentina inventaron la vieja perinola y una de las caras dice "Todos piden" y en otra se lee "Nadie pone". El campo saca las papas del fuego (nunca mejor dicho) pero no le dan ventajas. El costo laboral de nuestro país es de los más caros, pero piden que se generen puestos de trabajo en blanco que al final se trasladarán a los precios y así seguimos. Dicen que hay que achicar el gasto del Estado y ayer se crearon cinco secretarías ministeriales. Se eliminaron los parientes directos de los funcionarios de la administración pública pero se dejaron los amigos y los parientes con otro apellido. Dicen que hay que recaudar pero frenan los juicios confiscatorios para poder recuperar los miles de millones que deben el grupo de empresas de Cristóbal López y OCA.
La ex presidenta decía que éramos un ejemplo y el actual jefe del Estado asegura que estamos mejor, pero ninguno puede demostrarlo. Macri abre el debate sobre la despenalización del aborto pero está en contra. El papa Francisco pasó de ser el enemigo a ser un militante y nadie sabe qué piensa. Los dueños de grandes, medianas y pequeñas empresas aumentan los precios jugando a los porcentajes: si la nafta aumenta el 3 por ciento, ellos aumentan el 3 por ciento el precio del producto que elaboran o venden y luego dicen que la inflación los mata. Somos incoherentes hasta la médula. Tenemos dos partidos, hoy mayoritarios, que nadie puede definir a ciencia cierta: el justicialismo y la alianza Pro-Radicalismo. O sea que a la hora de votar no sabemos qué votamos. Y así seguimos, eligiendo personas y no ideas. Definitivamente hay que poner blanco sobre negro y dejar todo bien claro para saber qué somos y dónde estamos. Que alguien nos ayude a definirnos por favor, solos no podemos porque no sabemos.
V. CORDERO