A los industriales los aterra la importación

La esgrima verbal que sostienen por estos días los principales dirigentes de la Unión Industrial Argentina y el Gobierno, en casi todas sus líneas, obedece a un escenario económico que le resulta incómodo al sector manufacturero.

Es verdad que la inversión ha dado signos de vida en algunos rubros, pero la realidad es que los empresarios fabriles padecen cuatro tormentos: la actualización de tarifas, que eleva los costos; el escaso stock de créditos en pesos y las altas tasas de interés; la presión impositiva récord y el marcado ingreso de las importaciones.

De los cuatro azotes, los industriales saben que en dos tienen la batalla perdida: las tarifas continuarán con su cronograma de actualización hacia precios de mercado luego de una década con boletas de risa, y el programa destinado al crédito productivo llegará a su fin en diciembre. Las tasas, claro está, seguirán altas. Pero, peor aún, el Gobierno ha dado un viraje a su política de endeudamiento y ahora aspira en la plaza local muchos de los pesos que necesita la industria.

La presión impositiva, en cambio, comenzará a transitar su parábola descendente, reforma mediante. Pero el gradualismo que impone el Gobierno hará que los frutos recién se vean dentro de cuatro años. Aquí a los industriales no les cabe más que la resignación y la espera.

Pero donde realmente creen que tal vez puedan dar pelea, ganar algún round, es en el ingreso de las importaciones de bienes finales. Medidas técnicas no arancelarias se imponen en todo el mundo y son una forma de contener el embate de economías más competitivas. En la UIA piensan que es posible ir por ese camino para quedar a salvo de algunas importaciones. Por lo pronto, sutilmente utilizan el verbo cuidar, a sabiendas de que proteger es un vocablo que le genera urticaria al Gobierno.

Los ejemplos abundan en materia de importación. Pero el sector que la semana pasada encendió la mecha fue el Alimentario, denunciando la importación de latas de tomate perita desde Italia. Las compras en el exterior alcanzan el 35% de la producción local, el equivalente a lo que producen cinco o seis pymes industriales del sector.

CASO POR CASO

La consultora Radar elaboró un documento en el que se subraya el impacto de las importaciones en diversos rubros industriales. Vale la pena repasarlos caso por caso: 

* Complejo Automotriz: se registró un fuerte crecimiento de vehículos terminados acompañado de la caída de la producción, afectado por menores ventas al mercado local de autos nacionales (-7,5% 2015 vs 2017). Las importaciones de autopartes pasaron de u$s 7.900 millones a u$s 8.300 millones (+5%). Las importaciones de neumáticos también se mostraron al alza: +35% (en toneladas) las importaciones de aquellos para livianos y +44% las de vehículos pesados.

* Equipamiento eléctrico: dado que la actividad del sector cayó -20% según Adimra entre 2015 y 2017, hubo en los hechos una sustitución de producción nacional por importados.

* Insumos siderúrgicos: las compras en ferroaleaciones crecieron +376% en tn.; Formas Primarias, +266%; y Recipientes, 80%.

* Maquinaria Agrícola: la producción nacional creció, pero la participación de los tractores importados sobre el total llegó a 30% en 2017 (era 7% en 2015). En sembradoras, el incremento de la importación medida en dólares fue de +593% (u$s 2 millones en 2015 a u$s 18 millones en 2017). Pulverizadoras: +303% (u$s 7 millones en 2015 a u$s 29 millones 2017). Silos: +167% (u$s 3 millones en 2015 a u$s 8 millones 2017).

* Fitosanitarios: desde 2015 subieron un 38% en total. De ese porcentaje el 63% tiene origen chino.

* Calzado: las compras en el exterior de calzado terminado crecieron 54% desde 2015.

* Textil e Indumentaria: entre 2015 y 2017 las importaciones crecieron 83% medidas en cantidades.

* Marroquinería: las importaciones subieron +97% en unidades entre 2015 y 2017. Se estima un cierre de cerca de 50 fábricas del rubro en igual lapso.